En los últimos días hemos visto titulares bastante alarmantes en relación a la crisis alimentaria que se aproxima en el mundo, siendo uno de ellos el que vimos en la portada de la última edición de la revista “The Economist”, en la que se anuncia una inminente catástrofe alimentaria, la cual afectaría a millones de personas. Crisis que afectará duramente a nuestro país, ya que los precios de los alimentos están subiendo de manera estrepitosa, situación que impacta directamente en las ollas de miles de peruanos quienes ven afectada su seguridad alimentaria. Situación que se empeora en este contexto post pandemia, en el que se ha visto incrementada la pobreza monetaria en 10 puntos porcentuales afectando de manera directa el poder adquisitivo de los más vulnerables.
Y es que son diversas las situaciones que pueden influenciar en la vulneración del derecho a la alimentación, tales como conflictos armados, sociales e incluso el cambio climático. Hoy la guerra entre Rusia y Ucrania es el principal desencadenante de la ya anunciada “catástrofe alimentaria”, esto debido a que ambos países inmersos en esta guerra son de los principales productores de alimentos de nuestra canasta básica, como cereales y aceites vegetales. Por ejemplo, Rusia y Ucrania representan a nivel mundial el 30% de exportaciones de trigo y el 20% de exportaciones de maíz, siendo esta una de las razones por la que los precios han incrementado a un punto insostenible para millones de familias.
Pero a esto tenemos que agregarle algo que hace meses se venía advirtiendo por los agricultores de la Región, y es la escases de fertilizantes, lo cual complica la labor agrícola y por ende se genera un impacto directo en la seguridad alimentaria. Esto debido a que Rusia y Ucrania son los principales productores de fertilizantes nitrogenados a nivel mundial, los cuales son necesarios para la producción de aproximadamente entre un tercio y la mitad de la producción de alimentos que consume toda la humanidad. Es por ello que ante la escases de fertilizantes, se reducirá la cantidad de alimentos que podrán producirse, incrementándose el precio de los mismos y, por ende, atentando al acceso de alimentos por parte de las poblaciones con menor poder adquisitivo y más vulnerables de nuestro país
Ante esta situación, es necesario visibilizar la desidia que durante años se la perpetuado en el Gobierno, la cual se evidencia en la paralización de la Comisión Multisectorial de Seguridad Alimentaria Nutricional, la cual existe desde el año 2012 y está a cargo de MIDAGRI, pero que hasta ahora no tiene mayores resultados o acción frente a esta ya anunciada crisis alimentaria. Además, está la Ley Nº 31315 de Seguridad Alimentaria Nutricional, la cual fue promulgada el año pasado y al momento no se ha reglamentado. Ley que es necesario se ponga en práctica, ya que menciona textualmente la importancia de alentar una producción de alimentos sostenible y diversificada, realizar una vigilancia del cumplimiento de las normas sobre seguridad alimentaria, además de promover una participación activa y coordinada con los diferentes actores del sistema alimentario como son los productores, comercializadores y consumidores de alimentos, conjuntamente con los profesionales correspondientes como son los nutricionistas. Normativa que incluso menciona explícitamente la importancia de adoptar medidas contra las amenazas a la seguridad alimentaria, premisa premonitoria que debió haberse puesto en práctica en el presente contexto, pero que, hasta el momento, no se toma en cuenta.
Por otro lado, es necesario mencionar la importancia de garantizar la gobernanza alimentaria para hacer frente a esta crisis, ya que es necesario incluir a los diferentes actores sociales en la toma de decisiones y generación de políticas alimentarias. Y hago énfasis a la importancia de la articulación, ya que hace unos días escuchamos con mucha indignación los infelices improperios que el ex ministro del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego expresó en contra del Presidente de CONVEAGRO, demostrando que lamentablemente algunos funcionarios, entorpecen los procesos de gobernanza, tan necesarios en momentos como estos.
Sin duda esta situación merece una atención prioritaria por parte de todos los niveles de gobierno y todos los sectores, brindando soluciones eficaces que garanticen el acceso a fertilizantes a los agricultores, para el logro de una producción suficiente de alimentos, y no se ponga en riesgo a la próxima campaña agrícola. Además de promover la soberanía alimentaria, algo que parece que el Gobierno Central olvida que tiene que garantizar.
Cabe resaltar que, al cierre de este artículo, ya teníamos nuevos ministros en carteras claves para hacer frente a la inseguridad alimentaria de nuestro país, por lo cual sólo me queda reiterar la importancia de mantenernos vigilantes para garantizar que sean los funcionarios idóneos los que afronten esta crisis alimentaria, y las cabezas de las carteras no sólo respondan a “cuoteos políticos”. Además, importante garantizar que las políticas alimentarias que se implementen, tengan una mirada multisectorial, un enfoque territorial y se construyan de la mano con la ciudadanía. Hagámoslo posible.