El problema con la derecha es que, por primera vez, se les escapó de las manos el control del gobierno. Ahora con el gobierno de Pedro Castillo, ya no pueden poner al ministro de economía, ni el ministro de energía y minas y demás cargos claves del gobierno, ni mucho menos. Además, al parecer, Pedro Castillo no es domesticable políticamente, resultó chúcaro. La receta que utilizaron con anteriores presidentes no les funcionó. La presión política y mediática no ha logrado doblegarlo. Lo único que queda es demolerlo y vacarlo.
Esta estrategia de la vacancia empieza con Pedro Castillo y termina luego con Dina Boluarte. La estrategia es hacerse del gobierno por el periodo de transición para recomponer sus fuerzas y avanzar con recuperar el control que tuvieron del Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación y del TC para evitar que sean investigados y juzgados como siempre lo hicieron. Luego convocar a nuevas elecciones con la esperanza de ganarlas, siempre y cuando logren el control de los órganos electorales.
Es por ello que insisten en estigmatizar al gobierno como un gobierno comunista y terrorista que va a destruir la sociedad para justificar su estrategia de vacancia. El problema es que la prolongación de la campaña electoral de la extrema derecha y sus medios se ha desgastado, solo se lo creen ellos y algunos incautos por más que la repitan. Además, no están considerando en su estrategia la reacción de las fuerzas sociales que podría ser tormentosa y con impredecibles consecuencias.
Un resumen de esa estrategia es la moción de vacancia de la congresista Patricia Chirinos o la narrativa política de López Aliaga que repite en cada entrevista. Con la moción de vacancia, el parlamento ha pasado de la estrategia obstruccionista a la estrategia enfrentamiento directo. La estrategia del obstruccionismo es la de impedir que el gobierno pueda desplegar y ejecutar su política de gobierno y bloquear legislativamente las iniciativas del ejecutivo. Ahora se trata de derribar el gobierno en lo inmediato y por cualquier medio. Las modificaciones constitucionales y del reglamento del Congreso apuntan en esta dirección, fortalecer al parlamento, debilitar al ejecutivo y justificar legalmente la vacancia presidencial.
Si bien es cierto no tienen los votos para vacarlo en lo inmediato y temen una posible reacción popular que pueda arrasar con el parlamento y perder soga y cabra. La estrategia en curso es darle un primer golpe político que debilite la legitimidad del gobierno de Pedro Castillo. La aprobación de la moción es un primer paso para demostrar la incompetencia de Pedro Castillo para gobernar. También, es una estrategia para medir fuerzas y definir con cuantos adeptos se podría contar de las otras fuerzas políticas que, en un primer momento, no se han embarcado en la travesía de la vacancia.
Sin embargo, el juego de la derecha puede rebotarle como un bumerang, dependiendo de una estrategia política que pueda formular el gobierno para enfrentar el enviste golpista. En primer lugar, se trata de poner en evidencia la vocación golpista de la extrema derecha y sus adeptos y, en consecuencia, su burla a la democracia. En segundo lugar, desmontar los fundamentos del golpismo, la mayoría de los cuales no tiene asidero en la realidad y más bien es una narrativa que desarrollaron las agencias de inteligencia norteamericanas en la época de la guerra fría y los centros de entrenamiento militar USA en donde se adoctrinaba a los militares latinoamericanos frente al peligro del comunismo. Tercero, mostrar una actitud proactiva para corregir las erróneas decisiones en las designaciones de funcionarios y poner orden en sus filas, que es flanco abierto para el ataque de la posición y sus medios.
Alguien, seriamente, con dos dedos de frente, se puede imaginar que en el Perú se va a instalar un régimen comunista, como los del siglo pasado. En pleno siglo XXI es un imposible, menos aún con un gobierno débil que apenas puede definir un gabinete, con 37 congresistas con graves limitaciones para conducir su labor legislativa y divididos en facciones, un partido de gobierno que hace agua por todos los lados e investigado por corrupción. Solo en la cabeza de limitados con los rospigliosis, chirinos, lópezaliagas u otros de la misma naturaleza, se les puede ocurrir tamaña cosa. Obviamente, ellos saben que sirve para justificar la campaña de la vacancia que rebota cierta prensa que fue sorda, ciega y muda con los latrocinios de sus patrones.
Alguien en el gobierno sabe cómo se instalaría un gobierno comunista. ¿Cuál modelo de gobierno comunista? ¿Los modelos que existieron antes de la caída del muro de Berlín? ¿El modelo cubano? ¿el modelo chino? ¿El coreano?, etc. ¿El modelo venezolano que nadie sabe lo que es, ni el mismo Maduro?
Lamentablemente tenemos una derecha muy poca ilustrada, incapaz históricamente de proponer una estrategia de desarrollo nacional, sin propuesta de qué hacer con el país. Lo único que hacen es seguir usufructuando lo que hay, chapando lo que pueden, sin un norte orientador que no sea mantener un supuesto statu quo hoy corroído por la pandemia. Nunca tuvieron una visión de país ni un espíritu nacional.
Nosotros hemos criticado y seguiremos criticando al gobierno de Pedro Castillo. Como ya lo hemos señalado ha cometido errores, pero de ninguna manera es una crítica para demoler y destruir un gobierno legítimo y democrático. Gobierno en el cual la gran mayoría del pueblo ha depositado su confianza y expectativa. Críticas si, para corregir el rumbo, propuestas para la gobernabilidad.
No creo que los rospigliosis, chirinos, lópezaliagas u otros de la misma naturaleza se crean el cuento del gobierno comunista, solamente usan ese estribillo porque saben que hay gente poco informada y temerosa que se lo va a creer.