Por Fernando de la Flor Arbulú
No es una novedad que los escritores publiquen sus diarios. Son su espejo, su auto confesión. Hay muchos ejemplos. Caben destacarse dos, de distintos orígenes: “El diario de Ana Frank”, que ha perdurado en el tiempo por la valentía y el desgarro que transmite su autora: una adolescente que durante la Segunda Guerra Mundial tuvo la original iniciativa de inventarse una amiga –Kitty la llamó- para escribirle diariamente lo que sentía durante el tiempo que, junto a su familia, tuvo que esconderse para salvar la vida ante la amenaza de los nazis.
El otro caso, más reciente y más fecundo literariamente, es el del notable escritor argentino, Ricardo Piglia, quien utilizando un alter ego, antes de morir, publicó “Los diarios de Emilio Renzi”: la síntesis de una vida dedicada a la literatura.
Milena Busquets, lograda escritora española, a su manera y haciendo gala de un estilo desenfadado, acaba de hacerlo al publicar su reciente libro (que en realidad es un diario), con el título de “Las palabras justas”.
El diario de Milena Busquets se inicia un 6 de enero y termina el 31 de diciembre de un año que todo hace suponer es el 2021. No exhibe en absoluto el dramatismo conmovedor de Ana Frank, ni la profundidad intelectual de Ricardo Piglia. En palabras justas, para repetir al acertado título del libro, lo que hace Milena Busquets es transmitirnos sus vivencias, alegrías, experiencias y frustraciones, con la frescura y espontaneidad de alguien que siente que puede comunicarlas a través de la escritura.
En lenguaje claro y sin entreveros, la autora nos habla de la pandemia del coronavirus (por eso es razonable suponer que se trata del 2021), de las restricciones que impuso y las incertidumbres que suscitó, así como de las exigencias de su vocación de escritora. Nos confiesa, con hidalguía, la dificultad que tiene el oficio de escribir, la dedicación que demanda y, al mismo tiempo, el placer que provoca hacerlo. Hay una mezcla de esfuerzo y gozo: una síntesis del arte creativo.
Pero también desfilan por las páginas del libro el amor por sus hijos, la muda satisfacción de verlos madurar, así como el diario trajinar de las variadas demandas domésticas. Las consultas con el siquiatra, los diálogos familiares, el cuidado de no contagiarse con el virus: enfermar y morir; y después de todo eso, el festejo, los cantos y la celebración de la plena libertad, aparejan un diario versátil y creativo.
Milena Busquets se declara enamorada del amor de los hombres, acerca de quienes relata algunas de sus experiencias, pero fundamentalmente de la literatura: leer a Antón Chéjov y disfrutar su versatilidad insaciable; admirar a Marcel Proust por su obra imperecedera y, sobre todo, escribir, siempre escribir.
“Las palabras justas”, de Milena Busquets, es el encuentro con el diario de un año peculiar (el de la pandemia del coronavirus), que exhibe la naturalidad de una escritora que se reconoce como tal, sin por ello dejar de ser madre, ciudadana y amante.