Con información de La República
El último viernes 21 de abril, una relevante e inusual nota de información rompió la rutina en la División de Búsqueda (Divbus), de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin).
El documento de carácter secreto daba cuenta de un cónclave entre cabecillas de organizaciones de traficantes de drogas que operan en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), el principal centro de producción de droga del país, y “comandantes” de la agrupación terrorista Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), que se formó en 1999 luego de la derrota de Sendero Luminoso. ¿El objetivo? Planificar acciones para responder a la cada vez más incesante presencia de las fuerzas del orden en las zonas donde se elabora pasta básica y clorhidrato de cocaína.
El documento confirma otros reportes de la Divbus, fechados entre enero y abril de este año, sobre un incremento de los desplazamientos de columnas terroristas armadas en las áreas de producción de droga en el Vraem.
Lo que dicen los analistas de la Digimin es que la sociedad entre narcotraficantes y terroristas ha ingresado a una nueva fase para asegurar sus actividades ilegales. Cada vez es más notorio que los narcotraficantes han comenzado a sumarse a las filas del MPCP, de acuerdo con alrededor de 200 documentos de la Digimin a los que tuvo acceso y analizó La República.
Según los reportes de inteligencia, “cabecillas de organizaciones criminales dedicadas al tráfico ilícito de drogas, que trasladan sus drogas e insumos químicos por el eje del río Mantaro, entre los sectores Unión Mantaro y Supichipampa, en el ámbito de los distritos de Vizcatán del Ene (Satipo, Junín), y Canayre y Pucacolpa (Huanta, Ayacucho), habrían sostenido una reunión en la quincena del mes de marzo del 2022, con mandos del autodenominado Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), en la jurisdicción del distrito de Llochegua, provincia de Huanta (Ayacucho), con el propósito de concertar demandas y proyectar compromisos que favorezcan respectivamente sus intereses económicos y estratégicos en el ámbito geográfico del Vraem”.
Según fuentes de la Digimin, esta información luego fue corroborada por exmiembros del MPCP que desertaron de la organización y son parte de un programa de colaboración y reinserción de las fuerzas del orden.
Crimen organizado S.A.
Las mismas fuentes indicaron que la alianza entre narcotraficantes se ha fortalecido con el desarrollo de nuevas formas de cooperación. Las organizaciones ya se limitan a pagar “cupos” a los terroristas. Ahora se suman a las acciones armadas de la organización que lidera Víctor Quispe Palomino, camarada “José”.
“La convergencia entre el terrorismo y el tráfico ilícito de drogas ha tomado nuevas modalidades, especialmente en el papel de las organizaciones del narcotráfico, que han dejado de ser solamente proveedores de recursos económicos, o de inteligencia a favor del (MPCP), sino también que sus miembros se integran a los grupos armados senderistas (del MPCP) para atentar contra las fuerzas del orden, conforme se ha establecido en la investigación relacionada con la captura de Hugo Campos Córdova (…) y Rafael Ichpas Muñoz (…)”, señala la Digimin en un informe de inteligencia.
La Digimin investigó el caso de Hugo Campos y Rafael Ichpas, detenidos el 12 de julio del 2019, y concluyó que eran parte de un operativo conjunto entre terroristas y narcotraficantes. Desde ese año, empezó la completa integración de los traficantes de drogas con las huestes del MPCP.
En el caso de Hugo Campos Córdova, era un “comandante” terrorista del MPCP en el Vraem, y Rafael Ipchas Muñoz se dedicaba a la elaboración y distribución de droga. La captura de Campos e Ipchas demostró la plena sociedad del narcoterrorismo.
Sociedad del delito
Conforme las evaluaciones de la Digimin, la integración de los narcotraficantes en el MPCP continúa en desarrollo, puesto que, como se ha mencionado, en marzo de este año los representantes de ambas organizaciones sostuvieron un encuentro en el distrito de Llochegua (Huanta, Ayacucho).
Y no se trata solo de acompañamiento a las columnas terroristas. Los narcotraficantes también participan en las acciones armadas.
“Se corroboró el fenómeno de la simbiosis entre el terrorismo y el tráfico ilícito de drogas (…) Esta sociedad ha tomado nuevos ribetes, especialmente en el papel de las organizaciones del narcotráfico que han de ser solo proveedores de recursos económicos, logísticos o de inteligencia (…) (a favor del MPCP). También se integra activamente a los grupos armados (niveles operativos) para atentar contra las fuerzas del orden, conforme lo han expuesto los investigados Hugo Campos Córdova y Rafael Ichpas Muñoz”, señala en detalle el informe de inteligencia.
Los analistas también anotan que ambas organizaciones criminales han reforzado sus mutuos intereses, desde que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, dos años después de la emergencia sanitaria por la pandemia del nuevo coronavirus, ha reiniciado sus operaciones a gran escala en el transcurso del 2022.
Estrechar vínculos les permite “establecer un sistema de informaciones mutuas que les permita contrarrestar las operaciones de inteligencia de las fuerzas del orden, al tener ambas organizaciones (del narcotráfico y del terrorismo) intereses confluyentes y complementarios derivados de las ganancias económicas del tráfico de estupefacientes”, precisa el análisis de la Digimin.
También hay una cuestión de fondo en los informes de inteligencia que no ha sido soslayada, y que explica por qué el MPCP todavía no es derrotado. Sectores de la población del Vraem relacionados con el cultivo de hoja de coca y la producción de droga respaldan a los narcoterroristas del MPCP.
“El involucramiento de gran parte de la población del Vraem de manera directa o indirecta en los procesos del tráfico ilícito de drogas, principalmente del campesinado cocalero, que se encarga del sembrado y cultivo del principal insumo de la pasta básica de cocaína, le genera a la organización terrorista (MPCP) cierta adhesión de los pobladores a sus actividades terroristas”, concluye el informe.
Por lo tanto, resulta evidente que no solo se trata de destruir pozas de maceración y laboratorios de procesamiento de droga. También se deben eliminar los cultivos ilegales. Sin droga que vender, los terroristas del MPCP desaparecerán por inanición.
Nueva estrategia ante nuevo desafío
Fuentes de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) validaron la autenticidad de los documentos a los que tuvo acceso La República.
“Queda claro con los terroristas y los narcotraficantes han comenzado a ejecutar una nueva estrategia para proseguir con sus actividades ilícitas. Esa alianza perversa se origina en un interés común: que el Vraem siga siendo el principal productor de droga del país”, explicaron.
“Así como esta sociedad del crimen evoluciona para evadir la represión de las fuerzas del orden, el Estado también debe responder rápidamente. Para cortarle la yugular a esta alianza, se necesita una estrategia adecuada a los nuevos desafíos que plantea el narcoterrorismo”, indicaron.
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