En la Argentina actual se sufre algunas carencias políticas y sociales que no las diferencian del Perú de hoy. Una simple pregunta: ¿quién tiene el poder presidencial en la Argentina? Se podría preguntar lo mismo para el Perú.
Sí, en Perú el señor Vladimir Cerrón, secretario del partido oficialista Perú Libre, es el dueño de la pelota del gobierno, y el presidente peruano Pedro Castillo es su peón; igual podríamos decir del actual presidente de la Argentina Alberto Fernández, que es el “mayordomo” de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), quien tiene la batuta presidencial, al poner y disponer del gobierno. Al igual que Cerrón, ella es la que quita y pone a los ministros del gobierno kirchnerista. Tanto es así, que el presidente Fernández trata de no acudir a los consejos de gabinete ministerial, para no recibir los desaires de los ministros “cristinistas”.
Este es el actual gobierno peronista, en su ala kirchnerista. Pero si nos preguntan que es el peronismo, ni los mismos argentinos sabrían responder con una idea clara para explicarle bien a un foráneo. Es más, ni los propios peronistas. Es como plantea un famoso sociólogo y académico argentino; cada quien tiene una interpretación de este partido de masas, que a través de su historia ha combinado un poco de todo, en especial en cuanto a política económica-social. Hoy gobierna el peronismo en Argentina como el “Frente de Todos”, que es un intento de unificar los sectores del peronismo, y que en la práctica encabeza con fuerza el “cristianismo”.
Haciendo un poco de historia: para ejemplos elocuentes tenemos a su fundador, el coronel (después general) Juan Domingo Perón. Sus primeros (dos períodos, sin concluir el último) gobiernos populistas nacionalistas; el gobierno del retorno del exilio que fue un fracaso que culmino con su muerte y el golpe de Estado militar; después, el gobierno del neoliberal peronista Carlos Saúl Menen – se comparaba con Fujimori-, el izquierdista gobierno del extinto Néstor Kirchner – filo castrista-chavista-, y finalmente los dos periodos autoritarios de la señora Cristina Fernández. Y el actual, donde la glamurosa Cristina gobierna detrás del escenario como vicepresidenta, en una gran bronca con el servil Alberto Fernández. Tanto es así, que el ministro de Economía Guzmán, albertista, es el hombre más odiado del ala peronista-kirchnerista. Le llaman el ministro de Deudas.
Tradicionalmente, el peronismo ha sido un partido populista caudillista, con una élite peronista nacional y provincial (algunos empresarios corruptos también), unido a líderes sindicales controladores históricos de los principales sindicatos obreros, y una ancha base de clase obrera y movimientos sociales, algunos de izquierda radical, que son los “piqueteros” y los de las grandes movilizaciones políticas y sociales. Sin dejar de mencionar a las abuelas y madres de la Plaza de Mayo, y fundamentalmente, la tropa de choque: La Cámpora, organización surgida con el gobierno de Néstor Kirchner, cuando un grupo de jóvenes de izquierda y peronistas, simpatizaron con Néstor, cuando éste los impresiono con su radicalismo de izquierda. Es por eso que se dice que, en Argentina, o eres peronista o sino eres un “gorila”.
En estos días se han producido fuertes contradicciones y agresiones verbales al interior del Frente de Todos, que han sido realizadas a través de fuertes criticas públicas al presidente Fernández. La misma Cristina ha dicho sobre el presidente: “Se puede ser legítimo de origen y no de gestión” (lo mismo se puede decir del presidente peruano Castillo). Anteriormente uno de los líderes de la fuerza de choque del kirchnerismo, La Cámpora, el señor ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, expreso un criterio muy duro contra Alberto Fernández, nosotros (los cristinistas) somos los dueños del gobierno. Alberto, respondió, que nadie es el dueño del gobierno, sólo el pueblo.
A esto se suma los problemas judiciales que está atravesando Cristina en la actualidad, acusada por asociación ilícita para delinquir, causa que viene del gobierno de su extinto esposo Néstor Kirchner, y de los dos gobiernos de ella. Aquí están involucrados ex funcionarios de su gobierno y empresarios filo peronistas.
La pelea continúo con la clase magistral de Cristina en la Universidad del Chaco, en donde criticó fuertemente la gestión del presidente Fernández. Éste a su vez, en su gira por Europa, dijo en España, que Cristina solo ve una parte de los problemas de Argentina, y se olvida que estamos en pandemia.
Hay una bronca interna en el Frente de Todos (peronistas) entre albertista y cristinistas, que al parecer no tiene cuando acabar y más bien está comenzando. Ya Alberto Fernández anuncio que postulará a la reelección. Según algunos analistas, existe una relación tóxica entre Cristina y Alberto; ella narcisista y el “mantequilla”. Para otros, en Cristina se aplica la teoría del espejo de Lacan.
No obstante, debemos señalar que también la oposición no se ha unido; existen distintos puntos de vista y pelea en la interna en Juntos por el Cambio. El ex presidente Macri, el jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta y la ex ministra de Seguridad del gobierno de Macri, Patricia Bullrich, protagonizan esta división.
Esto ha sido aprovechado, por un sector de la derecha que tiene otra visión; me refiero especialmente al recién electo diputado libertario Javier Milei. Él encabeza una visión ultra liberal de la política en general. Obtuvo una gran votación de una amplia franja electoral joven. Seguidor de las ideas económicas de la escuela austriaca, y con un pensamiento cercano a Bolsonaro y Trump. Plantea que tanto el calentamiento global como otros temas internacionales son culpa de lo que denomina el marxismo cultural. El tema de la homosexualidad en un asunto de opción personal, así como se debe liberar y legalizar las drogas. Milei se destaca por ser polémico y la confrontación en sus debates en los medios de comunicación frente a sus oponentes, e incluso llegando a la ofensa personal.
Él conforma, junto al chileno-alemán Axel Kaiser y la guatemalteca Gloria Álvarez (descendencia cubano-húngara), por ser un sector de la intelectualidad latinoamericana hiper critico del populismo y de todo que se le parezca, también algo de lo cual culpan al marxismo cultural. Dicen que el término neoliberal es un invento de este marxismo cultural. Ellos dicen ser seguidores de Popper y Hayek, además de Friedman; y especialmente tomando como referencia la idea filosófica de Enmanuel Kant, sobre la particularidad irrepetible del individuo. De ahí la premisa de la libertad individual, especialmente frente al mercado, el Estado y la sociedad.
Quizás en este sentido, que las peleas dentro del peronismo y la oposición de derecha, está favoreciendo a los ultra derechistas seguidores de estas ideas, encabezado por Milei. Sus planteamientos han pegado en sectores jóvenes que proclaman cierta visión de la libertad, que van desde posiciones ultra derechistas, hasta anárquicos frente al Estado.
Como planteamos anteriormente, esta corriente intelectual-política está pegando en varios sectores de América Latina. Esperemos que el desgobierno del presidente Castillo, no haga surgir estas ideas libertarias extremas en el Perú.