El misterio Castillo

Por José Alejandro Godoy

Hasta el momento, Pedro Castillo ha jugado en forma eficiente la carta de la representación. La identificación con un maestro de escuela con lenguaje radical, alegaciones vagas sobre las reivindicaciones populares y proveniente de Cajamarca, le ha bastado para que, fuera de Lima, lidere las encuestas en forma casi aplastante y a nivel nacional mantenga una cómoda ventaja. Fuera de esa imagen, Castillo es una gran incógnita.

Como es conocido, el candidato de Perú Libre fue por varios años militante de Perú Posible, una agrupación más cercana al centro que a la izquierda de la que hace gala Vladimir Cerrón. Al mismo tiempo, el plan de gobierno presentado por su agrupación política data de enero de 2020, por lo que, a la luz de todo lo vivido en el país durante este tiempo y de cara a la segunda vuelta, dicho documento requiere de una actualización.

Cerrón, precisamente, es el mayor obstáculo que tiene Castillo para conquistar el voto más cercano a Lima y, sobre todo, en el sector antifujimorista que se niega a votar por Keiko por las mismas razones por las que aún no se decide votar por el candidato de Perú Libre. El plan de gobierno original tiene una mirada bastante corta de la libertad de expresión, no propone grandes reformas políticas más allá del cambio de Constitución. Y Cerrón tiene una sentencia por corrupción y varios cuestionamientos en su gestión en Junín que no ayudan a la confianza. Más aún cuando sigue brindando declaraciones que podrían interpretarse legítimamente como saltarse las reglas constitucionales.

A ello se suman las propias declaraciones que dio Castillo apenas semanas atrás. Hace algunos días se viralizó un video suyo en el que proponía disolver la Defensoría del Pueblo, ante las críticas en su actuación en algunos conflictos sociales. El candidato tuvo que desdecirse y proponer reformas en la línea correcta para fortalecer a la institución. Y no ha sido la primera vez que ha tenido que rectificar propuestas de primera vuelta en materia política.

De allí que sea indispensable que el postulante de Perú Libre no solo pueda hacer rectificaciones, sino que también trazar una ruta clara en materia institucional. Y no solo por un cálculo de votos que pueda generar que, finalmente, el antifujimorismo termine de endosar su postulación. Sino porque el país requiere una tranquilidad en esta materia que no ha tenido en los cinco últimos años y que, lamentablemente, ambas candidaturas acrecientan.

Pero no es el único misterio con Castillo. Hasta hoy no conocemos a su equipo técnico y solo tenemos noticias de reuniones de su equipo con Juntos Por el Perú y los ofrecimientos públicos hechos por el propio candidato a técnicos, congresistas del Partido Morado. Por ahora no hay definiciones ni claridad, menos aún las condiciones sobre las que discutiría estos apoyos. No solo basta con mostrar un equipo, sino también mostrar ideas claras. Y no solo en lo institucional.

Lo mostrado por ahora por Castillo en materia de salud y economía, los dos principales problemas que le interesan a la ciudadanía, es poco menos que la nada. Y con buenas intenciones no se pueden gobernar. Un mejor entorno e ideas claras es lo que se le pide al favorito para ser elegido como presidente del Perú en apenas un mes.