Un policía investigando un chantaje en Cataluña, un pequeño grupo de amigos pertenecientes a las familias más ricas de Barcelona, el proceso independentista y los siempre presentes sentimientos humanos, el amor, la traición, el odio, son los ingredientes que en la virtuosa imaginación creativa de Javier Cercas producen su reciente novela, Independencia.
Cercas es en la actualidad uno de los escritores españoles de mayor reconocimiento en el mundo. Y no es gratuito. Ha escrito libros relevantes, desde el exitoso Soldados de Salamina, pasando por el notable Anatomía de un instante, hasta su original El impostor.
Independencia puede considerarse una continuación de su anterior novela, Terra Alta, porque los hechos ocurren en la misma zona y se trata de una nueva investigación del policía, Melchor Marin.
Melchor es convocado a Barcelona para integrarse al equipo policial que tiene a cargo la investigación del chantaje al cual está siendo sometida la alcaldesa de la ciudad. En repetidas ocasiones, los extorsionadores (se deduce que son varios) han amenazado a la alcaldesa con hacer público un video pornográfico en el que ella es la protagonista principal, si es que no paga una importante suma de dinero. La típica figura del chantaje. Siendo una personalidad pública de primer orden, la policía llama a su mejor investigador, el mencionado Melchor Marin.
Empiezan a conectarse los diversos elementos que va arrojando la investigación. La alcaldesa recuerda que siendo una joven estudiante, había tenido una noche de desenfreno sexual con un grupo de muchachos. No descarta, porque nunca lo supo, que la hubiesen grabado y que la extorsión tuviese una base real: un vídeo de aquel encuentro de diversión y libertinaje carnal. Era necesario, entonces, recuperar la grabación y salvar su carrera política.
La agudeza del policía Melchor, en efecto, sigue en funcionamiento y logra hilvanar algunos hechos con la antigua historia de la orgía sexual. Identifica a un grupo de tres amigos de las familias más ricas y, por ello, igualmente poderosas, de Cataluña, dedicados, siendo jóvenes, a abusar sexualmente de las mujeres que buscaban por sus atributos físicos o por su liviandad. A ese pequeño grupo se le une un cuarto muchacho, el típico estudiante de clase media con acentuada pretensión arribista, quien hace las veces de camarógrafo de las agresiones sexuales. Se limitaba a grabar a sus amigos ricos y poderosos.
Es importante destacar cómo Cercas, con su habilidad creativa, logra relacionar los hechos con el contexto y luego descubrir la vinculación del poder, el abuso y la política. Por eso, llama la atención el título del libro: Independencia. La trama es la de un típico acto criminal investigado por la policía para sancionar a los culpables. Pero Javier Cercas, un militante y acérrimo opositor al independentismo catalán, logra, desde el título de la obra, poner el telón de fondo de dicha pretensión política en la historia policial.
En algún momento de la investigación, Melchor tiene un interrogatorio con uno de los responsables, quien le revela cómo los ricos y poderosos catalanes urdieron el independentismo como pretexto para lograr mayores rentas de Madrid, pero no para separarse de España. Lo que sucede es que se descontroló el proceso, terminó diciendo.
Esa es la magia creativa de Javier Cercas: manejar con maestría el relato policial y contextualizarlo en un marco político más trascendente. La extorsión a la alcaldesa de Barcelona se convierte en una objeción al proceso separatista por su futilidad. Se trata de una de las características de su literatura, aunque en el presente caso menos personalizada. En sus obras anteriores, Cercas es un personaje importante, en esta también lo es, pero marginalmente.
La agudeza del policía Melchor arma el rompecabezas y descubre a los responsables del chantaje. Otra vez: la política, la traición, la ambición.
La historia termina con un desgarrador descubrimiento personal del propio Melchor Marin, quien logra liberarse de la carga que lo motivó a convertirse en policía.
Javier Cercas se lee con facilidad, su discurrir es melódico, y entre la historia que relata y el contexto que la envuelve, descubres la cautivante atracción de la buena literatura.