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viernes, octubre 11, 2024

INDEFENDIBLE

La gestión del gobierno de Pedro Castillo en estos meses iniciales comienza a cruzar la línea de lo indefendible. Ni la troika de la extrema derecha parlamentaria, ni las calles organizadas y financiadas por Porky, ni la prensa concentrada que, durante la campaña electoral y luego, han mantenido un constante ataque al gobierno, ni sus gremios que protestan cuando les dicen que no recibirán un centavo de la publicidad estatal ha logrado lo que Pedro Castillo logró. Creó las condiciones necesarias para justificar un golpe de estado parlamentario. Resulta que el principal promotor es Pedro Castillo.

En cuatro meses ha despilfarrado su capital político a diestra y siniestra. La desaprobación (encuesta del IEP) pasó a superar la mitad (65%). Hasta ha perdido el apoyo de una parte de la izquierda que lo apoyaba. Ya no lo apoya. El 48% de quienes se declaran de izquierda lo desaprueban y solo el 42% lo apoyan. Ha perdido sus más importantes bastiones en el sur y el oriente. Su caída ha sido veloz, al ritmo de sus errores y la poca capacidad de enmienda. Ahora solo la cuarta parte de la población lo apoya, empezó con un poco más de la mitad y seguirá cayendo hasta su definitiva salida del gobierno si es que no enmienda rumbos.

Esta claro que estamos frente a un golpe de Estado parlamentario orquestado por la derecha extrema, la prensa concentrada y gremios empresariales que desde la segunda vuelta vetaron a Pedro Castillo. No es una simple vacancia, la moción propuesta no tiene los argumentos constitucionales ni reglamentarios para un vacancia. No se vaca por incompetencia o por nombrar funcionarios no idóneos.

Sin embargo, la mayoría de la población no está por la vacancia (55%), pero está harta de las angurrias de poder de una clase política mediocre que no piensa en el país. La desconfianza en el gobierno ha crecido, el 47% cree que en los próximos meses empeorará el gobierno. El 62% cree que no terminará su gobierno.

Si sirve de consuelo, el Congreso está peor, su aprobación es de 21%, 4 puntos menos que Pedro Castillo. Tenemos una parlamento que se atrinchera frente al temor de la disolución para lo cual está aprobando modificaciones a la Constitución y al Reglamento del Congreso para evitarlo, además, de cerrarle al gobierno las puertas para el cambio constitucional. Con la moción de vacancia se ha pasado del obstruccionismo como práctica política parlamentaria a la confrontación directa con el gobierno.

Hay que indicar, también, que el país no está en el caos y en la crisis total, pese a los errores de conducción del gobierno, tal como lo presenta la extrema derecha y sus medios concentrados. En economía vamos muy bien y el salud se va por buen camino. Además, de las estimaciones del BID, FMI y la CEPAL, están las recientes declaraciones del vicepresidente de la agencia de calificación Moody’s, Jaime Reusche, estimó que, a pesar de la inestabilidad política, la economía peruana podría crecer en 13.5% en 2021 y mantuvo la proyección del 4% para 2022, cuando se esperaba un menor dinamismos de la inversión privada.

Estamos sí, en un ciclo prolongado de inestabilidad política que se inaugura con el gobierno de Alejandro Toledo como consecuencia de la crisis de representación política de los partidos, que se inicia en la década de los noventa. Solo se resolverá con la recomposición de los partidos políticos y con su fortalecimiento.

El gobierno de Pedro Castillo nació débil y seguirá débil. Sobrevive gracias a las fuerzas políticas de centro como Somos Perú, AP y APP, ¿es difícil reconocer esta realidad política?

No es posible un gobierno de transformación del país y una estabilidad política que garantice la gobernabilidad si no se establece un sistema de alianzas políticas con las fuerzas de centro para enfrentar a la extrema derecha. Además, es importante consolidar la alianza con los gobiernos regionales, así como con las fuerzas sociales que lo apoyaron. Eso se llama estrategia de poder para garantizar su existencia política. No lo decimos ahora lo dijimos antes que asumiera el gobierno.

La estrategia era un gabinete multipartidario y gremial (SNI, CONVEAGRO y CANATUR) y una mesa directiva en el parlamento en alianza con el centro, tal como se les propuso. La política de solo contra el mundo, en las condiciones actuales, es un suicidio político. Solo en la cabeza de Cerrón puede caber. Ello significa negociar, ceder posiciones y obtener acuerdos duraderos. Plantearse una Asamblea Constituyente hoy es una ilusión política, no hay la fuerzas ni las condiciones políticas, ni siquiera una reforma constitucional vía el Congreso. Es arar en el mar. Ello no quiere decir, que puede formularse un proyecto de nueva Constitución que se ponga al debate nacional para dar la batalla política e ideológica, mostrar su consistencia y ganar adhesiones.

La política es el arte de lo posible, acumular fuerzas y ganar posiciones para los grandes cambios que necesita el país. Se requiere generar las condiciones para una estabilidad política y hacer viable un gobierno no anclado en el statu quo que la extrema defiende con uñas y dientes.

La vacancia del presidente Pedro Castillo abriría un ciclo de graves consecuencia económicas y políticas del país que puede generar una crisis mayor del sistema político. Es la demolición de la débil democracia por la fuerza de solo los votos parlamentarios. La derecha cree que unas nuevas elecciones los llevaría al triunfo para hacerse del gobierno nuevamente y PL cree que podría hacerse también del poder para implantar un gobierno hasta ahora no sabemos que es. Cree que las propuestas de su programa de gobierno es una alternativa.

La irresponsabilidad política de llevar al país al caos es de la extrema derecha por no aceptar un gobierno de izquierda. No proponen ninguna alternativa para el país que no se aplastar el gobierno. Aunque hay que precisar, si bien es cierto el gobierno de Pedro Castillo tiene un origen de izquierda y que venció a la extrema derecha, la pregunta es si es un gobierno de izquierda efectivamente, no por su composición sino por su acción y su política de gobierno.

Por otro lado, la caída del gobierno de Pedro Castillo sería una derrota política de la izquierda en general que pondría en evidencia que no es posible un gobierno de izquierda en el país. Ese es uno de los objetivos de la derecha extrema. Sería, además, un golpe político mucho más fuerte que el de Sendero Luminoso infligió a la izquierda en el periodo anterior. Una izquierda democrática que está superando los estragos del modelo del socialismo realmente existente: centralismo democrático, partido único, secretario general dueño del partido, estado totalitario y burocrático, economía estatal, supresión de las libertades. Es decir, “marxismo-leninismo”, esa secreción ideológica antimarxista inventada por el déspota José Stalin que fusiló a más de la mitad de su comité central y a todos sus opositores.

El fracaso del gobierno de Pedro Castillo fortalecería la derecha, sobre todo a la extrema derecha violentista y facista lo que es un grave problema para la democracia peruana como lo fue Sendero Luminoso.

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