El triunfo del candidato que representa a la ultraderecha nos mostró cómo vamos siguiendo el camino trazado por las historias recientes de Estados Unidos y Brasil. El auge y tolerancia social a grupos que activamente ejercen y promueven el odio a todo aquello que los cuestione y que represente asegurar derechos para mayorías, les complica. Niegan los derechos sexuales y reproductivos incluso en la anticoncepción, pretenden eliminar el aborto en 3 causales y ubican las disidencias y diversidades como patología o problema espiritual. Sumado a lo anterior, coinciden también en ese espacio, grupos negacionistas de la pandemia covid19, antivacunas y contra el uso de mascarillas y personas que piensan que el cambio climático es falso – incluido el candidato-. Todos atravesados por un fuerte anticomunismo y la caricatura de transformarse en Venezuela o Cuba, a pesar que el partido comunista fue parte del gobierno de Michelle Bachelet sin que ocurriera ninguna de las amenazas que plantean.
Ante este resultado que a muchos sorprendió, sobrevino una proliferación de preclaros analistas dentro y fuera de los partidos con todas las respuestas y soluciones que ahora parece que fueron siempre evidentes. El resultado, a pesar de la cercanía con Brasil, seguía pareciendo una realidad lejana aquellas donde el negacionismo y las fake news eran parte de la lucha diaria de la campaña electoral. Y esto porque seguramente nuestra clase política siguió el mismo trazado con un sector de izquierda progresista que se situaba fuera de la casta y que termina un ciclo político con la descomposición total del grupo concertacionista incapaz de aunar esfuerzos tras un candidato propio y luego de una desangrada primaria termina por boicotearla desde la interna sin alinearse con la candidata y descolgados que o se fueron al equipo de Boric o no participaron en campaña en primera vuelta.
Por otra parte, el bloque llamado a gobernar, a tomar la posta del estallido y el plebiscito de entrada al proceso constituyente (que tuvo una aplastante mayoría) y mandatado a representar las demandas ciudadanas -al menos en el mundo de las ideas-, se transforma en un reflejo casi exacto del bloque anterior, con similares 3 partidos eje y cuyos dirigentes en su mayoría provienen de un mismo espacio socioeconómico y cultural, comparten historias, familias, postgrados universitarios.
Nietas y nietos de la oligarquía chilena que nos vinieron a explicar lo que era criar, sin tener ningún hijo.
Con una mayoría de la población no identificada con los partidos políticos y el auge de las redes sociales sin bases en el contexto de una ausente educación cívica, es terreno permeable para el ingreso de teorías conspirativas, en un modelo ultra neoliberal donde el individualismo y la competencia te vuelven susceptible a aquello que te da poder y un valor incluso moral sobre el resto. Esto se grafica en la respuesta de muchas personas calificando de “plandemia” , a pesar de las miles de muertes y que se instala el valor de creencias sin razonar como una forma de empate a la superioridad moral de la academia, donde se evidencia las cicatrices de una dictadura que cimientan el miedo y rechazo a la discusión política en distintos espacios sociales.
Desde redes sociales se alzan algunas denuncias ciudadanas en relación a errores en el conteo de los votos, aparentemente una empresa ligada a casos de corrupción en Perú y Brasil (Adexus) habría sido contratada por el servicio electoral chileno y se acusa enmienda de actas que no coinciden con el conteo y que podrían haber aumentado los votos de Gabriel Boric. En un escenario de diferencia de menos de 3 votos por urna, cabe preguntarse hasta dónde son capaces de llegar los dueños del poder actual y si hay o no fraude electoral demostrable.
Estamos ante una arremetida del populismo de derecha aprovechando el anquilosamiento de una centro izquierda y la dificultad de sobrepasar el nicho electoral de Apruebo Dignidad, que no logra convencer en lo rural ni en la zona de conflicto indígena, se instala el discurso del orden y anti migración -aún a costa de hacer zanjas- , migrantes apoyan que no ingresen migrantes. Qué excelente laboratorio del neoliberalismo hemos sido. Es por eso la reorientación hacia el centro político que vemos en la candidatura de la alianza Apruebo Dignidad, para evitar que en este devenir terminemos con un próximo gobierno de ultra derecha, intentando evitar seguir el camino trazado por los dueños de la jaula.