Vito Tanzi, el economista italiano que se desempeñó como director del departamento de asuntos fiscales del FMI en la década del 80, en su paper “El papel del Estado y la calidad del sector público” nos habla que hay que distinguir entre la calidad de las políticas económicas y la calidad del sector público.
Si hablamos de macroeconomía, las primeras se refieren, por ejemplo, a la política fiscal y monetaria, en cambio, la segunda se refiere a la característica que le permite alcanzar sus objetivos de la forma más eficiente posible. Un sector público deficiente hará más difícil la aplicación de una buena política: no podrá garantizar que las decisiones de política no se desvirtúen en su etapa de ejecución.
Agrega Tanzi que en la calidad del sector público puede influir la falta de algunas instituciones esenciales o el desempeño deficiente de las existentes. Según Tanzi, el desempeño de las instituciones públicas depende de muchos factores, entre ellos la calidad de su liderazgo y de su personal.
El paper comentado resulta muy relevante para la actual coyuntura política y económica de nuestro país. Los peruanos estamos viendo con preocupación las designaciones de ministros y funcionarios, llamados a ser los líderes de las instituciones en las que son designados, los mismos que no cumplirían con los requisitos mínimos de experiencia e idoneidad para los cargos. Más aún, se ha anunciado que los ministros y altos funcionarios se recortarán “voluntariamente” los sueldos a la mitad lo que como ya ocurrió en el primer gobierno de Alan García lejos de mejorar la calidad del sector público y de las políticas económicas, las deteriora.
Muchas veces no se trata del modelo económico que se aplica. Ya se ha discutido bastante que la población en su gran mayoría votó y desea cambios en el modelo económico aplicado en los últimos veinte años. De lo que se trata es de tener un sector público de calidad para la implementación eficiente de los cambios necesarios. Los gobiernos no fracasan por el modelo económico que aplican, necesariamente, sino por la calidad de las instituciones.
En el Estado peruano tenemos instituciones de calidad, entre ellas se distingue el Banco Central de Reserva, que basa su calidad en la calidad de su personal. Esta se ha logrado principalmente mediante el Curso de Extensión Universitaria que tiene 60 años de existencia y que es la fuente principal de selección de profesionales para ingresar a laborar a la institución. Otras instituciones han emulado este curso como la SBS y COFIDE.
Otra de las experiencias importantes para mejorar la calidad del sector público fue la construcción de la SUNAT a inicios de la década de los 90. Esta institución logró mejorar de manera significativa la recaudación tributaria que había colapsado como consecuencia de la hiperinflación en la segunda mitad de la década del 80. Esto se logró construyendo una institución basada en la meritocracia y en los Cursos de Administración Tributaria que lograron captar a los profesionales jóvenes del país.
A nivel de los gobiernos locales destaca la experiencia de las instituciones de administración tributaria local denominadas Servicio de Administración Tributaria (SAT), inicialmente en Lima durante el gobierno municipal de Alberto Andrade y luego en diez importantes ciudades del interior del país. La principal característica de los SATs fue la aplicación del principio de meritocracia en la selección y desarrollo profesional de sus trabajadores.
Ya más recientemente se creó SERVIR y la formación de gerentes públicos, con avances graduales, los que habría que habría que fortalecer y acelerar.
Existen así mismo diversas experiencias de buenas prácticas de gestión pública las cuales son premiadas año a año por diversas entidades privadas y públicas.
Nuestro país ha destacado por la implementación de adecuadas políticas macroeconómicas que han llevado a un crecimiento sostenido y baja inflación. Pese a los avances reseñados en este artículo no hemos destacado por la calidad de nuestras instituciones. Esta es una tarea pendiente. Lamentablemente en la actual coyuntura política y económica no estamos dando pasos en la dirección correcta. Si no enmendamos el rumbo tendremos un costo elevado que será difícil de remediar en el presente y en los años futuros.