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martes, noviembre 28, 2023

Crisis de la palabra, el discurso, la política

“No hay cómo hacer política sin discurso.

El espacio privilegiado del habla constituye una

de las razones para la lucha simbólica por el poder”

Luciana Panke

 

El sino de la política peruana, es su permanente crisis. No hay partidos políticos con ideologías y que se organicen en función de ellas. Sólo tenemos propietarios con franquicias políticas. En el parlamento no se parla, no se discute, no se delibera, no se debate, sino que se lee y gritan consignas y se hace propaganda. Mientras que en la presidencia de la República el silencio medroso gana presencia frente a las denuncias de los que quieren hacer negocios desde el primer día, o no buscan ayuda ni cooperación que permitan un mínimo de gobernabilidad.

La década oscura de los 90 socavó la poca institucionalidad partidaria que existía en el Perú y que sigue en cuidados intensivos. Alberto Fujimori hablaba escuetamente y se autodefinía como pragmático. Lo único que tuvo que hacer en sus primeros cinco años era seguir la receta del Consenso de Washington. No se requería interpretación, análisis, palabra, ni discurso. Total, se había dado un golpe popular contra los partidos tradicionales que tenían en la palabra a su mejor aliado.

Ausente la palabra y el discurso, cedió su paso al marketing político y la propaganda. En vez de partidarios y militantes convencidos de la propuesta política, aparecen las “portátiles” y supuestas manifestaciones espontaneas en inauguraciones o anuncios oficiales. Y, en un diseño electoral de distrito múltiple con un parlamento unicameral creado en los 90, lo único que interesa es ganar las elecciones a cualquier precio. Para eso, estas marcas políticas buscan invitar, sobre todo, a figuras públicas (artistas, deportistas, periodistas) para “jalar votos”. Es decir que son “figuras públicas que hacen labor política” y no “políticos que hagan labor pública” (BID 2006).

Dos décadas después del fujimorismo, la crisis política continua y se incrementa con un nuevo gobierno que tiene apenas cinco meses de gestión, luego de ganar por estrecho margen.

Pedro Castillo, por obra del azar se encontró con el “huacho” del billete ganador y logró ser ungido como presidente de la República, por poco más de 40 mil votos. No estaba en los planes de Perú Libre ganar las elecciones generales. Mantener la inscripción y tener una bancada parlamentaria, era su plan máximo. El plan de gobierno de ese partido es más un ideario que propuestas de políticas para resolver problemas públicos. Incluso inician ese documento señalando: “Necesitamos de una teoría propia para que el Partido lo practique convencido de su misión histórica”. No es la primera vez que el azar se manifiesta en la política peruana.

Castillo es dirigente sindical del SUTE Cajamarca desde el 2013 [1]por lo menos y miembro de uno de los comités de Perú Posible en ese departamento entre el 2005 y el 2017[2]. Emerge a la vida pública nacional el año 2017 cuando siendo elegido presidente del Comité de Lucha de los SUTE regionales, opuestos al SUTEP oficial, conduce una huelga magisterial que se inicia en el sur del país y se extiende por la mayoría de los departamentos por más de dos meses. Sin logros significativos para el magisterio, pero si algo muy importante, posicionamiento de su figura personal. Se hizo conocido y de allí da el salto a ser candidato presidencial.

En sus 52 años, dedicó por lo menos dos décadas a ser maestro rural en el Centro Poblado de Chugur. Gran parte de su vida discurre en esta provincia cajamarquina y sus centros poblados, donde se forja en paralelo como dirigente de rondas campesinas y dirigente distrital, provincial, y departamental del magisterio. Su centro de acción hacia lo externo es su tierra, su centro poblado.

El discurso, la argumentación y la palabra no son sus principales ventajas, sino lo contrario. A pesar de eso, ganó las elecciones generales en segunda vuelta. Una contienda donde los competidores se hacen notar por las grandes listas de ofertas imposibles. En medio de eso apareció como el maestro rural, distinto, para reivindicar a los de abajo.

Para su labor dirigencial no necesitó sostener grandes discursos, porque el pliego reivindicativo es el que guía las acciones. Como candidato mostró obvias debilidades para articular un discurso mínimo de gobierno, por lo que su triunfo, en segunda vuelta, fue sobre todo producto del antivoto de su contrincante.

Pedro Castillo es producto de la cultura política de los 90. Su juventud y madurez transita en la década del fujimontesinismo, donde las palabras y los discursos sobran. Lo que importa es lo fáctico, mostrar, inaugurar y hacer como que se solucionan cosas, sin politiquerías.

Hoy, Castillo ya no puede escapar de la necesidad que tiene de verbalizar palabras y un discurso político que les digan a las personas que es lo que quiere hacer, cuáles son sus acentos y cómo y con quien lo quiere hacer. En una palabra, debe legitimar la autoridad y la obediencia que los ciudadanos le deben y qué la Constitución le otorga. No importa si es un discurso prestado, pero que él debiera asumirlo como propio.

Con Weber se estableció que los gobernantes son obedecidos por diversos motivos: el interés, la legitimidad, la legalidad, razones utilitarias, costumbre, miedo, afecto, respeto, etc. A Castillo sólo le queda la legalidad, la costumbre y las razones utilitarias (compartir o beneficiarse del poder). Lo legal pueda cambiar con la corriente que promueve la vacancia desde el primer día del gobierno y allí cambian la costumbre y lo utilitario.

Sin cambios importantes en la manera de ejercer el cargo presidencial, la vacancia presidencial está cantada el año 2022. Paradójicamente lo único que podría salvar a Castillo es si se da cuenta o le hacen dar cuenta, de la potencialidad que tiene entre manos con la Presidencia de la República. Desde ese lugar podría iniciar un proceso de deliberación pública ciudadana, no sobre una nueva constitución, sino sobre algo más terrenal. Por ejemplo, la reforma del sistema político y electoral que posibilite mejores condiciones de elección y mejores resultados. Desde hace más de dos décadas, salvo excepciones, sólo obtenemos políticos con prácticas e intereses catalogados como “pork barrel politics”. Clientelismo político barato para intercambiar favores, puestos, presupuesto, obras y todo lo que pueda ser intercambiable.

Pero, esta tarea implica construir una palabra, una argumentación, una narración, un discurso. A través del discurso se puede establecer ordenar y explicar hechos, presentar la realidad y los puntos a favor o en contra y establecer porque se tienen que tomar determinadas decisiones. Si no está en manos del presidente Castillo darse cuenta de lo que tiene entre manos, sino desea ser vacado, su entorno más cercano, Presidencia del Consejo de Ministros, ministros, asesores y aliados políticos tienen esa responsabilidad.

La extrema derecha y el centro derecha se encuentran agazapados esperando la oportunidad que sus iniciativas calen en la aritmética parlamentaria y proceda con la vacancia presidencial de Castillo y posteriormente de Dina Boluarte, y se convoquen a elecciones generales. El instrumento son los medios de comunicación de los principales grupos económicos.

De ese lado, hay que esperar poco para defender la débil democracia que tenemos. Sorprende que la izquierda no plantee propuestas programáticas públicas que le digan a su aliado presidencial por donde es la ruta de gobierno. La vacancia de Castillo, afectará a toda la izquierda en procesos futuros, por lo que debieran ser los primeros interesados en que se construya, aunque sea de manera colectiva, un discurso, una política, una gobernabilidad.

Ello implica dejar de hacer política por las redes sociales como la única y principal presencia con los ciudadanos y pasar a hacer política con rostros concretos que esperan un mensaje y un argumento político que les dé un sentido a su vida cotidiana. Como decía Basadre: “…todos los que de veras consideramos al Perú no como un festín sino como una tarea. Pero tarea quiere decir…meditar, estudiar y resolver sin fórmulas previas, ni recetas fijas”

[1] https://portal.regioncajamarca.gob.pe/sites/default/files/noticias/documentos/04%20JULIO_4.pdf

[2] https://votoinformado.jne.gob.pe/voto/HojaVida/HojaVida?codigo=svq337Txpfk%3d

1 Comentario

  1. Hasta el periodismo bien intencionado, -del cual estaremos agradecidos- se queda donde debemos empezar. Es buena su intención. Ponerse en el medio como imparcial, también es un tradición poco creativa. «Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el del opresor». JOSE IGNACIO LÓPEZ VIGIL. «Tampoco debemos confundir la verdad con loa opinión de la mayoría» JEAN COCTEAU. Finalmente, juzgando el mal proceder de la derecha, no explicando sus causas: El pueblo, la burocracia, los sectores medios, la juventud misma, las autoridades regionales, no ejercen una verdadera tarea política de servicio de las mayorías, son precisamente las consecuencias de un sistema neo liberador, dentro de una economía en proceso de subdesarrollo, que nos lleva a la globalización mundial. Sino, basta con revisar las propuestas educativas y pedagógicas de no pocos especialistas de los últimos 20 años.

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