En medio de la crisis que seguimos viviendo, una noticia que pasó desapercibida fue la publicación de los nuevos lineamientos para la educación sexual integral, aprobada por el Ejecutivo el 3 de junio.
Contexto
Por un lado, 623 fueron casos que la Plataforma SIseve del Ministerio de Educación ha reportado como violencia escolar por orientación sexual e identidad de género entre 2013 y 2020. Se destaca que hay 56 000 adolescentes peruanas que viven en uniones y matrimonios tempranos, y que en 82% de estos casos se trata de relaciones forzadas que afrontan adolescentes mujeres. Además, 71% de las niñas y adolescentes que tuvieron su primera unión o matrimonio entre los diez y los diecisiete años abandonó la escuela por causa del embarazo y el cuidado de sus hijos e hijas.
Por otro lado, en cuanto a la trata de personas, hubo 3412 víctimas entre 2009 y 2017. De ellas, 81,5% tenían entre trece y veinticuatro años y 66,4% correspondió a casos de explotación sexual, según el Ministerio Público.
También, de los 131 feminicidios ocurridos en 2020, diecinueve correspondieron a niñas y adolescentes, y de los 87 926 casos de violencia contra la mujer, violencia familiar y violencia sexual, 9582 fueron niñas, niños y adolescentes. Finalmente, 1380 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de violación sexual durante la pandemia, según el MIMP.
Lineamientos
Entonces, los lineamientos aprobados se sustentan en el Proyecto Educativo Nacional al 2036 y la Política Nacional de Igualdad de Género, que protegen el derecho humano a recibir una educación sexual integral. Toman también, entre otros, la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que reconoció que la educación es la mejor alternativa para avanzar en el respeto irrestricto de los derechos de las personas y erradicar situaciones de violencia, como la violencia contra la mujer, reconocida por el Tribunal Constitucional.
De esta manera, se establecen orientaciones para la implementación pertinente y oportuna de la educación sexual integral en las instituciones y programas educativos de educación básica, públicas y privadas, y sus diversas modalidades, niveles, ciclos y modelos de servicios educativos para la vivencia de la sexualidad de manera segura, responsable y saludable, en cada etapa de desarrollo y madurez de las y los estudiantes.
Además de la definición y características de la educación sexual integral, están sus componentes, entre ellos se encuentran —además de la identidad y la corporalidad— la autonomía y el autocuidado, el pensamiento crítico y el comportamiento ético, la afectividad y las relaciones interpersonales. Quiero detenerme en el pensamiento crítico, pues señala que se promoverá el cuestionamiento de aquellos mitos sobre sexualidad, estereotipos de género y conductas sexistas transmitidos por la cultura, generando violencia de género y el análisis de situación de inequidad y vulneración de derechos humanos y derechos sexuales, como feminicidios, violencia en la relación de pareja, embarazo en adolescentes, uniones, paternidades y maternidades a temprana edad, explotación sexual en espacios públicos, violencia en entornos virtuales, violencia sexual, acoso cibernético o engaño a través de las redes, y dichos contenidos serán abordados en cada etapa de desarrollo de los y las estudiantes.
Hay un lineamiento expreso de articular con aliados y aliadas de la comunidad, así como de buscar el fortalecimiento de los directivos y docentes. Están muy claras las responsabilidades del Ministerio de Educación, y la coordinación con el Ministerio de la Mujer para la atención en los Centros de Emergencia de las víctimas de violencias en las escuelas, pero también de las familias, la comunidad y las estudiantes. Hay una ruta, y tiene que estar en los planes de trabajo; esto sin duda, mejorará la vida de los alumnos y las alumnas en el país.
También es preciso agregar que este es resultado del trabajo del Ejecutivo y de una demanda social de muchos años de la sociedad civil, organizaciones y colectivos que han venido luchando por la necesidad de seguir avanzando en el reconocimiento de nuestro derecho a una educación sexual integral. Así, como de estudiantes mujeres y hombres que viven con temor su vida en las escuelas, para no olvidar los casos de violación en el sistema educativo al que no hace mención la norma y los de acoso sexual en las universidades que quedan en la impunidad. Y que con mucha fuerza y valentía han venido haciendo sus denuncias las jóvenes universitarias.
Esto contribuirá a disminuir las brechas de género en la educación. En algunas regiones, la tasa de matrícula de las mujeres sigue siendo menor que la de los hombres. El mayor porcentaje de embarazo en las mujeres adolescentes está en el área rural y en la región de la selva. Ya la ENDES 2014 destacó que, del 84,4% de adolescentes embarazadas, el 48,1% dejó la escuela, y por falta de recursos, el 17,5%.
En los momentos críticos que vivimos, debemos ver lo que pasa en las regiones de nuestro país. Aún tenemos un 8,3% de peruanas de quince y más años que siguen hablando su propio idioma, y para ellas es necesaria una educación diferente. Me resisto hablar de analfabetismo. Este es el país que queremos cambiar y los nuevos lineamientos pueden ayudar, pero seguramente encontrará resistencias. Estaremos atentas para que no haya retrocesos y veremos que se aplique en todas las escuelas en el país.,