Por Fernando de la Flor Arbulú
Un joven gemelo con vocación literaria, a diferencia de su hermano dedicado a menesteres comerciales, podría ser un primer alcance del libro que acaba de publicar el escritor peruano, Félix Terrones, con el título de “Notas en un pasaporte”.
Pero ese primer apunte es equívoco, sin duda. El libro reúne un conjunto de relatos que están vinculados por palabras como viaje, aeropuerto y pasaporte y, al mismo tiempo, por sentimientos tan disímiles como nostalgia, ternura, desarraigo y amor.
El primer texto tiene mucho de ingenuidad y cómica inocencia, y por eso mismo, escapa al carácter general de la obra. Se llama “Dos mil monedas” y nos relata cómo un padre aporta al viaje que su hijo, en busca de un mejor futuro, realiza a París. Para proveerlo de más euros, buscando un tipo de cambio más favorable, el padre le entrega una pesada maleta llena de monedas. Ningún billete, solo metálico. Será el vía crucis del hijo: pagar todas sus cuentas en monedas y los pintorescos desagrados que eso conlleva en quienes las reciben.
Los otros cuentos no tienen nada de humor. Más bien, hay bastante de remembranza y no menos de descubrimiento. El muchacho migrante hacia París, que quiere dedicarse a escribir y hacer literatura, común denominador de los relatos, extraña a su tierra, el Perú, y a sus padres, a quienes evoca con franca ternura. En el cuento “Leyendas patrias”, Félix Terrones logra conmover al lector: la referencia a la batalla que libra su padre es naturalmente enternecedora. Se entiende que se trata de la propia vida y su incierto devenir. De regreso al país, transitoriamente y solo para asistir al entierro de su padre para decirle adiós, la reflexión sobre el héroe anónimo caído en la batalla en la que todos seremos vencidos, resulta turbadora la certeza de que el padre no cayó derrotado.
Y claro que tampoco falta el amor. El migrante literato de un lejano país sudamericano como el Perú, en varios de los cuentos, se relaciona con jóvenes francesas, a quienes no describe, solo caracteriza. Hace lo mismo con sus vínculos sentimentales: no los precisa, los insinúa. En algunos casos aparece casado, en otros conviviente, hay familia, algunos hijos. Se trata de juegos literarios que invitan al lector a seguir describiéndolos.
Félix Terrones tiene una prosa afiatada, accesible, y antes que al diálogo directo –que lo hay- recurre a la conversación consigo mismo: se pregunta y se responde, lo cual reviste a los relatos de una singularidad literaria destacable. No sería atrevido sostener que Terrones ha iniciado el periplo literario que, en su momento, también lo hicieron, en París, nuestros notables Mario Vargas Llosa y Julio Ramón Ribeyro.
“Notas en un pasaporte” de Félix Terrones, es un interesante aporte literario de este joven escritor peruano, que convoca atención, suscita interés y en varios de los textos produce genuina emoción.