El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CS) organizó ayer (domingo 16 de mayo) una reunión de emergencia para tratar la situación en el Medio Oriente. En un momento de la reunión, realizada mediante videoconferencia, el representante de Israel ante las Naciones Unidas, Gilad Erdan, sostuvo ante la cámara la fotografía de una mujer asesinada por uno de los cohetes lanzados por Hamas, mientras denunciaba un “ataque a gran escala para destruir al Estado de Israel”. También señaló que “mientras Hamas ataca a civiles, Israel ataca a terroristas”, y reiteró en varias oportunidades que Hamas utiliza a civiles como escudos humanos “celebrando cada una de sus muertes para incrementar el reconocimiento internacional por su causa”.
La reunión especial del CS, presidida por China, forma parte de los muchos intentos por parte de la ONU para tratar de encontrar una solución al conflicto israelí-palestino. Al ser el único órgano de la ONU cuyas resoluciones tienen poder vinculante, posee la capacidad para establecer medidas más efectivas para mitigar el conflicto. Pero el CS cuenta con el obstáculo de requerir que ninguno de sus cinco miembros permanentes (China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia) se oponga a una resolución, cosa que suele ocurrir cuando se trata de asuntos relacionados al conflicto israelí-palestino.
Según reportes, durante la semana que pasó, Israel destruyó dos edificios civiles en respuesta a una agresión por parte de Hamas, con la justificación de que albergaban objetivos militares. Si tomamos como cierto lo que señala respecto a la estrategia de Hamas de usar personas como escudos, la posición del embajador israelí es entendible: cuando Israel es atacado por misiles disparados desde Gaza, ¿Israel no puede, ni debe responder, porque si lo hace, sería muy difícil no afectar a la población civil, utilizada por Hamas como escudos humanos? La respuesta sería más fácil si se tratara de actos que no tienen antecedentes.
Desde que la Asamblea General de la ONU aprobó en 1947 la resolución mediante la cual se establece el plan de división del territorio de Palestina, dando lugar a la creación de dos Estados, uno árabe y otro judío, han ocurrido diferentes agresiones y violaciones del derecho internacional afectando a ambas Naciones. Revisando datos publicados por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), unos 5.700 palestinos murieron entre 2008 y 2020, mientras que casi 120.000 resultaron heridos. Durante el mismo período, alrededor de 250 israelíes murieron y aproximadamente 5.600 resultaron heridos. Estas cifras, sumadas a los mencionados reportes, parecen demostrar que Israel está llevando acciones que no toman en cuenta principios de proporcionalidad, de precauciones frente a población y bienes civiles, y de distinción de objetivos militares, establecidos por el derecho internacional.
Pero tampoco se puede condonar las provocaciones y acciones violentas de Hamas, que comete actos que violan los Derechos Humanos y el derecho internacional. Tal vez, para algunos palestinos los excesos de Hamas son necesarios, pero, para otros, constituyen actos terroristas. Palestina alega que actúa en respuesta a la política de Israel que permite ocupar ilegalmente territorio palestino. La más reciente resolución del CS (2334 del 2016) relacionada al conflicto afirma que
“el establecimiento de asentamientos por parte de Israel en el territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, no tiene validez legal y constituye una flagrante violación del derecho internacional y un obstáculo importante para el logro de la solución biestatal y de una paz general, justa y duradera”;
y exige que Israel ponga fin de inmediato y por completo a todas las actividades de asentamiento en el territorio palestino ocupado.
La posición del Perú[1] respecto al conflicto sigue la tendencia de la mayoría de los Estados en respetar el derecho internacional y aboga por la solución de dos Estados en base a las fronteras mutuamente reconocidas antes de 1967, la importancia del cumplimiento de la resolución 2334 del Consejo de Seguridad, así como la condena de actos terroristas, abusos cometidos contra los derechos humanos y el reconocimiento del derecho de Israel a preservar su propia seguridad y existencia.
La imagen del representante de Israel sosteniendo la foto de una victima del conflicto mientras denuncia el uso de civiles como escudos humanos resulta desconcertante, ya que se percibe como si estuviera escudándose él mismo detrás de un civil, pero no en el campo de batalla, sino para justificar los actos del país que representa en el escenario político de las Naciones Unidas.
En la reunión del domingo la mayoría de los Estados llamaron a un alto al fuego y condenaron las agresiones de Palestina y el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel. Además, reiteraron su desaprobación al establecimiento de asentamientos en territorio palestino. Linda Thomas-Greenfield —representante de los EEUU ante la ONU— en cambio, omitió condenar expresamente a Israel, lo cual resulta entendible si se toma en cuenta que Israel es un aliado con poder nuclear dentro de una región estratégica por su diversidad cultural y política, que además cuenta con la mayor parte de reservas petrolíferas del mundo. Pero la respuesta de los EEUU es esencial para definir si el CS hablará con una sola voz para frenar la violencia en el medio oriente, o si, más bien usará su poder de veto para escudar a Israel frente a posibles sanciones por violaciones del derecho internacional.
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[1] El Perú en el Consejo de Seguridad (2018-2019) Diplomacia Constructiva en Tiempos de Polarización Reflexiones del Equipo Peruano, publicado por la Fundación Academia Diplomática del Perú, 2020.