(“PROFE VLADO”)
Los gobiernos están cada vez más expuestos a una serie de cambios en su entorno, hoy lo apreciamos en la crisis sanitaria, crisis económica, la ampliación de la pobreza, los impactos del cambio climático, nuevas formas de relación con la sociedad, entre otros. Todo esto obliga a los gobiernos a mejorar el abordaje de estos desafíos buscando respuestas integrales.
A esto se suman desafíos país importantes; como la necesidad de una mayor formalización, disminuir la desigualdad, enfrentar la inseguridad ciudadana y la corrupción, así como atender desastres naturales; todos estos aspectos y otros más, requieren de una respuesta articulada por parte del Estado a fin de proveer a la ciudadanía de bienes y servicios de calidad y de mejores resultados en la implementación de políticas públicas.
En este entorno de cambio continuo y problemas que requieren una actuación articulada de los gobiernos; distintos países han ido desarrollando mecanismos de gestión y articulación del Alto Gobierno, a la medida de los nuevos retos emergentes; procurando una gestión integral de las prioridades gubernamentales que incluya una planificación con sustento en evidencias e información fiable, una implementación coordinada, el monitoreo y evaluación oportuno que permita generar acciones correctivas a las diversas trayectorias de gestión gubernamental y una estrategia de comunicación que pueda generar la mejor interacción entre el estado y la sociedad.
Una de las principales apuestas ha sido el modelo de Centro de Gobierno (CdG) como una alternativa para la gestión de las prioridades y una actuación con coherencia y unidireccionalidad. El modelo de CdG se ha implementado en diferentes países para coadyuvar al proceso de tomas de decisiones por parte del Jefe de gobierno y para enfocarse en lograr los resultados esperados en aspectos prioritarios de gobierno.
En el documento “Panorama de las Administraciones Públicas: América Latina y el Caribe 2017”, elaborado por la OCDE y el BID, el Centro de Gobierno es definido como “las organizaciones y unidades que prestan apoyo directo al jefe del gobierno (presidente o primer ministro) y que desempeñan ciertas funciones transversales claves”. A partir de este concepto, podemos identificar dos características básicas del modelo: el enfoque estratégico y su configuración dinámica. El enfoque estratégico está basado en la identificación de prioridades claves del gobierno que serán el objetivo principal del CdG; y la configuración dinámica se refiere a que el CdG puede estar conformado por una o más entidades de acuerdo con las funciones y necesidades que tenga cada gobierno, esta característica lo hace bastante adaptable y funcional a cualquier estructura gubernamental.
A diferencia de los ministerios y otras agencias gubernamentales, los CdG no brindan servicios ni productos directos a la ciudadanía, sino que se enfocan en desempeñar funciones transversales al gobierno en su conjunto. Es un mecanismo de gestión interna dentro del aparato estatal que permite la correcta organización de las prioridades de una determinada gestión gubernamental orientada al cumplimiento de sus objetivos y a evitar que las eventuales crisis políticas desvíen la atención del gobierno respecto a lo que espera lograr al final del mandato.
Exponemos este mecanismo de Alto Gobierno; pues hoy esta por iniciar lo que será el Gobierno del Bicentenario y que enfrentara un entorno de alta polarización política y social; no habrá espacio para muchos errores de descoordinación, desarticulación e incoherencias en la gestión gubernamental del Poder Ejecutivo.
En ese contexto; el CdG constituye un mecanismo oportuno; ya que se pueden identificar un grupo de funciones principales que tanto el BID como la OCDE han resaltado en una investigación desarrollada por Mariano Lafuente y Martín Alessandro[1], estas son: i) gestión política del gobierno; ii) gestión estratégica del gobierno; iii) coordinación de políticas públicas; iv) seguimiento y evaluación del desempeño gubernamental de las prioridades; v) comunicación del gobierno.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) elaboró una encuesta a 35 países respecto a sus modelos de Centro de Gobierno (CdG), estructura y principales funciones. En el documento titulado “Center Stage: Driving better policies from the Center of government” se destacan cuatro funciones principales que la mayoría de centros de gobierno tiene: a) apoyo en la toma de decisiones; b) planeamiento estratégico; c) coordinación intersectorial e intergubernamental; d) monitoreo del ciclo de políticas; a lo que se indica sumar funciones adicionales como la elaboración del programa de gobierno, el desempeño del buen relacionamiento entre poderes ejecutivo y legislativo, el manejo de la comunicación del gobierno, la coordinación con gobiernos subnacionales y funciones temporales específicas.
Tanto el BID como la OCDE coinciden en que los CdG deben tener una participación especial en apoyar en el proceso de toma de decisiones del Jefe de Gobierno, así como colaborar en la coordinación entre sectores y niveles de gobierno, a fin de alinear las prioridades de la Gestión Gubernamental de turno en todo el Estado.
En el caso peruano, la estructura organizacional del Estado y, particularmente, del Poder Ejecutivo, se encuentra establecida en la Constitución Política del Perú (Artículos 110° al 129°) y en la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo. De acuerdo a esta normativa, el Poder Ejecutivo está organizado de la siguiente manera: El Presidente de la Republica es el Jefe de Estado y Jefe del Poder Ejecutivo, como tal, dentro de sus principales funciones como jefe de gobierno se encuentran la de dirigir y aprobar la política general de gobierno; para ello, el Presidente cuenta con el Consejo de Ministros, el cual está conformado por los ministros y ministras nombrados por el Presidente, incluyendo un Presidente del Consejo de Ministros que los coordina. Dicha instancia, tiene como una de sus principales funciones, la coordinación y evaluación de la política general del gobierno, así como las políticas nacionales y sectoriales y multisectoriales.
Considerando todo lo descrito;, es preciso en la actual coyuntura de una nueva gestión de gobierno que la gestión presidencial – en adición a lo que ya existe – se apoye en un mecanismo de Centro de Gobierno, adecuado a su estilo de gestión, que acompañe la labor política y de coordinación de sus prioridades; de tal forma que se aumente la eficacia y eficiencia gubernamental en el Alto Gobierno, lo cual coadyuve a fortalecer la presencia del Gobierno en la atención de las principales demandas ciudadanas y genere los lazos de legitimidad y confianza que los actores involucrados en el sistema político estarán esperando. Ello debe generar una nueva ruta de la gobernanza e impregnar un sello de coherencia y unitariedad en la acción publica desde el Gobierno Nacional (Poder Ejecutivo) y se refleje también en el trabajo articulado con gobiernos regionales y locales a nivel nacional, consolidando la presencia de un Estado con empatía en las realidades y diversidades que tenemos a nivel distrital, provincial y departamental; poniendo al centro de dicho esfuerzo al ciudadano y la mejora de su calidad de vidas, en una línea de progreso integral y sostenible del país.
[1] Alessandro, Martín. The role of the center of government: a literature review / Martín Alessandro, Mariano Lafuente, Carlos Santiso. p. cm. (IDB Technical Note ; 581)
Excelente articulo sobre una gestion publica moderna