Llama la atención que Thomas Mann, un escritor alemán conocido por su carácter férreo y adusto, nacido en el siglo XIX (en 1875) y fallecido hacia la mitad del siglo pasado (en 1955), hubiese escrito un relato sobre su vida. Por esa curiosidad es que la lectura del libro resulta sugerente.
Se trata de una obra magníficamente escrita: prosa limpia y sin exuberancias, utilizando datos precisos y referencias concretas. Thomas Mann no es que se confiese en este relato personal sino que hace una apretada descripción de su vida. Combina, hasta donde se siente cómodo, el sentimiento que lo anima y la experiencia personal que lo acompaña. Evidencia lo que siempre fue, incluyendo su propia literatura: una personalidad discreta y ensimismada.
Declara que su vocación artística le viene por el lado de su madre, una hermosa mujer nacida en Río de Janeiro, Brasil, latina sensible y fantasiosa. De su padre, sostiene, heredó la conducía seria y circunspecta.
Fueron cinco hermanos, tres hombres y dos mujeres, con una vida familiar acomodada y una infancia feliz, según señala. El padre fallece a temprana edad y la empresa familiar termina liquidándose. La madre se encarga de todo en adelante, hasta que cada quien hace su propio camino.
Thomas va descubriendo su vocación por las letras. Estando en el colegio, siendo un joven estudiante, escribe su primera obra que fue recibida con amplios elogios de sus compañeros, pero sobre todo de sus maestros. Ese fue el comienzo de su deslumbrante trayectoria como escritor.
Hace una confesión sincera que no parece, o no se percibe en todo caso, como arrogante o vanidosa: dice que los éxitos que representaban cada una de las obras que escribía no le llamaban la atención, en realidad los esperaba, pues él sentía que tenía talento y que las cosas le irían bien.
Y no se equivocó, por cierto. En 1929 recibiría el Premio Nobel de Literatura.
Un dato relevante en su vida es que sus dos hermanas se suicidan. No detalla las circunstancias de esas desgracias, así como tampoco manifiesta sentimientos íntimos más allá de la pena que le suscitaron ambas muertes.
En este relato sobre su vida, Thomas Mann no abunda en sus intimidades: no se explaya acerca de su matrimonio, no relata las experiencias con sus hijos, no abunda en detalles familiares. Hace sí una referencia general, pero precisando lo que cabe, sobre el contexto que le tocó vivir y acerca del desarrollo de su obra creativa.
Declara que cuando le concedieron el Premio Nobel de Literatura, se enteró que había estado en la lista de los propuestos y posibles ganadores antes de que se lo otorgaran. Este hecho motiva el comentario de que la Academia Sueca estaba esperando que Thomas Mann produjera más obras mayores como “Los Buddenbrook” y “La muerte en Venecia”, lo cual consigue con “La montaña mágica”.
“Relato de mi vida” de Thomas Mann, es un apretado resumen de lo que el autor quiere contar de lo que vivió, sin mayores interioridades ni confesiones personales.
No es tampoco un itinerario de su trabajo creativo. No relata cómo nacieron sus ficciones, ni qué circunstancias las estimularon, así como tampoco de qué manera les empezó a dar forma.
Diría por ello que “Relato de mi vida” es, en suma, una visión panorámica de un hombre serio y bien formado, plenamente consciente de su talento y seguro, desde joven, de su éxito y trascendencia artística. La evidencia de su carismático manejo del lenguaje es elocuente.
Es probable que en ese detalle, el de la seguridad de su relevancia literaria -mayúsculo para el caso- radique la importancia de este libro: que Thomas Mann tenía un rol reservado en la vida, que cumplió cabalmente.