Por Beatriz Salazar
En los últimos años, ha ganado fuerza a nivel internacional el concepto de “Deforestación Importada”, muy vinculado al comercio internacional, pues alude al consumo de productos importados cuya producción haya contribuido, directa o indirectamente, a la deforestación en otros países. Se estima que, a nivel mundial, la deforestación y la degradación de los bosques representan alrededor del 11 % de las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero causante del calentamiento global. También se calcula que los patrones de consumo de los países del G7 generan una pérdida promedio de 3,9 árboles por persona por año y que 29-39% de las emisiones relacionadas con la deforestación fueron impulsadas por el comercio internacional, principalmente en carne de res y semillas oleaginosas.
En este contexto, en setiembre pasado el Parlamento Europeo aprobó una propuesta de legislación sobre deforestación importada, que obligaría a las empresas a verificar que los bienes importados vendidos en la UE no se hayan producido en tierras deforestadas o degradadas. La propuesta inicialmente se enfocaba en la soja, la carne de res, el aceite de palma, la madera, el cacao y el café, pero fue ampliada a la carne de cerdo, cordero y cabra, aves de corral, maíz, caucho, carbón vegetal y papel impreso. Según la versión aprobada por el Parlamento Europeo, se prohibirá la importación a la UE de cualquiera de estos productos que se encuentren vinculados a tierras deforestadas. También se obligaría a las instituciones financieras a garantizar que sus actividades no contribuyen a la deforestación.
Otra disposición importante en la propuesta legislativa es que las empresas deberán verificar que los productos que están importando fueron elaborados de conformidad con las disposiciones internacionales de derechos humanos y el respeto de los derechos de los pueblos indígenas.
La propuesta legislativa aún puede ser modificada, como resultado de negociaciones entre el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y la Comisión Europea. Se espera contar con una versión final de esta legislación a finales de este año. Pero solo después de la aprobación final por parte de todos los estados miembros del Parlamento Europeo, la Ley puede entrar en vigor.
¿Cómo afectará esta propuesta legislativa al Perú? Nuestro país es uno de los que despierta preocupación por sus altos niveles de deforestación ligados a la agricultura. Según el Proyecto “Monitoring of the Andean Amazon Project (MAAP)” El 43% (4,9 millones de hectáreas) de la superficie agrícola total de Perú en 2018 se encontraba en la cuenca del Amazonas. De estas áreas agrícolas amazónicas, más de 1,1 millones de hectáreas (24%) procedían de bosques que se perdieron entre 2001 y 2017. Estimaciones del Centro Internacional de Investigación Forestal indican que la expansión de cultivos como el café y palma aceitera explican gran parte de la deforestación. Se han denunciado internacionalmente casos de deforestación por monocultivos de las empresas Palmas del Shanusi, en Loreto, Palmas del Oriente, en San Martín, Plantaciones de Ucayali y Plantaciones de Pucallpa. así como plantaciones de cacao en el Fundo Tamshiyacu – en la Región Loreto, todas vinculadas a grandes empresas nacionales y transnacionales. Pero también la agricultura migratoria se considera como uno de los principales impulsores de la deforestación. El propio Estado peruano ha brindado incentivos para que esto ocurra, a través de políticas relacionadas con la tenencia de la tierra y crédito agropecuario, entre otras.
Las exigencias europeas contenidas en la propuesta para combatir la deforestación importada supondrá un reto para los agricultores familiares. Por ello, es importante el pedido del Comité Económico y Social Europeo que considera que el coste del Reglamento propuesto no debe trasladarse a los pequeños agricultores que apenas perciben los ingresos necesarios para subsistir.