Con cargo a equivocarme – que tire la primera piedra el que no se equivoca en una situación tan complicada – por iluso o ignorante, creo que es el momento de mirar hacia el Acuerdo Nacional AN y también mirar al centro para lograr consensos, viendo el bosque antes que sea demasiado tarde y todos quedemos incendiados.
Considero que es el momento de recurrir a los sabios, como el maestro Jorge Basadre, que siempre miraba con luces altas, escribiendo lo siguiente hace más de 80 años:
“Al leer esto no faltará quien haga una mueca de sarcasmo, de amargura o de cólera, creyendo que se le habla de cosas manoseadas, vacías o cínicas. Porque la promesa de la vida peruana sentida con tanta sinceridad, con tanta fe y con tanta abnegación por próceres y tribunos, ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los Incendiados. Los podridos han prostituido y prostituyen palabras, conceptos, hechos e instituciones al servicio exclusivo de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y sus apasionamientos. Los congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nadie más existe. Los incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir. Los podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los congelados lo ven como un páramo; y los incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata. Toda la clave del futuro está allí: que el Perú se escape del peligro de no ser una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos.”
Lo que tenemos ahora en este complejo y querido Perú es un caos político, social, sanitario, económico, ambiental y ético, en el que cada uno y una no quiere escuchar a nadie, sino a uno/una misma/mismo. En plena crisis y tiempo de plagas, es indispensable llegar a acuerdos entre los múltiples sectores que actúan en nuestro país de todas las sangres, colores y olores.
Creo que debemos recurrir al AN modificando/aumentando su composición – con color y olor a pueblo -, pero sin arriar las banderas fundamentales de la Nación en el corto plazo (salud con vacunación, empleo con ingresos, cobrar deudas tributarias evitando fugas, educación presencial, afirmar una política exterior soberana y seguridad comunitaria), el mediano plazo (proceso constituyente para el cambio del modelo de producción, consumo, energía y uso sostenible de recursos naturales) y el largo plazo (Socialismo participativo plurinacional y biodiverso, inspirado en propuestas indígenas y ciudadana, marítimo-costeño-andino-amazónico)
Todo ello construido desde abajo y adentro con un Acuerdo Nacional, dirigido por el siquiatra Max Hernández – para mitigar nuestras locuras – que haga esta tarea, cevichando en la Costa, acullicando en la Sierra y masateando en la Selva.
Creo que lo demás … es lo de menos. Sobre todo los caudillismos de todo pelaje y el “cuotismo” partidario, abajo y arriba, que son las bases del caos actualmente existente. Salvo error u omisión.
Considero que el nombramiento del embajador Óscar Maúrtua es un acierto del presidente Castillo, mirando hacia el centro. Espero que Maúrtua afirme la Política de Estado en relaciones exteriores que trazó su antecesor Hector Béjar el 3 de agosto.
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