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jueves, abril 24, 2025

UNA HISTORIA RIDÍCULA

Por Fernando de la Flor Arbulú

Una extraña combinación de desconcierto y ridiculez es lo que nos entrega el escritor español, Luis Landero, en su novela “Una historia ridícula”.

De manera original, aunque lindando con el desorden, Marcial Pérez Armel, el personaje central de la obra, nos relata su historia: es empleado de un establecimiento comercial dedicado a procesar productos cárnicos. En algún momento conoce a Pepita y cautivado por su belleza, decide enamorarla. Tiene dos adversarios para dicho propósito: Fidel, un historiador, y Víctor, un violinista. Marcial cree, sin embargo, que él tiene más méritos que los otros dos; por eso prepara un alegato escrito que es la síntesis de su propia vida. Pretende persuadir a todos que eso es verdad, especialmente a Pepita. Luis Landero convierte ese alegato en el libro “Una historia ridícula”.

Mientras Marcial, con la pluma versátil de Luis Landero, nos va contando su vida y los logros que ha acumulado para merecer el amor de Pepita, se nos va revelando, también, su afán creativo de pensador. Podría decirse que Marcial adquiere el perfil de un filósofo de las cosas simples. Opina con sabiduría acerca de las vicisitudes de la vida, siempre recurriendo a la simpleza de las verdades que derivan de su propia experiencia. Marcial nos dice que tiene poderes especiales: con solamente pensar puede hacer que las cosas ocurran. Refiere un par de ejemplos: siendo un escolar, había un profesor en la escuela que se burlaba permanentemente de él delante de sus compañeros de salón. Decidió pensar entonces que el profesor moría.

Y sucedió: el profesor falleció de un infarto fulminante.

El otro caso: tenía un amigo de toda la vida con quien mantuvo una relación de amor y odio, como ocurre con frecuencia en todas las relaciones humanas, según sostiene Marcial en su versión filosófica. En uno de sus frecuentes desencuentros, Marcial pensó que el ascensor en el que estaba su amigo se averiaba. Y así fue: quedó encerrado en el elevador hasta que fue rescatado después de varias horas.

Luis Landero maneja un lenguaje preciso y lo utiliza para reflexiones profundas y novedosas especulaciones, recurriendo a la figura de Marcial. No usa el diálogo sino la descripción y el entrecomillado, dándole una nota característica adicional a su propia temática. La idea de la ridiculez rodea a la novela, sea porque se afirma o se sugiere.

Los coqueteos que Marcial despliega para conquistar a Pepita (quien resultó llamarse de otra manera), rinden sus frutos: lo invita a que participe en la tertulia de los días jueves que se llevan a cabo en su casa. Para ello, Marcial tiene que terminar sus dos extrañas relaciones sentimentales: con una prostituta a la cual frecuentó durante diez años, y con la cuidadora en el asilo en el que se encuentra su madre.

“Una historia ridícula” de Luis Landero, es una suma de pensamientos variados dentro de una trama que gira alrededor de una pretensión amorosa muy poco ortodoxa, pero no por ello, a pesar de su título, necesariamente ridícula.

Luis Landero, autor de «Una historia ridícula», «Juegos de la edad tardía», «Lluvia fina», entre otros.

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