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lunes, diciembre 2, 2024

GOBIERNO FALLIDO

El gobierno del presidente Pedro Castillo ha cumplido medio año y al parecer habría llegado al límite de su capacidad de poder gestionar el gobierno del país. Ya no da más. Es decir, estamos ante el fracaso del gobierno. Es un gobierno fallido. Un gobierno de la improvisación y de la mediocridad, salvo excepciones. Se ha dicho que gobernar no es administrar, sino que se trata de un proceso de transformación de la realidad en un sentido deseado.

Se ha producido una situación de desgobierno que nos está llevando a la ingobernabilidad. Se cierra una etapa del gobierno de Pedro Castillo y entramos a una de descomposición del gobierno y del sistema político. Hay una lógica autodestructiva en las decisiones que toma el presidente. Pedro Castillo ni dirige ni respalda a sus ministros. No puede construir gobernabilidad. Nuevamente a puesto en agenda la vacancia presidencial

El triunfo de Pedro Castillo para todos fue el triunfo, por primera vez, de un gobierno de izquierda, de allí la resistencia de la derecha, sobre todo de la extrema que hizo todo lo posible para impedir que Pedro Castillo sea proclamado presidente con el cuento del fraude. Una vez derrotada, pasó a la estrategia de la vacancia presidencial y al bloqueo del gobierno.

Desde la derecha hasta la izquierda se pensaba que estábamos frente a un gobierno de izquierda. Ya habíamos señalado en artículos anteriores que el presidente Castillo no iba a llevarnos al comunismo, ni al chavismo y menos a una Cuba. Tampoco que era un marxista-leninista y mucho menos un socialista. Nos quedamos cortos. Luego de su performance en el gobierno ahora podemos decir que tampoco es un gobierno de izquierda.  Llegó impulsado por un partido de izquierda, el apoyo de toda la izquierda partidarizada o no y de los sectores populares del país. Generó una gran expectativa y esperanza en el país que esperaba que las cosas cambiasen, que habría una gran transformación social en beneficio del país.

El problema es que Pedro Castillo no sabe que es ser un gobierno de izquierda, mucho menos como gestionar lo cambios que el país necesita. Hoy comprobamos que Pedro Castillo nunca fue de izquierda, que la mayor parte de los congresistas de Perú Libre tampoco lo son. Ellos son en mayoría maestros, sindicalistas y tiene diversas orientaciones ideológicas o no tiene ninguna, son de ideas conservadoras, algunos de sectas religiosas que abunda en el país. Nada más.

La mayoría nunca han tenido una formación política ni una militancia partidaria. Menos una experiencia de gobierno o gestión pública Tienen un escaso nivel cultural y educativo producto de las desigual distribución del conocimiento en la sociedad, muchos no han pasado las evaluaciones magisteriales. Más aún no quieren ser evaluados y están en contra de la Ley del magisterio. La mayoría de ellos apoyan la contra reforma universitaria.

Cuando analizamos la composición de los congresistas de PL, luego de las elecciones, solo cuatro de ellos eran militantes de PL, la mitad aproximadamente se habían inscrito semanas antes del cierre de la fecha límite para participar en las elecciones, la otra parte eran invitados. Es decir, no tenían trayectoria ni experiencia política que mostrar en su mayoría. Pero este no solo es el caso de Perú Libre, en las otras bancadas también se cuecen habas. Diríamos que el 80% de parlamentarios están por debajo de la media. La idoneidad para el cargo es escaza en estos tiempos.

Llegado al poder, Pedro Castillo se ha rodeado de un núcleo de “asesores” en el despacho presidencial que nunca en su vida estuvieron en el gobierno, menos en la alta dirección de gobierno, ni tienen la formación o experiencia para ser asesores, pero creen que pueden aprovechar la situación para salir de la pobreza. El caso de Bruno Pacheco es la muestra de ello. Borrachitos de poder manejan el Despacho Presidencial como su chacra. No tienen visión ni estrategia de poder.

Lo mismo ocurre en el gabinete ministerial, salvo honrosas excepciones. Pone y saca ministros sin ton ni son o para ver si achunta. Hay un sector de improvisados que creen que se han sacado la tinka porque nunca se imaginaron ser ministros, viceministros o directores y que piensan aprovechar la situación para agenciarse, en el más breve tiempo, de recursos y hacer su agosto antes que termine el gobierno.

Con el nuevo gabinete, el gobierno a virado a la extrema derecha, puesto que ha entregado la conducción del gabinete a un aprista y miembro o simpatizante del Opus Dei. Un conservador que ha pasado por varias agrupaciones políticas para llegar al poder como sea. Entregar el gobierno a la extrema derecha colmó el vaso de la paciencia y del sentido común.

La izquierda se ha retirado del gobierno y en general la mayoría de la izquierda, partidarizada o no, ha tomado distancia del gobierno de Pedro Castillo y obviamente ha pasado a un postura crítica. Le ha dado motivos para oponerse a sus políticas de contrarreformas y compromisos de sobrevivencia política con personajes de dudosa reputación política y moral.

Pedro Castillo es hoy un hombre solo y acosado por las presiones y las urgencias, sin las armas de gobierno para defenderse. Su fin será triste y la historia lo registrará como el resultado de la crisis de representación política que llegó a su máxima expresión. El palacio de gobierno es su “jaula de cristal, transparente y bien iluminada” (Matus), donde no tiene donde esconderse.

Se espera muy poco de un parlamento que habla de vacancias pero que esta poco dispuesto a desprenderse de sus curules si el proceso de vacancia termina en la convocatoria a nuevas elecciones generales. Defenderán con uñas y dientes su curul hasta el 2026, puesto que saben que nunca más volverán.

Por su parte la derecha empresarial, sobre todo la minera y financiera, aún sigue empujado a sus parlamentarios hacia la vacancia presidencial, aunque a estas alturas del programa, al parecer, ya no ven el peligro que se imaginaban con Pedro Castillo en el gobierno. Qué dirán los columnistas de Gestión y de El Comercio que atizaban el peligro del comunismo. Finalmente, la gran mafia debe estar tranquila, no tienen competencia, estos solo son arrancha celulares y nada más.

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