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sábado, octubre 5, 2024

VERGARA Y SUS ENANOS

En un reciente artículo de Alberto Vergara que tituló “Enemigos ínfimos”, publicado en el diario La República (19/12/21), se pregunta respecto de la inestabilidad política, dice que los periodistas peruanos quieren determinar quién es el responsable, si la derecha golpista o el gobierno. Bueno, en la situación actual la respuesta es ambos.

Por otro lado, dice que los periodistas extranjeros son más acertados porque preguntan ¿qué diablos ocurre en el Perú? Ellos notan que se vacaba y disolvía antes que hubiéramos oído hablar de Pedro Castillo o María del Carmen Alva. Volvemos a lo mismo, inestabilidad política. Quienes están por la vacancia o la disolución, la derecha golpista y el gobierno. Obvio, Alberto Vergara.

Luego el autor se pregunta ¿Por qué los políticos optan por la destrucción? Responde que son los errores de los políticos. Cuando no. Keiko, PPK, Mercedes Araoz, Merino y etc., se equivocaron pues en su cálculos, como cualquier político de medio pelo. Cuál es la novedad.

Y luego de ello, Vergara nos ilustra con la gran respuesta de la fuente de inestabilidad: “una política signada por enanos que se odian uno a otros y que, al pararse frente al espejo, no ven a un liliputiense, como diría Calle 13, al Napoleón del caserío”. Era un problema de odios y no lo sabíamos. Caraju…alabado sea Vergara por el descubrimiento.

Dice que padecen de lo que los psicólogos llaman delusión: una distorsión importante de la autopercepción y cuando esto se expande da lugar a lo que llama “el síndrome de los enemigos ínfimos”. Concluye: “Batallan unos contra otros de manera incansable sin que ninguno pueda vencer. Más que una guerra, escenifican un suicidio colectivo. Y no aprende”.

Eureka, así que el problema de la inestabilidad política es el problema de unos enanos que tienen problema psicológicos. No me había dado cuenta de que todo la situación política actual viene de la delusión. ¡Era un problema psicológico! Creo que es un gran aporte de Vergara a la Ciencia Política la teoría de los “enanos políticos”, más aún si tienen problemas psicológicos, ya que permite la comprensión de la inestabilidad política. Además, Pedro Castillo padece este síndrome de los enemigos ínfimos que “interpreta este papel con brillo”, dice Vergara. Precisa, que el síndrome va de la izquierda, pasando por el centro, hasta la derecha.

Y yo que me había pasado leyendo, para entender este problema, a Sinesio López, Martín Tanaka, Steve Levitsky, Tuesta y 20 politólogos más, hasta leí el gordo libro de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política. Incluso, escribí y publiqué un libro “Crisis de representación y Reforma Política en el Perú”, para explicar las causas estructurales y normativas de la crisis de representación política en el Perú. Todo para nada. El problema era de enanos con problemas psicológicos. ¡Habrase visto!

Con Vergara aprendí una nueva palabra “delusión”, no equivocarse con desilusión, que es otro problema psicológico que me está pasando luego de leer el artículo de Vergara.

Entonces, estamos ante el mito del “provinciano redentor”, que sería el mito de gobierno construido y que “ahí radica nuestra inestabilidad: el personaje accidental que se cree la figura histórica que doblegará a cuanto rival se oponga”. Concluye que, “Y la consecuencia más nociva del fracaso ni siquiera es la inestabilidad, sino la manera en que defrauda a la población más pobre y excluida del país. Castillo es una oportunidad perdida descomunal”.

Yo más bien había pensado que lo que le pasa a nuestro políticos es que sufren la enfermedad del poder, el mal de Hubris. David Owen político y médico británico, nos ilustró sobre ello con su famoso libro: “En el poder y en la enfermedad. Enfermedades de jefes de estado y de gobierno en los últimos 100 años”. El síndrome de Hubris o Hibrys, según Owen, es el síndrome de la arrogancia, una distorsión de la personalidad por el ejercicio del poder que lleva a cometer sinnúmero de errores a los políticos. Bertrand Russell le llamo “embriaguez del poder”, un género de locura. El papá de Ollanta, para referirse al comportamiento de su nuera Nadine, decía que estaba “embriagada de poder”.

Vergara propone una solución, que Pedro Castillo y los enanos políticos se pongan a leer, ya que existe una vasta literatura en ciencia política que aborda las desavenencias entre ramas de gobierno y el desorden que generan. Y ya está. Yo estaba seguro de que la solución era acudir a un psicólogo, quizás especialista en psicología política, que haya estudiado en la UP o sea profesor allí y que pueda rescatarlos del síndrome de los enemigos ínfimos. Pero el asunto era rescatarlos de la supina ignorancia política.

Una idea digna de resaltar es el descubrimiento de Vergara “…un presidente centrista con menos escaños tenderá a ser más estable que un extremista de bancada más grande”. Ni más ni menos. Entonces, “la clave de la supervivencia está en la construcción de coaliciones no en la esperanza de derrotar a todos”. Primicia chocherita.

Finalmente, Vergara termina señalando que la inestabilidad política la producen los enanos pleitistas y mediocres que se niegan a cooperar y por lo tanto los terremotos nos seguirán sacudiendo. El deseo de Vergara para el 2022 es que los políticos se vean en el espejo para que distinga con nitidez que son unos enanos mediocres. Dice, “Pero tal vez más importante resulte desear que la población vea con claridad que ninguno de los enanos puede salvar a la patria”. Es decir, estamos jodidos.

Si hay enanos, entonces, habrá gigantes los cuales ha olvidado mencionar Vergara. Los enanos son una peste y los culpables de la inestabilidad política. Los gigantes no tendrían nada que ver con las inestabilidad política. Estos se comportan muy bien. Los gremios empresariales, los medios concentrados, las consultoras empresariales, los exministros de economía que todos los días contribuyen a la estabilidad económica y política del país, que impiden la fuga de capitales, la subida del dólar, el pánico financiero y que quieren tributar un poquito más para sacar adelante el empleo y el crecimiento del país. Estos actores no juegan ningún papel importante en la inestabilidad política y, además, exculpan al gobierno comunista de Pedro Castillo de tener algo que ver con esta situación. Los gigantes no son ni pleitistas ni mediocres.

Me pregunto ¿No será que los enanos no saben leer?

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