Mientras juramentaba el nuevo ministro de salud, el médico Condori, se comenzó a difundir, en diversos medios, sus cuestionadas actividades, mostrando que no cumple con el perfil que el cargo exige y están establecidas en la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (artículo 25).
Su fama de “vendedor de cebo de culebra” y “charlatán”, como lo denominó el Dr. Huertas en RPP, lo precede y, rápidamente, el Colegio Médico del Perú, la Federación Médica del Perú, la Asociación Nacional de Facultades de Medicina, 6 bancadas congresales y las más importantes sociedades médicas, han pedido su renuncia o reemplazo (lo que venga primero); en este caso, no resulta necesaria ninguna explicación, los hechos hablan por sí solos y son inaceptables.
No obstante, en un intento por defenderse, el ministro hace su debut en los medios y se presenta en dos entrevistas televisivas: el miércoles en un programa dirigido por un ex candidato de Perú Libre y el viernes, con Butters. Si en la primera trató de mostrarse -tristemente- altanero, con frases como: “(…) que me investiguen pe’ (…)”; en la segunda, dejó atrás lo altanero y hasta la dignidad, pues fue tratado sin respeto alguno, no solo como persona, sino como autoridad. El momento más bajo de la entrevista fue cuando el entrevistador, en su estilo matonesco, le espeta un “no me huevees, hermano”, sin reacción por parte del ministro. ¿Cómo generará confianza el actual ministro Condori, por lo menos en continuar con la gestión de la pandemia, si públicamente ha permitido este nivel de maltrato y falta de respeto?
Si a nivel social el panorama resulta sombrío, se suma a esta desalentadora realidad lo que viene ocurriendo a nivel del Sector Salud. Se produjeron las renuncias del viceministro de salud pública, de todos los miembros del Equipo Consultivo de Alto Nivel encargado de organizar y asesorar la ejecución del Plan Nacional de Vacunación contra la Covid-19, y un epidemiólogo senior del equipo de asesores de alta dirección. Un duro golpe a la línea de flotación de la estrategia nacional de lucha contra la pandemia, especialmente la campaña de vacunación.
Nuevamente, el ministro trata de reaccionar ante la situación interna y se rodea de algunos pocos y debilitados sindicatos del Ministerio de Salud y anuncia que los próximos funcionarios saldrán de estas canteras. Engañosamente, se presentó a los sindicatos como apoyo a la gestión, cuando en realidad sus dirigentes, como en todas las gestiones, solicitaban una cita para hacer llegar sus demandas.
Sin el reconocimiento técnico de sus pares, con la amplia desconfianza mostrada por los medios (el diario La República y El Comercio también han pedido su remoción) y sin capital político partidario -salvo los votos negociados en el Congreso- el ministro nace sin legitimidad política, ni técnica. Es más, hasta se podría decir que su designación pone en riesgo lo que mejor hizo la gestión de Pedro Castillo, el impulso de la vacunación contra el Covid19.
Esta situación ha generado cuatro problemas serios. El primero ya lo hemos descrito, la abierta confrontación del MINSA con diversas organizaciones de la profesión médica. El segundo, es el desconcierto y desmoralización en los propios trabajadores de salud, especialmente en las responsables de la campaña de vacunación. El efecto fue tan serio que la jefa de inmunizaciones del MINSA tuvo que salir a llamar al orden y pedir calma a sus dirigidas. Cómo les explicamos al personal de salud que sigue pautas científicas, que su máxima autoridad no cree en lo que se impulsa. Esto no debe suceder, y más aún cuando falta 20% de la población por recibir su segunda dosis (en Puno 40%) y 75% por recibir la 3ra (90% en Puno).
El tercero, es que la débil institucionalidad del MINSA se ve golpeada, especialmente en cómo establecer medidas de articulación concretas a nivel nacional, para impulsar la política de salud que atienda los efectos post pandémicos, lo que incluye las patologías no-COVID largamente desatendidas y postergadas.
El cuarto, surgen en la propia población. Por un lado, se debilita la confianza en el Estado como garante de la salud pública, recuperada, en parte, gracias a una exitosa campaña de vacunación de acceso universal, seguro y gratuito. También se ha creado incertidumbre sobre la continuación de la campaña, la cuarta dosis, los protocolos para el retorno a la escuela, entre otros temas que están ahora pendientes de ser revisados por un ministro a quien sus pares señalan como incompetente.
Sin embargo, un problema que no generó este ministro, pero lo puede agudizar, es el enfoque de salud pública que el Sector impulsará; y la vacunación no es el único frente. Zevallos deja un presupuesto que, contrario al primer discurso presidencial oficial, debilita aún más el primer nivel de atención y programas emblemáticos, como el orientado a la prevención y control del VIH/SIDA o la tuberculosis o el cáncer. Al respeto del cáncer, existen ya señales tempranas de desabastecimiento de medicamentos y que tienen que resolverse de forma urgente; así como, queda pendiente la aprobación del reglamento de la Ley Nacional del Cáncer. Además, hay que lograr la aprobación de un presupuesto adicional para las actividades relacionadas con el control de la pandemia.
Todos esto es responsabilidad directa del presidente Castillo al ceder esta posición a las presiones de Cerrón, el presidente en las sombras.
¿Cómo salir de este atolladero? Cambiar al ministro es la respuesta inmediata; pero, restañar las heridas, recuperar confianzas, reducir la incertidumbre requiere más que eso. Luego del cuarto gabinete y de esta decisión torpe en el sector salud, el presidente ratifica lo que muchos ya señalan con claridad, este gabinete no es el Gabinete que hará real la frase “Siempre con el Pueblo”, sino que es la apuesta por mantenerse en el poder a través de componendas o las ya conocidas “repartijas”, y lejano al pueblo que lo eligió.
«Todos esto es responsabilidad directa del presidente Castillo al ceder esta posición a las presiones de Cerrón, el presidente en las sombras».
Era de esperarse que el»portero» solo debía esperar su momento y su espera no fue en vano.
Mientras no exista cohesión verdadera en las fuerzas progresistas con hombres y mujeres honestas, competentes y convicción, habrá siempre desvarío popular.
¡Levántate, ponte de pie; recibe ese ojo sin límites!
Tiembla con su luz;
sacúdete como los árboles de la gran selva,
empieza a gritar.
Formen una sola sombra, hombres, hombres de mi pueblo;
todos juntos.
José María Arguedas.