Esa aburrida farsa de la vacancia -que teatraliza el Congreso Nacional ante la capitulación del Gobierno derechista de Castillo y Perú Libre- de todos estos meses se ha roto y esa ruptura ha llegado al pueblo y las regiones. Presurosas las cloacas mediáticas han querido robar el protagonismo popular para la agenda de la50 vacancia, así como los oficialistas de izquierda comparan esta huelga de los transportistas con la asonada de los camioneros frente a Salvador Allende antes del golpe pinochetista. Ni lo uno ni lo otro.
Durante la semana que se fue y las que vienen, hay movilizaciones de los transportistas, productores agrarios, gremios sindicales y laborales, frentes regionales, con distintas demandas y agendas; pero todas atravesadas transversalmente por la crisis económica que se reflejan en el disparo de los precios de primera necesidad, el alza de los hidrocarburos y subsecuentemente de los pasajes y transporte de carga.
La reacción del ex sindicalista Pedro Castillo que, ahora funge de Presidente de la República -cuestionando a los huelguistas- refleja sus limitaciones hasta de su condición dirigencial; del mismo modo que el gabinete funciona en modo derechista, recurriendo a la represión lejos de instalar mesas de diálogo y negociación.
Señalar que las jornadas de Huancayo, son una asonada de la derecha como inicialmente explicó el Gobierno nacional a partir de la lectura de los titulares de los diarios de la cloaca mediática, es desconocer la crisis económica, el abandono nuevamente de la política agraria, los efectos del costo de vida, así como el incumplimiento reiterado de actas por parte de los gobiernos nacionales anteriores y del actual Gobierno Regional de Junín de factura cerronista.
Junto a Vladimir Cerrón, algunos despistados izquierdistas, lejos de reconocer las causas económicas y políticas del actual continuismo del modelo que aplica este gobierno, en sus redes sociales propagaban un paralelo entre la huelga transportista con el modelo desestabilizador contra Salvador Allende. Nuestros zurdos criollos hace tiempo que no tienen imaginación ni para ello. Ni Castillo es Allende, como tampoco su gobierno es revolucionario o transformador.
Están anunciadas y convocadas nuevas movilizaciones, huelgas agrarias y regionales para el transcurso de las semanas; la agenda de sus reclamos son la exigencia al Gobierno para asumir políticas económicas concretas: frente al costo de vida, medidas ante los precios alcistas de los grande monopolios que dominan el mercado alimentario en detrimento de la producción nacional, la revisión del contrato con Camisea para el uso del gas para la industria y los hogares peruanos, generación de empleo frente a la desocupación desbordante, entre otros temas.
Por otro lado, estas organizaciones regionales y sociales están enfrentadas desde hace décadas -y mucho antes de que exista Pedro Castillo como Presidente- frente a la política monopólica, especuladora y privatista del neoliberalismo. Sus banderas centrales de fondo son el cambio del modelo económico defendido por el Congreso Nacional corrupto y entreguista. No hay ningún asomo o resquicio que estas luchan sean utilizadas por estos sectores.
El deslinde y enfrentamiento con el Gobierno de Pedro Castillo, es la traición y abandono que ha hecho este personaje, Cerrón de Perú Libre y JP, con las políticas de cambio que ofreció en su campaña, el cual fue hipotecado ante la grita y el chantaje golpista de la ultra derecha.
La reaparición del protagonismo social y regional en estas jornadas de protesta es importante y fundamental y por eso debe ser fortalecida y apoyada con toda la energía por las organizaciones progresistas y los gremios nacionales, porque recoloca en la agenda nacional el debate de la política económica y social, la reforma tributaria, las revisiones de los contratos, la lucha contra el monopolio y oligopolio en el sector alimentario y de servicios, el debate de las reformas o Asamblea Constituyente; que fueron enterrados por cobardía política por este gobierno ante la falsa polarización y la vacancia esgrimida desde la ultra derecha.
Sería un suicidio político del movimiento popular y regional, regalar las banderas de la protesta a la iniciativa de la derecha, neutralizar oportunistamente como quiere el gobierno y sus partidos a este resurgir del protagonismo social. Siempre es más vigoroso en la correlación de fuerzas una organización movilizada y en lucha, que cientos de comunicados burocráticos y desde el balcón.
Se debe abrir un nuevo capítulo y espacio político en la coyuntura, marcando independencia frente al gobierno y confrontando a los responsables de la crisis económica sustentada en este modelo excluyente y corrupto, que defienden las cloacas mediáticas, el Congreso Nacional y los poderes económicos.
La crisis económica tiene un horizonte largo que recorrer, luego de la post pandemia y ahora con el escenario internacional en guerra y disputa inter imperialista. Vizcarra y los poderes económicos se repartieron solo entre ellos las reservas internacionales con el argumento de la reactivación, ahora pretenden hacer recaer la crisis en las espaldas del pueblo informal, desocupado o mal pagado.
Es ante este escenario que surgirán nuevas batallas sociales y regionales, es hora que los frentes regionales y sociales articulen nuevamente sus energías e iniciativas, el fantasma de la lucha ya recorre el país, recusando y combatiendo el golpismo y la corruptela Congresal, la capitulación de Castillo y sus amigos de PL y JP; es preciso que para abrir una nueva alternativa habrá que activar y profundizar el que se vayan todos, para abrir el camino popular por nuevas alamedas.