Estamos en una situación de anormalidad crónica, crisis prolongada y permanente, trama de empate catastrófico ni para delante o atrás, escenario de excepcionalidad, momento destituyente sin rumbo, agotamiento y crisis del régimen constitucional, etc.
En fin, son un conjunto de categorías que usan políticos, analistas, dirigentes, para señalar que estamos en una profunda crisis política y cultural sin salida, con una evidente fractura en la hegemonía del poder. Tantas son las grietas que no se puede resolver con los mecanismos normales o tradicionales, porque las fuerzas de la corrupción han capturado los mecanismos del Estado que hacen inviable cualquier solución de corto y medianos plazo, utilizando los mismos métodos de solución. Han desaparecido el consenso y el diálogo.
Cinco presidentes, otros tantos presidiendo el Congreso, elecciones complementarias y nuevas que no resuelven y profundizan la crisis de la representación; tanto así que, hasta los mecanismos constitucionales de control y solución de la crisis, fueron cambiados por el fujimorismo congresal. Partidos que pierden las elecciones y quieren gobernar desde los poderes colaterales; judicializada la política y acusaciones con fecha política desde la fiscalía, empresarios y políticos corruptos sin sentencia y acusación encabezando. Todo esto es el poder real y todo bajo la conducción y dirección de las cloacas mediáticas, que hace tiempo dictan las tramas y agendas políticas en la construcción de esta nueva hegemonía.
Pedro Castillo ha experimentado todas las fórmulas a mano: 1) radicalismo vacío con Cerrón y Bellido en su primer gabinete; 2) mesura y diálogo sin fuerza con Mirtha Vásquez, 3) aventura corrupta y misógina con Valer, 4) regreso con gabinete conservador del chotano y Perú Libre, repartija por medio con partidos de la derecha tradicional.
Los dueños del poder no aceptan ninguna fórmula y siguen instruyendo a su grupo de la ultra derecha a seguir levantando la táctica del desgobierno permanente. El Estado fallido de la llamada estrategia híbrida, es parte del arsenal de los grupos ultraderechistas, mientras desde los poderes fácticos sigan gobernando y manejando la economía y parte del Estado funcional con sus intereses.
El humor callejero y hasta las encuestas hablan claramente todos los días; el Gobierno es indefendible y peor el Congreso Nacional: más del 82% rechaza el comportamiento del Congreso, y otro 63% también lo hace frente al presidente Castillo; tampoco quieren la vacancia solo del presidente o con Boluarte de recambio; que se vayan todos dicen cerca del 50% y eso pone nerviosos a los golpistas del Congreso y a quienes desean quedarse en el poder, por eso aceleran el golpismo.
La gente está cansada del fracaso. Hablan del QUE SE VAYAN TODOS no como una simple consigna, representa el cansancio, hastío, repugnancia, rechazo al conjunto de la crisis política y moral del ejecutivo, legislativo, a las cloacas mediáticas, a los partidos y sus caciques, al poder judicial y sus fiscales enlistados; es un rechazo a TODO EL SISTEMA CORRUPTO E INEFICIENTE DEL NEOLIBERALISMO.
El abstencionismo político en esta crisis, bajo una falsa gobernabilidad, sería regalar y entregar el poder y voluntad al surgimiento de un golpe militar, justificado ante el vacío de poder e incapacidad de autogobernarse democráticamente por la actual crisis permanente y destructiva. La agenda y salida militar no es distante, es real y volvió directa e indirectamente en América Latina, en Brasil y Bolivia como ejemplos y casos cercanos.
Solo falta activar la espoleta democrática, ella pasa por grandes soluciones a los grandes problemas. A escenarios excepcionales, medidas excepcionales. Existen todavía los mecanismos constitucionales para avanzar por la vía de la renuncia, la acusación constitucional, o la falta de confianza al gabinete para recorrer el camino hacia unas nuevas elecciones. Esto exige que:
- Las fuerzas democráticas actuemos disruptivamente, rompiendo el esquema de la ofensiva golpista de la ultraderechista y el marasmo derrotista del gobierno; exigiendo el ADELANTO DE LAS ELECCIONES GENERALES PARA INSTALAR UN GOBIERNO DE TRANSICIÓN; porque ninguno de los actuales poderes tiene la legitimidad, el talento y la fuerza para resolver la crisis.
- CONVOCAR, PARALELAMENTE A ELECCIONES, UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, que formule el nuevo contrato social, económico, plurinacional, descentralista; capaz de superar la actual constitución agotada y manoseada por el fujimorismo y sus aliados que es la madre de la corrupción, la crisis y desgobierno, y aval del modelo privatista.
- Corresponder a los movimientos sociales, regionales, culturales, feministas, estudiantiles, plurinacionales, asumir la iniciativa de construir esta alternativa; es la única alternativa que tenemos frente al peligro destructivo de la actual coyuntura y de los partidos responsables de esta crisis, como el asomo de un militarismo golpista.
Lógicamente los que se deben ir no se irán de buena gana o felices; los tenemos que echar y derrotar en las calles, en el debate programático, con movilización y protagonismo social y regional; tomando las precauciones a las soluciones pactadas o traicionados que se vienen configurando debajo de la mesa, como pregona Perú Libre y los partidos de la derecha clientelar.
Ser parte de los arreglos vía Perú Libre-Derecha, para un gobierno conservador, traidor a sus electores, sujeto a los poderes fácticos en el modelo económico, prisionero permanente de la ultraderecha, es regalar la iniciativa y el escenario propicio para una acumulación de fuerza violentistas y racistas que se incuban y promueven desde los poderes fácticos.