Me preguntaron por el desempeño del Congreso en sus primeros 120 días y respondí con una palabra: déficit.
Sostengo esta afirmación considerando las tres funciones esenciales del Congreso: legislar, fiscalizar y representar. De los cientos de proyectos de ley presentados en estos primeros cuatro meses, preocupa especialmente aquellos orientados a dar marcha atrás en la reforma universitaria y en la reforma política, así como los que buscan formalizar acciones y prácticas claramente ilegales y contrarias al interés común.
No todos los proyectos de contrarreforma han sido aprobados, felizmente. Por ejemplo, si bien el Congreso decidió que las elecciones primarias abiertas no sean obligatorias para las elecciones regionales y municipales del 2022, no se logró eliminar la exigencia de que los partidos políticos presenten candidaturas en dos tercios de gobiernos regionales, la mitad de municipalidades provinciales y un tercio de distritales.
Así también, se aprobó la extensión del bachillerato automático pero los promotores de la contrarreforma no han logrado aún –ojalá no lo consigan- debilitar a la SUNEDU y permitir que las universidades que no alcanzaron el licenciamiento sigan funcionando en desmedro de la calidad de la educación universitaria.
Esto me lleva a destacar una iniciativa que bien vale la pena respaldar. Recientemente se ha constituido el bloque multipartidario en defensa de la reforma universitaria[1], el mismo que está integrado por veinte congresistas pertenecientes a cinco grupos parlamentarios: Partido Morado, Perú Libre, Juntos por el Perú, Acción Popular y Alianza Para el Progreso. Este bloque multipartidario ha anunciado que su propósito es precisamente la defensa de la reforma universitaria ante los intentos por dar marcha atrás en la misma que proceden de actores vinculados a universidades privadas que no alcanzaron el licenciamiento por parte de la SUNEDU. Iniciativas de este tipo son una buena noticia y merecen nuestro respaldo y atención.
La confluencia en torno a intereses comunes en el Congreso me lleva a preguntar por el funcionamiento de la Mesa de Mujeres Parlamentarias, constituida hace aproximadamente quince años, pero de acción intermitente. Es deseable que esta mesa multipartidaria despliegue iniciativas efectivas en favor de la participación política de las mujeres dentro y fuera del Congreso.
Los esfuerzos multipartidarios en el Congreso llevaron en algunos periodos a la formación de bloques regionales, de los que actualmente no tenemos noticias.
En materia legislativa son preocupantes también iniciativas como la que busca “formalizar” el asentamiento en zonas de protección natural e histórica. Así también, preocupa el dictamen de la comisión de Constitución que restringe el derecho ciudadano de proponer reformas constitucionales.
Un aspecto a destacar del actual Congreso es la elección de los tres miembros del directorio del Banco Central de Reserva que le corresponde. El pleno del Congreso eligió a tres profesionales –dos hombres y una mujer- especializados en la materia e independientes de intereses partidarios, con ello ha marcado una diferencia respecto del Congreso anterior que designó a personas sin especialización en temas de estabilidad monetaria y con evidentes vinculaciones políticas como fueron Rafael Rey y José Chlimper.
El Congreso ha puesto en marcha el proceso de elección de magistrados del Tribunal Constitucional y la comisión responsable de la selección de postulantes ha iniciado sus actividades. Instituciones representativas de la sociedad civil han instalado un panel de expertos internacionales que sigue de cerca este proceso con el fin de garantizar que el mismo responda a criterios de transparencia y meritocracia y que no se reproduzcan las irregularidades que frustraron los dos últimos procesos de selección de jueces constitucionales.
Respecto a la designación de altos funcionarios por parte del Congreso llama la atención que no se haya puesto en marcha el proceso para elegir al defensor o defensora del Pueblo en reemplazo del doctor Walter Gutiérrez, cuyo periodo se encuentra vencido.
Mi apreciación general es que en sus primeros cuatro meses el Congreso ha estado marcado por la confrontación con el Gobierno más que por el cumplimiento de sus propias funciones; estos meses parecieran una continuación de la campaña electoral, una tercera vuelta como diría el entrañable Rafael Roncagliolo.
No me atrevo a pronosticar cambios en el futuro inmediato, una moción de vacancia presidencial se encuentra en proceso y podría marcar el devenir del Congreso hasta el final de la presente legislatura.
[1] https://twitter.com/BloqueEducacion