Aunque muchos todavía siguen creyendo que, las elecciones regionales y municipales son más vecinales que políticas, considero que las del 2022 están atravesadas por un alto componente político; serán una especie de tercera vuelta de las elecciones del 2021 que, concluyeron en denuncias y una alta polarización que caracteriza actualmente a nuestra coyuntura nacional.
Serán plebiscitarias en tanto sean un examen para el gobierno de Pedro Castillo, componente impulsado básicamente por los partidos de la ultra derecha que buscan reivindicar su derrota y por otro lado golpear políticamente a los que acompañaron al profesor, en el Gabinete Vásquez como son Perú Libre, JP, NP y el FA.
En esta dirección abonará la división de la izquierda a nivel nacional y regional, curiosamente Perú Libre lleva cantidad de caviares en sus listas, mientras que Juntos por el Perú acaba de sufrir el retiro del PC, Patria Roja y Nuevo Perú, este último en el Cusco se suma al Movimiento Autogobierno Ayllu; participan en este segmento también el FIA y el movimiento en inscripción TUPAC; todos ellos se reclaman tonos y semitonos progresistas.
La fragmentación en la ultraderecha nacional también es parecida: Renovación Popular, Avanza País y el fujimorismo; en el caso de la región han definido su participación los dos primeros, excepto el fujimorismo que sigue deshojando margaritas. En este espacio queda pendiente, la posición y participación del Apra nacional y regionalmente que, por las actuaciones de Castillo y Mulder han traspasado su ubicación centro derecha, para convertirse en uno de los abanderados de la ultra derecha, junto al PPC de Lourdes Flores.
La otra derecha también está superpoblada, con cinco agrupaciones en el partidor: AP, APP y Podemos nacionalmente y regionalmente son parte de esta estrategia e historial; a ellos debemos sumar a Pachakuteq y Kausachun. Todos actúan en dichas fronteras con un discurso radical de derecha, muy difícil de separar el hilo de su tradicional ubicación conservadora.
Residualmente queda el centro derecha con Somos Perú reforzado por lo que fue Democracia Directa y el Frente Esperanza de un sempiterno candidato, así como el partido Morado; debemos agregar a ellos al desaparecido grupo Tawantinsuyo. En este caso debemos estar alertas para ver los equilibrios de estas agrupaciones, para no ser devorados por un discurso radical derechista y avanzar hacia el centro.
Como se puede constatar por la cantidad de partidos en competencia, en esta fase inicial demuestra que hay una alta fragmentación, lo que generara una dispersión de los votos en estos cerca de una veintena de partidos; cantidad no siempre es calidad y veremos cómo reaccionan los electores ante tanta avalancha de símbolos y nombres confusos y desconocidos.
La representación y el perfil programático de los candidatos, también es bastante dudosa en tanto que sus diferencias no son notorias y explícitas; hay derechistas que se disfrazan de progresistas, y otros izquierdistas que hablan como misóginos y centralistas. Está de moda el populismo para todos los gustos.
Una primera conclusión de esta alta fragmentación y desubicación programática de los partidos y sus desconocidos candidatos, es poco probable la victoria alguna en la primera vuelta; habiendo una segunda vuelta en el horizonte las campañas tienen que colocar en su agenda dicha estrategia.
Una primera interrogante a resolver en la primera vuelta, es ¿cómo diferenciar la campaña regional y municipal del tono polarizante y excluyente de la campaña o escenario nacional de crisis? Rafael López ha radicalizado su enfrentamiento contra el Gobierno Nacional de Pedro Castillo, con la finalidad de desaparecer al electorado centrista y zanjar con el fujimorismo. Los poderes económicos y los grupos mediáticos apuestan por este discurso, obligando a la vieja derecha y el centro derecha a repetir la postura ultra derechista.
Otra segunda interrogante, será el comportamiento electoral de la izquierda oficial; Perú Libre y Juntos por el Perú asumirán los costos negativos o positivos del actual gobierno derechista que, sigue paralizado y arrinconado por los medios de comunicación y el poder económico, a través de una abierta guerra sucia; fake news que se aplican en Lima y se vienen perfeccionando también en la región. Así como por su permanente incapacidad y gris de su actual gabinete.
Finalmente los precandidatos futuros candidato a dedo que culminaran el protocolo de elecciones internas, vienen entrenando su nuevo rostro para el “performance” en el que deben: actuar, posar, sonreír, discursar, abrazar, endulzar con temas y hechos que normalmente no lo hacen cotidiana y sinceramente; pero como dicen las abuelitas “campaña es campaña y todo vale” en estos carnavales.