Los discursos rápidos de vacancia enunciados desde algunos sectores no ayudan a que el gobierno se modere. La colocación de Pedro Bellido como presidente del Consejo de Ministros parece responder a una mala lectura de Perú Libre sobre la elección de la mesa directiva del Congreso. Inmediatamente, en Breña, pensaron que estaban a pocos votos de la vacancia, en lugar de continuar con posibles negociaciones sobre el centro.
Y a ello abona el hecho que las primeras movilizaciones en contra del gobierno hayan sido encabezadas por la facción más ultra de nuestra derecha – aquella que hablaba de fraude y golpe de Estado hasta la semana pasada – le mete más gasolina al fuego. ¿Alguien que defienda legítimamente la democracia va a marchar junto con quienes llenan de insulto al expresidente Francisco Sagasti o colocan con traje a rayas al señor Piero Corvetto?
Dicho esto, la presencia del señor Bellido sigue siendo inaceptable para un gobierno democrático y lo mejor para el gobierno y para el país es su dimisión, más allá de apaciguar el conflicto minero en Las Bambas. Lo mismo debería ocurrir con los titulares de otros sectores – Transportes y Comunicaciones, Defensa, Ambiente y Trabajo – que tienen acusaciones bastante serias y que, además, no tienen competencia suficiente en sus puestos. Los sectores de centro, derecha e incluso de la izquierda democrática debería concentrarse en estos nombres, antes que seguir el juego de nuestra ultraderecha.
Resulta muy evidente que este último sector no quiere la existencia de ninguna izquierda legítima en el país. Sin embargo, los sectores zurdos que se encuentran en el gobierno deben comprender que, así como existe esa derecha recalcitrante, también hay sectores de centro y derecha que desean que al gobierno le vaya bien y que, por lo tanto, hay una legítima preocupación por su rumbo.
En el Perú tenemos claros problemas de racismo, clasismo y discriminación de diverso tipo. También lo es que varios gabinetes han sido vistos con complacencia por procedencias sociales y universitarias más cercanas a nuestros periodistas y analistas. Sin embargo, hay que decirlo, buena parte de las críticas a las primeras acciones de gobierno, discursos y nombramiento no son racistas, clasistas o en búsqueda de un puesto público. Se pudo haber enunciado un discurso que hiciera alusión a nuestras múltiples deudas sociales e históricas sin llegar a una narrativa maniquea. Se pudo tener un gabinete de izquierda con paridad y cuadros de diversa procedencia geográfica y étnica mucho mejor que el que tenemos ahora.
Finalmente, cabe mencionar que, como todo partido de gobierno, Perú Libre tiene derecho a tener una participación en el gabinete. Pero tiene que ser consciente que debe tener sus mejores cuadros, así como el hecho que la participación del señor Cerrón en el partido y en el gobierno resulta inaceptable.