Por Renzo Vidal
En la II Guerra Púnica (siglo II A.C.), donde combatían romanos dirigidos por Escipión «El Africano» contra los cartagineses liderados por Aníbal «El Grande», gran guerrero que puso en jaque al imperio romano, era muy importante el dominio del tráfico marítimo en el mediterráneo ya que el comercio entre Europa, Asia Menor y África dependía de la posesión de este mar.
Si bien Aníbal era un gran estratega fue criticado por varios de sus aliados militares, entre ellos Maharbal su general de caballería, quien ensombreció el talante de Aníbal reprochándole por ser más soldado que estadista. De ahí surge su frase célebre: «Sin duda Aníbal sabes vencer, pero no sabes explotar la victoria».
El Perú es como ese Aníbal, grande y fuerte, pero carece de políticos capaces de aprovechar coyunturas tan favorables como las ocurridas en décadas pasadas y que no enfocan sus fuerzas correctamente distrayéndose con problemas de poca escala. Por ejemplo, los hacedores de políticas públicas no fueron capaces de fomentar una reforma del sistema de salud, viéndose el Perú ínfimo y minúsculo ante los embates de COVID-19, sin hospitales preparados ni la I+D que permitiera un mejor frente de batalla ante esta pandemia.
Mientras que el sector educación nacional, confrontando los problemas como la poca capacitación docente, además de una baja calidad de infraestructura física que no permite la generación de una educación a distancia para la población más vulnerable, aún muestra la poca visión de sus autoridades siendo a todas luces una verdadera calamidad.
Así, el poco aprovechamiento de las coyunturas se refleja claramente en el crecimiento económico peruano, lo que es elocuente por sí mismo. Durante los últimos setenta años y analizando períodos por cada dos décadas acumuladas, el mejor panorama político y económico estuvo entre 1950 a 1969 posibilitando un crecimiento de 5.4% en promedio anual; pero este rápidamente se desvaneció entre 1970 y 1990 creciendo -1.5% tras la consolidación del golpe de Estado perpetuado por Velasco; además del mal manejo del primer gobierno de Alan García.
Pese a ello en los siguientes veinte años, entre 1991 y 2010 la economía peruana creció 4.8% en promedio anual. Solo en la década del 2011 al 2019, previo a la pandemia, se creció 4.1%. Todo ello hace pensar que se lograría crecer nuevamente en promedio 5% hacia adelante con favorables políticas económicas, necesarias para la creación de mayor empleo; empero la caída sufrida de 11% en el 2020 arrebata toda posibilidad de alcanzarlo. Para alcanzar la cifra de 1991 al 2010, ahora se necesitaría crecer en los próximos diez años 6.5% cada año. ¡Tremenda hazaña!
Para crecer a ese ritmo anual, necesitaríamos un «shock» de inversiones muy fuertes en la mayoría de sectores económicos, capaces de salir airosamente de esta situación actual generando mayor empleo y bienestar en la sociedad. ¿Hemos visto algunas señales que nos lleven por ese camino? Ni una y es una realidad que nos golpea con su mejor gancho.
Las propuestas económicas de los dos candidatos a la presidencia claramente son antagónicas y no reflejan una claridad sensata en ningún frente, pero queda claro que el lado más feroz que viven países como Venezuela y Argentina en ese orden, solamente reflejan la poca esperanza de una población cansada de los abusos en el manejo de la economía.
El Perú se juega su última carta para ser un país próspero con mayor equidad y capaz de reducir la pobreza. Solo al cierre del 2020 mostró su peor rostro con cerca de 1 millón 193 mil personas literalmente en sus casas perdiendo la oportunidad de encontrar un empleo digno y seguro. Actualmente, las empresas no están apostando en invertir ya que aún la incertidumbre salpica a los principales indicadores de la economía. Solo ver que el dólar americano vuelve a subir, donde varias empresas y familias que ganan en soles pero endeudadas en dólares, licúa sus esperanzas de salir adelante.
El síntoma de la miopía es observar adecuadamente objetos cercanos, pero de forma borrosa y desenfocada cuando están a mayor distancia. ¿Deseas un Aníbal o un estadista? Entonces, pónganse bien las gafas y observen los programas económicos que son el mejor reflejo de lo que sucederá en los próximos cinco años.
Excelente análisis para emitir un voto racional.
Sería bueno que esas dos opciones existan para escoger ( Aníbal o Estadista). Ambas opciones están lejos, me parece. Se nos presenta dos opciones alejadas de algo que quizás ahora si desearían votar ( opción menos radical).
Ahora es cuando nuestras instituciones como FFAA, TC, FN, Congreso, PJ, sociedad civil organizada, etc. van jugar su rol pues, el sgte. gobierno las va a poner a prueba y dependerá de su resiliencia y sabiduría para q el Estado no sucumba a los apetitos más allá del poder que el pueblo le entregue al sgte. presidente, el cual no creo q este a la altura de un Estadista, q aún los partidos politicos se han encargado de no generarlos o promoverlos. Hay algún partido político formando o promoviendo a futuros Estadistas o Líderes visionarios o Estrategas benevolentes? Mucha responsalidad se deja al azar, también debemos pensar que Estado debe pensar en que si alguien va formar partidos políticos y de los cuales salen presidentes, debe asegurarse que no tengamos 18 q se crean Estadistas. Eso me parece que es una falla del sistema que debe corregirse y con urgencia pues cada 5años ciudadanos no podemos estar sometidos a analizar 18 planes de gobierno como si fuera 18 planes de celular o 18 tipos celulares.
Esperemos que siguiente congreso nos ayude a tener que escoger entre uno o dos Anibals o Estadistas.