Los medios de comunicación y los grupos de poder, muy hábilmente han llevado el centro del debate político nacional, al color y la experiencia de Guido Bellido en la PCM, como si ese fuera el contenido fundamental de la perspectiva del Gobierno de Pedro Castillo; mientras aplican esta línea de desgaste y desgranamiento como una de sus tácticas de confrontación política, hay otro sector termocefálico y golpista que amenaza con la vacancia inmediata del estrenado gobierno.
Todos sabemos, que uno de los poderes reales detrás de la campaña demoledora del fujimorismo, son los grandes grupos mineros, respaldando con recursos económicos y humanos al aparato de la guerra sucia en los medios, a los promotores del “fraude” y a los operadores de las manifestaciones y grupos de choque. En vez de mirar a Willax y sus fantasmas, deberían leer los artículos del Diario Gestión que es la vocería de los grupos empresariales en estas materias.
Los estrategas de la gran minería, quieren impedir y ocultar a todo lugar que empiece el debate acerca de las medidas económicas del nuevo gobierno, respecto a las sobre ganancias o sobre utilidades del nuevo ciclo minero, que se caracteriza por el alza de los precios internacionales en el cobre, zinc, plata, entre otros; que hasta ahora no beneficia en nada al país, a pesar que estamos en una crisis sanitaria y económica en curso.
Saben estos grupos que parte sustancial del financiamiento a los programas: sanitarios, educativos, servicios básicos, infraestructura, agrarias, así como la generación de empleo masivo y temporal, comprometidos en campaña por Pedro Castillo, descansan en los ingresos fiscales que debe captar el Estado a estas sobre ganancias exportadoras; recursos que no solo ingresan al Gobierno Central sino que se redistribuyen a los Gobiernos Regionales y Municipalidades vía impuestos y regalías.
El debate sobre la afectación a las sobre ganancias no es de ahora, tiene un largo recorrido que vienen desde los anteriores ciclos de bonanza minera; Alan García estiró y pasó sombrero para “aportes voluntarios” que no fueron nada en comparación a la rentabilidad y ventas; así como Ollanta Humala empantanó el debate y aplicación de las regalías a las rentas y no a las ventas; como las empresas son campeones del fraude y la trafa elevaron sus costos de producción y la renta no alcanzaba a la dimensión de la producción.
En muchos países mineros se debate ahora estos tema, incluso organismos internacionales recomiendan que se debe afectar las regalías a las ventas de la producción y no a las rentas; porque con esta medida se recaudan ingresos reales desde el primer momento de la producción y exportación, y no como ahora que los pueblos ven durante años pasar miles de toneladas de minerales y las empresas todavía no contribuyen con nada, hasta que alcancen la supuesta rentabilidad tramposa firmada en contratos ley, amparados en el modelo entreguista del neoliberalismo.
Una de las batallas de fondo es esta, ubicada en el plano de la economía y en la captación de las sobre ganancias mineras; para financiar las políticas sociales del nuevo gobierno, se requiere una política soberana para obligar que parte sustancial de esas sobre ganancias sean captadas por el Estado Peruano; estas medidas y contribuciones es que nunca fueron aceptadas y aplicadas por los grupos mineros, con el amparo de gobiernos entreguistas y corruptos, a quienes sobornaron como a García o domesticaron como a Humala.
Este es el verdadero examen al Gobierno de Pedro Castillo y a sus ministros, verlos en su posición frente al programa económico y no en el color de su pasado; el pataleo de la ultraderecha en este tema es irrelevante y cínico, considerando que muchos ex senderistas, terminaron funcionales al fujimorismo económico y político en las décadas pasadas. Es de estos nuevos “arrepentidos” que el pueblo debe tener cuidado y no de los fanfarrones.