Unicef Perú ha recordado que mientras muchos locales comerciales y de entretenimiento están con las puertas abiertas y en un relajamiento de los protocolos de seguridad al avanzar cada vez más con el proceso de vacunación, ya son 600 días sin clases presenciales y alrededor de 7 millones de alumnos que no regresan a las aulas.
A la fecha hay 96 mil 578 centros educativos que se encuentran habilitados para retornar a la presencialidad, de los cuales solo 9 887 han iniciado clases semipresenciales en todo el país, de acuerdo con el Sistema de Seguimiento y Alerta para el Retorno Seguro (Sares). En el presente informe, presentaremos algunas razones justificadas que se deberían tener en cuenta para un pronto retorno a las aulas.
Menos progreso educativo en los hogares
Según un estudio realizado por la PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America) en Países Bajos, arrojó que durante el 2020 las calificaciones de los niños de 8 a 11 años en las materias de matemáticas, ortografía y lecturas se habían visto afectadas. El gráfico revela una diferencia que va desde −0,76 puntos porcentuales en ortografía a −2,15 puntos porcentuales en matemáticas, esto al estar en clases remotas.
Además, las pérdidas en las calificaciones no se distribuyen por igual, sino que se concentran entre los estudiantes de hogares con menos educación. Aquellos en las dos categorías más bajas de educación de los padres, que juntos representan el 8% de la población, sufrió pérdidas un 40% mayores que el estudiante promedio (estimaciones por educación de los padres: alta, −3,07; baja, −4,34; mínima, −4,25).
“¿Son estos resultados un revés temporal que las escuelas y los profesores pueden eventualmente compensar? Solo el tiempo dirá si los estudiantes se recuperan, permanecen estables o se quedan más atrás. Los modelos dinámicos de aprendizaje enfatizan cómo las pequeñas pérdidas pueden acumularse en grandes desventajas con el tiempo”, indicaron en el estudio.
La importancia de la educación para la productividad
La educación cumple un papel relevante en la productividad pues mientras más alto sea el nivel educativo de las personas, estas recibirán mejores salarios y, por ende, podrían aportar al crecimiento económico incrementando el capital humano, consumo y la inversión.
Según datos compartidos en el 2014 por el director del Centro de Investigación, y profesor principal del Departamento Académico de Economía de la Universidad del Pacífico, Gustavo Yamada, los profesionales que habían cursado una educación universitaria en una entidad pública tienen una tasa de retorno de 14.7% y los que lo habían hecho en una universidad privada tienen una tasa de retorno de 12.2% (es válido decir que efectivamente el retorno de una universidad pública debe ser mayor, ya que la inversión es considerablemente menor). Sin embargo, lo más sorprendente de este hecho son los retornos en instituciones educativas superiores no universitarias; en estas el retorno en una institución pública es de 6.4% y el de una privada en de 1.2%.
Además, para el Banco Mundial, la educación genera beneficios elevados y constantes en términos de ingreso, constituye el factor más importante para garantizar la igualdad de oportunidades. A nivel de las personas, promueve el empleo, los ingresos, la salud y la reducción de la pobreza. A nivel mundial, los ingresos por hora aumentan un 9 % por cada año adicional de escolarización. A nivel de las sociedades, contribuye al desarrollo económico a largo plazo, promueve la innovación, fortalece las instituciones y fomenta la cohesión social. En efecto, realizar inversiones inteligentes y eficaces en las personas resulta imprescindible para desarrollar el capital humano con el que se pondrá fin a la pobreza extrema.
Al respecto, el economista Renzo Vidal resalta que apostar por la educación siempre va a ser una buena medida, y el volver a las clases presenciales de forma paulatina obtendrá resultados que se verán en el largo plazo. “La educación no se ve mañana, no se ve a finales de año o el próximo año; la educación tiene un impacto en el largo plazo. Se ha demostrado que cuando una persona se educa, la capacidad adquisitiva que puede generar hacia adelante es mucho mayor versus no educarse. Y si a eso le sumas experiencia profesional, avances en la tecnología, y otros tipos de variables, eso impacta claramente en el consumidor. (La apertura de colegios) se debió hacer a mitad de año, no se hizo, pero ya el próximo año se espera que se reactive. Estamos hablando que todas las actividades se están reactivando, la educación no puede ser la última; eso impacta tremendamente en las decisiones del poblador”, comenta.
Mayor porcentaje de padres apuesta por el retorno a clases
Según el informe Volvamos a Clases realizado por la encuestadora DATUM en agosto del presente año, muestra un alto porcentaje de padres considera oportuno el retorno seguro a las aulas por el bien del aprendizaje de sus hijos.
“La vuelta a la presencialidad se hace cada vez más posible gracias al proceso de inmunización que se lleva a cabo en nuestro país desde febrero de 2021. Sin embargo, la reactivación económica y el levantamiento de restricciones en ciertas regiones del Perú no han contemplado un retorno a las escuelas de forma significativa”, compartió el movimiento “Volvamos a Clases Perú”.
“Habiéndose instaurado en los colegios los ambientes y protocolos de seguridad y, principalmente, avanzando en el proceso de vacunación a la población escolar y docentes, creo que el regreso a clases – en un primer momento- debería ser de forma semipresencial y alternando días, así como priorizar a aquellos cursos y grados que necesiten mayor apoyo como es a los alumnos que terminan secundaria”, nos comenta también Esmeralda Cabrera, tutora responsable de su menor hija que cursa el cuarto año de secundaria.
Lo que muestra la encuesta de Datum es que el 69% de padres de familia está de acuerdo con que sus hijos acudan a clases presenciales. En Lima los números se reducen a un 60.5%, mientras que en las demás regiones la aceptación es de 73.9%. El 46% de padres siente que el aprendizaje de sus hijos ha empeorado, la cifra es de 64% en los niveles socioeconómicos más bajos.
El 77% de los estudiantes de educación superior están dispuestos a retornar a la presencialidad, con una tendencia mayor en los NSE A y B.
Pocos casos detectados de Covid-19 en niños
Hasta marzo de 2021, un 13% de los 71 millones de infecciones por COVID-19 en 107 países (el 62% del total mundial de infecciones) corresponde a niños, niñas y adolescentes menores de 20 años, según datos desglosados por edad en un estudio de Unicef.
En agosto del 2020, en un estudio publicado por el British Medical Journal (BMJ) estableció que el riesgo de que los niños necesiten tratamiento hospitalario por el coronavirus es «pequeño» y de que se enfermen de gravedad es «aún más pequeño».
Un «sorprendentemente bajo» 1% de estos 651 niños y jóvenes (seis en total) falleció en el hospital con covid-19, en comparación con el 27% en los demás grupos de edad, encontró el estudio.
Otro estudio que se llevó a cabo en 17 guarderías de Wisconsin, Estados Unidos, muestra que, de agosto a noviembre de 2020, de los 4,876 estudiantes y 654 miembros del personal escolar analizados solo se identificaron 191 casos de infección; ningún miembro del personal y solo uno de cada 20 estudiantes adquirieron la infección en la escuela. A partir de sus resultados, los autores concluyen que, “con las estrategias de mitigación adecuadas, las escuelas K-12 [guarderías] podrían ser capaces de abrir para el aprendizaje en persona con una transmisión mínima del SARS-CoV-2”.
No es viable una educación de calidad a distancia
Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya es tiempo de que, principalmente, América Latina y el Caribe tomé cartas en el asunto educativo y acompañé el retorno a clases que se está realizando alrededor del mundo.
Como señalan, si bien en la etapa inicial de la pandemia los países de la región y el mundo desplegaron una serie de programas para mantener el vínculo con los estudiantes, mediante distintas estrategias de educación a distancia o remota de emergencia, se detectó que en diversos países se encontraron que no era viable mantener una atención educativa de calidad para todos los estudiantes, con estrategias de educación a distancia o remota. Los estudiantes de preescolar y los primeros grados de primaria, aquellos con necesidades educativas especiales, los que carecían de conectividad o que provenían de las familias más vulnerables, necesitaban de la educación presencial.
“En América Latina y el Caribe (ALC), se priorizó la reapertura progresiva de la mayoría de las actividades económicas. Hoy día, ha regresado el tránsito a sus ciudades y la actividad comercial y productiva está recuperando niveles prepandemia. Al mismo tiempo, en muchos países se han mantenido las escuelas cerradas. Así, entre marzo 2020 y marzo 2021, las escuelas de ALC permanecieron cerradas a la educación presencial un promedio de 158 días (UNICEF), un 166% más de días que el promedio global de 95 días. ALC fue la región con la mayor cantidad de días de cierre de escuelas. Y, a la fecha, es la región en la que aún se encuentran cerradas una buena proporción de escuelas”, alerta el BID.
UNICEF y UNESCO alertan de grandes pérdidas en la educación si no se retorna a clases
En una declaración firmada por la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, y de la Directora General de la UNESCO, Audrey AzoulayHan, señalaron que las escuelas primarias y secundarias están cerradas en 19 países, afectando a más de 156 millones de estudiantes, y esto no debería continuar. Las escuelas deberían ser las últimas en cerrar y las primeras en reabrir.
“En sus esfuerzos por limitar la transmisión, los gobiernos han cerrado con demasiada frecuencia las escuelas y las han mantenido cerradas durante períodos prolongados, incluso cuando la situación epidemiológica no lo justificaba. Estas acciones se adoptaron con frecuencia como primer recurso y no como última medida. En muchos casos, las escuelas se cerraban mientras los bares y restaurantes permanecían abiertos”, resaltan.
Asimismo, alertan que las pérdidas que sufrirán los niños y los jóvenes por no estar en la escuela puede que nunca se recuperen. Desde la pérdida de aprendizaje, la angustia mental, la exposición a la violencia y los abusos, hasta la falta de comidas y vacunas en la escuela o el menor desarrollo de las habilidades sociales, las consecuencias para los niños se dejarán sentir en su rendimiento académico y su compromiso social, así como en su salud física y mental. Los más afectados suelen ser los niños de entornos con pocos recursos, que no tienen acceso a herramientas de aprendizaje a distancia, y los más pequeños, que se encuentran en etapas de desarrollo clave.
Las pérdidas para los padres y cuidadores son igualmente cuantiosas. Mantener a los niños en casa está obligando a los padres de todo el mundo a dejar sus puestos de trabajo, especialmente en países con políticas de permisos familiares inexistentes o limitados.
Por eso, la reapertura de las escuelas para el aprendizaje presencial no puede esperar.
“No se puede esperar a que los casos lleguen a cero. Hay pruebas claras de que las escuelas primarias y secundarias no están entre los principales impulsores de la transmisión. La reapertura de las escuelas no puede esperar a que todos los profesores y alumnos estén vacunados. Con la escasez mundial de vacunas que asola a los países de ingresos bajos y medios, la vacunación de los trabajadores de primera línea y de los que corren más riesgo de contraer enfermedades graves y de morir seguirá siendo una prioridad. Todas las escuelas deben proporcionar aprendizaje en persona lo antes posible, sin barreras de acceso, incluyendo la no obligatoriedad de la vacunación antes del ingreso a la escuela”.
La escuela juega un papel fundamental en la vida de los estudiantes
Como señala el Banco Interamericano de Desarrollo, para los más pobres y vulnerables, la escuela es, quizá, la única puerta de salida que tendrán de la pobreza. Para otros, es el espacio más seguro de su entorno, es el espacio “salvavidas” que reduce su exposición a situaciones de riesgo y les permite enfrentar las dificultades que en sus familias y sus comunidades puedan enfrentar. Para algunos estudiantes con discapacidad, este es su único espacio de interacción con profesionales que puedan apoyarlos. Para muchos otros, es el lugar en donde reciben buena parte de su alimentación y otros servicios sociales. Y para todos, es el espacio privilegiado para adquirir las herramientas que necesitarán para enfrentarse a la vida, al mundo laboral, y para aprender a convivir en sociedad. Adicionalmente, el tiempo en la escuela permite a los padres, y especialmente a las madres, dedicar ese tiempo al trabajo, aumentando así su nivel de vida.
Ya se cuenta con una estrategia para regresar a clases
Según comparte el Minedu en su guía de orientación “Buen Retorno al Año escolar”, el retorno con algún grado de presencialidad debe panificarse bajo ciertos principios: seguridad, flexibilidad, gradualidad y voluntariedad.
La seguridad debe respetar medidas sanitarias y epidemiológicas, y protocolos de prevención de bioseguridad para los tipos de servicio presencial y semipresencial, lo que convierte a la IE en un espacio protector en donde la salud es la prioridad.
Esta, además, debe tener en cuenta la condición del estudiante en su contexto socioemocional y respetar sus necesidades pedagógicas; asimismo, se precisa que el retorno a clases no puede ser disruptivo, se debe tener un tránsito progresivo y ordenado para fortalecer la confianza de la comunidad educativa según el contexto (territorial y epidemiológico).
Además, el Minedu plantea condiciones que toda I.E (Institución Educativa) debe cumplir para su reapertura: condiciones de contexto, condiciones de bioseguridad y condiciones sociales.
Las condiciones de contexto están vinculadas en dos líneas: las epidemiológicas y las territoriales. Al respecto del primero, el Minedu precisa que cada institución educativa debe realizar el análisis de la tasa de mortalidad COVID-19, incidencia de casos COVID-19, proporción de positividad COVID-19 y tasa de letalidad.
Para el margen territorial se debe realizar un balance de las facilidades que tienen los estudiantes para aproximarse al centro de estudios, las rutas disponibles y la existencia de una movilidad estudiantil. Si un colegio, tras realizar el estudio del contexto epidemiológico, considera que se tiene un riesgo bajo de contagio y las rutas de acceso al centro de estudios son las adecuadas, este IE, para el Minedu, es catalogado como “habilitado”.
Una vez habilitado una IE, se deben aprobar los requisitos de bioseguridad y las condiciones sociales para que el Ministerio otorgue la calificación de IE Apta para el retorno a clases bajo una modalidad semipresencial. Los requerimientos de bioseguridad respetan las recomendaciones del Ministerio de Salud sobre espacios en espacios compartidos como lo son áreas abiertas y ventiladas, establecimiento de aforos, uso obligatorio de mascarillas, acceso a agua. Como se mencionó previamente, las condiciones sociales se basan en el respeto a la decisión de los padres de familia y la comunidad educativa al respecto al retorno a la presencialidad de los estudiantes.
Se debe tener en cuenta que, si la IE no cumple con alguna de las tres condiciones, seguirá ofreciendo el servicio educativo a distancia. Además, si durante la prestación del servicio educativo presencial o semipresencial, la IE pierde alguna de las tres condiciones, volverá a ofrecer el servicio educativo a distancia.
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