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jueves, junio 1, 2023

En los vaivenes de los ciclos económicos

Durante el último siglo XX, se inician los dos episodios más catastróficos para los ojos de millones de personas en el mundo, como son la I y II guerra mundial y que hasta ahora sus rezagos ensombrecen a muchas sociedades desarrolladas. En el caso particular de los EEUU, a inicios de la gestión de Harry S. Truman, la II guerra mundial entra a su ocaso pero que lleva consigo a una de las mayores deudas públicas registradas en el mundo, mostrando su máximo pico de 120% del PBI, cifra que podría crispar la piel de cualquier gobernante y más aun si este tiene poca popularidad.

Truman empieza su gobierno tras el fallecimiento de Franklin D. Roosevelt, enfrentando no solamente fuertes problemas sociales relacionados a la escasez de alimentos y huelgas; salpicado además de acusaciones de corrupción; sino también con una deuda pública insostenible. Sin embargo, un ciclo económico de mayor auge llega a EEUU y que le permite una reducción paulatina de la deuda, la cual se diluye hasta llegar a 1980 con cerca de 31% del PBI. Es en ese año donde se presenta nuevamente una escalada vertiginosa de dicha variable tras el recorte de impuestos a los más ricos generado por el presidente Ronald Reagan. Hoy EEUU le debe nuevamente al mundo cerca de 125% del PBI.

Comprender los ciclos económicos contempla, por decir lo menos, un gran capítulo dentro del entendimiento de la teoría económica, debido en gran parte a que las economías del orbe están expuestas a cambios bruscos de sus equilibrios presentados por el cruce de la demanda y de la oferta agregada, lo que podría desencadenar efectos nocivos en sus sociedades, como la pérdida de empleo; o más nefasto aun, disminución de su capacidad adquisitiva tras enfrentar una alta inflación.

Así, el ciclo económico es entendido como las fluctuaciones que sufre una economía, pasando por diversas fases como la recuperación, donde este está aún estancado o crece ligeramente; la expansión, donde presenta su mayor crecimiento; el auge, dando señales de ligero agotamiento; la recesión donde se vive un período de disminución en el ritmo de las principales variables como el consumo y la inversión; y la depresión como un período de estancamiento total sin previsión de mejora. Luego de correctas políticas económicas, se inicia nuevamente la fase de recuperación y así sucesivamente.

Según la FED al cierre del 2021, EEUU enfrenta un crecimiento económico cercano al 5.9%; pero con una deuda en sus máximos históricos y con una inflación de 6.2%, no vista desde hace 30 años. Ante ello, ¿podría afectarle al Perú lo que acontece en EEUU?

En principio, entender que dentro de la política económica del gobierno existen dos tipos que subyacen de esta, y es la política fiscal y monetaria. En esta última, este escenario es mucho más complejo de lo previsto para la mayoría de los banqueros, ya que las economías subdesarrolladas vienen de caídas estrepitosas; de altos índices de desempleo; descalces de monedas realmente severas; y con altas dosis de incertidumbres en el accionar de sus políticas gubernamentales.

Así, según cifras actualizadas por el BCRP, para el 2021 el Perú enfrenta un alto crecimiento económico cercano al 13%, pero con una inflación que roza el 5%, con una deuda pública de 35% del PBI y con un tipo de cambio en sus niveles históricos de S/ 4 por dólar americano. Con este escenario, el BCRP estima aquella situación donde la FED puede estar elevando su tasa de política monetaria a fin de que la inflación no se dispare. Ello generaría una mayor salida de capitales de países emergentes como el Perú, hacia EEUU, y por consiguiente, un mayor tipo de cambio.

Con la finalidad de anticiparse a dicha situación, el BCRP viene elevando su tasa de política monetaria a fin de evitar una mayor depreciación del sol, pero que en el tiempo podría generar un mayor debilitamiento de la inversión privada, muy golpeada por la incertidumbre reinante en el país.

En conclusión, Perú enfrenta un ciclo económico similar al 2019, débil y sin mayor despegue. De seguir apostando por espantar a la inversión, más allá de las buenas políticas del BCRP, el 2022 podría venir con más de una sorpresa hacia los peruanos.

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