Con información del corresponsal de RFI, Stéphane Lagarde
Las cámaras de reconocimiento facial y el seguimiento de los teléfonos móviles vigilan a los periodistas y estudiantes extranjeros en China. El sistema, encargado por la provincia central de Henan, según Reuters, es el primer ejemplo conocido de una herramienta tecnológica personalizada para la represión de los medios de comunicación.
Los periodistas de la agencia de Reuters tuvieron acceso a un documento que demuestra lo que muchos ya sospechaban: el uso de las nuevas tecnologías en la vigilancia de objetivos predefinidos por las autoridades chinas, en este caso periodistas y estudiantes internacionales.
Estas 200 páginas de licitación del gobierno de Henan, consultadas por Reuters, contienen mucha información. El sistema compila archivos individuales. Utiliza 3.000 cámaras de reconocimiento facial conectadas a bases de datos nacionales y regionales; cámaras que pueden identificar a un individuo con máscara o gafas y cuyas imágenes son utilizadas por hasta 2.000 agentes.
La compra de un billete de tren o el registro en un hotel desencadenan una alerta a las distintas fuerzas de seguridad que están preparadas para actuar. El llamado a licitación establece que los periodistas se clasifican en tres categorías: roja, naranja y verde, en función del riesgo percibido por las autoridades.
Irónicamente, la licitación, por valor de casi 700.000 euros, se adjudicó el 17 de septiembre a la empresa china Neusoft, después de que las autoridades locales perdieran el 29 de julio la pista de los reporteros y el control de la narración.
Las inundaciones en Henan en julio llevaron a los medios de comunicación a la zona y como respuesta hubo cortes de electricidad y de Wi-Fi durante varios días que dejaron a las cámaras sin poder mostrar las imágenes de la catástrofe. Cuando la conexión regresó, los periodistas de la BBC, Deutsche Welle, Los Angeles Times, Agence France Presse y otros fueron objeto de una campaña nacionalista en la plataforma Sina Weibo, según informó el Club de Corresponsales Extranjeros de China.
El uso de las nuevas tecnologías para agilizar la vigilancia del Estado no es nuevo, pero es la primera vez, según Reuters, que un documento lo demuestra.
Esta vigilancia de los chinos a través del «big data» salió de las sombras con la pandemia del Covid-19. Ya en el invierno de 2020, las empresas de inteligencia artificial y los profesionales de la vigilancia se jactaban de poder escanear las calles en busca de personas que tuvieran incluso un poco de fiebre y denunciarlas a las autoridades.
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