Una gestión gubernamental eficaz debe enfocarse en diversos escenarios y problemas públicos a resolver de corto, mediano y largo plazo. Enfocarse en la promesa electoral como cambio o nueva Constitución, esta muy bien para ser coherente con los electores, pero debe tener en cuenta los tiempos que pueda llevar concretarla, y mientras se deben gobernar los problemas álgidos del país.
Un mandatario de la República, como cualquier liderazgo inteligente, debe sumar y convocar recursos humanos que permitan complementar capacidades y carismas personales y que mejore su espectro en los objetivos de gobierno. Más aún cuando el contexto eminente que tendrá que asumir es el daño de la deslegitimidad de su elección; provocada más por propaganda y noticias falsas que por la realidad.
Por ello la elección del gran coordinador institucional y vocero político del Estado, el Presidente (a) del Consejo de Ministros resulta transcendente, porque no sólo comparten Palacio de Gobierno en alas distintas, sino que este funcionario (a) por su cercanía física, pero también por sus competencias, más claramente de carácter político y de promover políticas, deberá ser el que trace acercamientos, puentes, precise, comunique y explique las decisiones gubernamentales en el más alto nivel.
Según la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, al ministro (a) que conduzca la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) le cupe proponer objetivos del gobierno dentro de la Política General, coordinar las políticas nacionales de carácter multisectorial; en especial, las de desarrollo económico y social; asimismo, formula las políticas nacionales del proceso de descentralización y de la modernización de la Administración Pública; y supervisa las acciones de las entidades adscritas a la PCM, como Osignermin, Ositran,Opsitel, Sunass, etc.
Su principal competencia es apoyar al Presidente de la República en la gestión de la política general del Gobierno y conducir el Consejo de Ministros en ausencia del Presidente, porque la Constitución le otorga al Presidente de la República presidir el Consejo de Ministros, con lo cual el ministro de la PCM, no es un Premier, propiamente dicho, ni un jefe de gobierno como en otros países.
La Constitución Política señala que la dirección y la gestión de los servicios públicos están confiadas al Consejo de Ministros; y a cada ministro en los asuntos que competen a la cartera a su cargo, por lo que los ministros son individualmente responsables por sus propios actos. Lo que quiere decir que el ministro de la PCM es un par entre pares, junto con los titulares de las otras carteras, y es esencia un gran coordinador en el Estado.
En esas condiciones las competencias y funciones son de tal tamaño que abarcan múltiples campos, pero por la configuración institucional-política en la que se encuentra la PCM no alcanza a tener dientes para morderlas o apenas dientes de leche para alcanzar resultados.
El ministro de la PCM, no es el jefe de los ministros o de lo sectores como a veces se puede colegir en la ciudadanía, por tanto, no puede exigirles, formalmente, cumplimientos ni rendición de cuentas sobre compromisos o resultados. Muchas veces los tiempos y prioridades de los sectores no son los de la PCM.
Esta figura es muy clara en el cumplimiento de compromisos multisectoriales en las mesas de diálogo donde se firman acuerdos de compromisos para gestionar conflictos, donde los sectores nacionales tiene su propia línea de tiempo, que suelen ser la de las urgencias políticas. Ni siquiera un tema tan cercano como la Reconstrucción con Cambios implementada el 2017 puede ser vista por el ministro de la PCM, porque la Dirección Ejecutiva de esta entidad, tiene rango de ministro, y es difícil penetrar esa autonomía.
Con ello, al ministro de la PCM le toca ver directamente, como dirigir el proceso de descentralización y supervisar sus avances en coordinación con los gobiernos regionales, desarrollar las relaciones entre el Poder Ejecutivo y los otros Poderes y coordinar la planificación estratégica concertada. Ninguno un tema menor.
En febrero de 2017, Fernando Zavala, ministro de la PCM impulsó el cambio en la estructura de esta cartera estableciendo siete secretarías de línea: Secretaría de Coordinación, de Comunicación, de Gestión Pública, de Gobierno Digital, bajo la Secretaría General; y la Secretaría de Descentralización, de Gestión Social y Diálogo, y de Demarcación Territorial, bajo el Viceministerio de Gobernanza Territorial, también creado en este momento.
La novedad de esta decisión que se mantiene hasta la actualidad, fue la creación del Viceministerio y que la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) pasaba a ser una Secretaría. La primera impresión es que los actores de los conflictos sociales y los problemas de demarcación estaban muy cerca de la Presidencia de la República y esta nueva estructura establecía un canal adicional con un Viceministro encargado.
Sin embargo, en temas de dirigir el proceso de descentralización, recordemos que fue Alan García quien fusionó, mediante un Decreto Supremo, el Consejo Nacional de Descentralización (CND), en una Secretaría, sin tomar en cuenta la Ley de Bases de la Descentralización, que creo al CND como entidad que conducía la descentralización con un responsable designad por el Presidente de la República, con rango de ministro y representantes de los gobiernos regionales y locales. Una entidad política, dio paso a una Secretaría, con los límites que ello conlleva. Este es uno de los problemas públicos pendientes de resolución. El funcionamiento eficaz de la descentralización y del aparato público en un Estado unitario.
¿Conviene retornar a un esquema de Oficina Nacional con un alto comisionado encargado de los conflictos sociales o la experiencia de la Secretaría es lo más conveniente? Respuestas que deben salir a partir de un balance de cuatro años de funcionamiento de este modelo, pero que debe estar acompañado de los cambios institucionales-normativos para darle a la cartera de la PCM los dientes duros que necesita.
Sólo finalizar, para resaltar una competencia poco visibilizada en la PCM, promover la participación y concertación sociales en la gestión de gobierno y coordinar con instancias de la sociedad en materias de interés nacional. Esta función junto con la de comunicación social que vela por tornar coherente la comunicación del Poder Ejecutivo en su conjunto, en tiempos crispados como el que se le avecina a la gestión del gobierno, un titular de la PCM, vocero político puede ser un factor ciudadano movilizador para estos tiempos difíciles en lo político y los social.