Ruido mentiroso, Ruido entrometido
Ruido escandaloso, mucho mucho ruido
(J.S)
Pasan las semanas, se calienta el ambiente electoral, se acortan las distancias entre ambas candidaturas y seguimos sin tener claro qué haría ninguno de los dos candidatos con respecto a la atención de la pandemia de COVID-19 y la continuidad o no del esquema de vacunación avanzado. En lugar de certezas, tenemos alguna vaga promesa de vacunas rusas o peruanas e inaceptables declaraciones que intentan minimizar una campaña que generó dudas sobre la vacunación. Ruido, que no sustancia.
Me escribe una buena amiga, a propósito de los más recientes shows de campaña de la semana, y me dice que le angustia que nadie esté hablando de cuándo volvería su hijo al colegio. Recuerdo como en otros lugares fue notica la vacunación de maestros y maestras para volver a las aulas. Por aquí la incertidumbre se mantiene a pesar de que, me atrevo a afirmar, este tema podría generar muchos apoyos para la candidatura que lo tomase.
Candidato y candidata se acusan de corrupción, autoritarismo o ambas a la vez, pero el Congreso está intentando aprobar una cuarta legislatura que podríamos calificar mínimamente de “sospechosa” y una comisión parlamentaria intenta pasar desapercibida mientras elige a los nuevos miembros del Tribunal Constitucional. Pero ni ellos ni sus congresistas electos, ni las bancadas propias o de sus “endoses” dicen nada al respecto.
De hecho, de tanto anhelar un debate de propuestas hemos terminado haciendo del debate en sí, y no de las propuestas, el centro de la campaña de estas semanas.
Llevamos ya la mitad de la campaña electoral y, salvo por algunos ofrecimientos en el encuentro de Chota y algunos nombres de equipos técnicos que vienen y van, nuestra campaña electoral parece más cargada de fake news, inaceptables llamados a la violencia y significantes vacíos, que de alguna idea real de cuál es el proyecto de país que avizoran las candidaturas. Lo que tenemos, percibo, es mucho ruido y pocas nueces.
En solo unas horas tendremos un nuevo gesto/espectáculo de campaña. Frente al Penal de Mujeres de Chorrillos ya se alza un estrado. Uno lanzó la bola, sí, pero la otra la recogió, y ahora, en lugar de propuestas para mejorar la situación penitenciaria de las internas de dicho penal, se les ha convertido en parte de una escenografía.
Espero que el debate presidencial del Jurado Nacional de Elecciones –del que celebro su descentralización – permita ahondar en un proyecto de país y que podamos conocer a partir del debate de equipos técnicos algunos de los detalles y propuestas específicas que se vienen reclamando. Pero para estos espacios aún faltan días o semanas, y mientras tanto no podemos seguir discutiendo quién se corre o quién no. Necesitamos saber ya quiénes son los equipos y cuáles las líneas de gobierno: las técnicas y las democráticas.
Necesitamos dejar de darle vuelo a las improvisaciones y el show, a todo ese ruido que dificulta concentrarse en los temas que de verdad importan: la pandemia, la educación, la lucha contra la pobreza y el mantenimiento de la democracia.
Y digo necesitamos y no necesitan, porque percibo que medios y ciudadanía también nos hemos dejado engullir en esta vorágine de anécdotas de campaña y que estamos definiendo nuestro voto en medio de “mucho, mucho ruido”.
Ojalá podamos empezar a ver contenidos, a producir argumentos y a demandar propuestas serias, efectivas, democráticas y honestas. Es eso, y no el ruido, lo que nos permitirá volver a confiar en que “el Perú es más grande que sus problemas”. Quiero pensar que aún no es demasiado tarde.