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miércoles, noviembre 13, 2024

Llegó la hora. Decisiones electorales: todo cuesta

Algunos podrían pensar que esta semana llegará a su fin una campaña para el olvido. Me atrevo a sostener que esta es una campaña para el recuerdo por el frágil estado de la democracia peruana. Con los más altos niveles de polarización, desconfianza hacia las instituciones, y una gran desafección del sistema democrático y el Estado. Agravado por una gestión de la pandemia que, salvo los actuales avances en la vacunación, ha sido muy deficiente como lo revela la cifra actualizada de 180,000 fallecidos.

El frio inicio del último debate, donde ninguno de los candidatos pudo definir claramente el proyecto que nos proponen para el Perú del Bicentenario, es una buena metáfora del momento en el que nos encontramos desde hace ya varios años. La incertidumbre como estado natural.

De un lado, el candidato Castillo quien ha buscado encarnar la indignación pandémica y estructural de un país desigual y fragmentado ha mostrado saber catalizar la ira apelando a la polarización pobres vs. ricos, a un nuevo Estado omnipresente y a la opinión del pueblo como solución permanente. Coordinación, llamamiento, participación son palabras repetidas que al no estar en varios casos acompañadas de propuestas concretas carecen de contenido sustantivo. También avisan de que las reformas y resolución de los conflictos y demandas por las vías institucionales no son su opción.

Con muchos años como sindicalista sabe describir y movilizar, pero trastabilla al proponer políticas. Más allá de las rectificaciones que hace día sí y día no de sus propias declaraciones sigue bebiendo de sus fuentes originales: recelo de la inversión privada, mirada estatista de la economía y refundación total del sistema. Todo ello con un entorno político-partidario con sectores autoritarios y extremistas y con conexiones identificadas con facciones recicladas del senderismo. Son hechos, no valoraciones.

En mayo, en una entrevista dada al diario El País de España, Mariana Mazzucato una importante economista señalaba: “La izquierda se ha vuelto muy perezosa (…). Todo el discurso se centra en la redistribución. No existe una narrativa progresista que explique bien de donde viene la riqueza” . Opinión que aplica al espectro de la izquierda del Perú, pero no por ello hace menos responsable a la derecha nacional por el estado de insatisfacción y de vulnerabilidad actual. Al otro lado del debate la candidata Fujimori hablaba de un país “donde se distribuya riqueza y no pobreza”. La cuestión es que la lista de propuestas con medidas orientadas a captar votos en sectores muy segmentados -si son financieramente viables en este momento de crisis-, podrían ser efectivas en el corto plazo, pero se requiere una mirada de largo plazo.

El “cambio hacia adelante” no consiste en ensayar medidas coyunturales y puede que tampoco sea suficiente enmarcarlo solo en el miedo al comunismo. Esto no va solo de libertad o propiedad, va también de inclusión e igualdad, pero no hacia abajo. Es urgente afrontar la desigualdad estructural forjando un verdadero equilibrio entre lo público y lo privado, donde la fortaleza de lo primero permita dotar a la ciudadanía de un ejercicio real de derechos que ya están en la Constitución pero que requieren de prioridad, presupuesto y eficiencia en la gestión. Y donde la inversión privada pueda desarrollarse libremente, pero respetando derechos, regulaciones, medioambiente y evitando abusos.

Fujimori, al igual que Castillo, ha firmado compromisos democráticos sobreentendidos en otras democracias, tal es nuestra precariedad. Y acaba de estrenar disculpas por errores y legados autoritarios. Habrá quien le crea y quien no. La corrupción sobrevuela sobre ella, también sobre Castillo, a través de Vladimir Cerrón. En esta la semana convencidos, des-convencidos y dudosos ratificaran sus decisiones o empezaran a tomarlas en una elección que muestra el fracaso de proyectos más centrados y progresistas, no inmovilistas, tampoco radicales. Habrá que tomar nota y trabajar en ello para no volver a la zozobra. Ahora toca preguntarse si se da un salto hacia lo que puede ser un castillo de naipes o si con todas las cautelas, sin adhesiones ciegas y vigilancia democrática es posible caminar sobre un modelo que, aunque debe ajustarse severamente, tiene avances a preservar. Así es la elección que se forjó desde la política de la trinchera practicada en los últimos años.

(1) Entrevista disponible en https://elpais.com/ideas/2021-05-16/mariana-mazzucato-la-izquierda-se-ha-vuelto-perezosa-debe-centrarse-en-la-creacion-de-riqueza.html

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