Con información de France24, EFE y medios internacionales
Las primeras proyecciones electorales tras el cierre de las urnas en Francia ya borraron la sonrisa de los fieles de Jean-Luc Mélenchon, que con el 20% se postulaba como el único candidato de izquierda con posibilidades de aglutinar apoyos suficientes como para disputar el balotaje.
«Y encima con el 20%, mierda, nos ha pasado igual que en 2017«, se lamentaba un militante del líder izquierdista tras conocer los datos iniciales.
Según avanzaba el recuento, llegó a haber esperanza entre los electores del candidato de la Francia Insumisa, quien, con el escrutinio por encima del 70% se quedaba con el 22,2% de los votos, a tan sólo el 0,8% del 23% que obtuvo la ultraconservadora Marine Le Pen, que sí pondrá sobre la mesa sus opciones contra el actual mandatario y candidato centrista, Emmanuel Macron.
En 2017, Mélenchon logró sumar el 19,6% de los apoyos, un dato que, no obstante, tampoco le permitió meterse en la pugna entre Macron y Le Pen, en un calco del escenario que dejó la noche electoral este domingo, 10 de abril.
El candidato izquierdista, con tres procesos electorales fallidos a sus espaldas, salió a hacer una breve comparecencia tras la publicación de las primeras proyecciones en la que, aunque decepcionado, quiso mostrar la esperanza que hay detrás de un movimiento que en los últimos años logró mejorar sus resultados.
Nous savons pour qui nous ne voterons jamais. Et pour le reste, comme je vous l'ai dit il y a 5 ans : les Français sont capables de savoir ce qui est bon pour la démocratie. Il ne faut pas donner une seule voix à Madame Le Pen. #Melenchon2022 #1erTour https://t.co/Ze7TLz8cLJ
— Jean-Luc Mélenchon (@JLMelenchon) April 10, 2022
«Nunca cederemos, nunca bajaremos la mirada», clamó Mélenchon ante los fieles que le acompañaban en la sala del Cirque d’Hiver, en la capital francesa.
Sus seguidores respondieron: «¡Resistir, resistir!», y lanzaron un mensaje al presidente Macron coreando uno de los himnos de la revuelta social de los «chalecos amarillos» durante 2018: «Aquí estamos, aunque Macron no quiera, aquí estamos por el honor de los trabajadores y por un mundo mejor».
Durante su comparecencia, Mélenchon no fue explícito pidiendo el voto para Emmanuel Macron como hicieron la mayoría de los candidatos de izquierda que quedaron sin opciones este domingo. Sin embargo, al contrario que en otras ocasiones en las que fue criticado por su ambigüedad, esta vez sí exclamó hasta en tres ocasiones que «no damos ni un sólo voto a Le Pen».
El líder ‘insumiso’ se hizo con la mayor parte de los apoyos entre las candidaturas de izquierda mientras otros candidatos del mismo espectro ideológico como Yannick Jadot, el líder del Partido Verde, con el 4,7% de los apoyos; la candidata de la Lucha Obrera, Nathalie Arthaud, con el 0,6%; Phillippe Poutou, del Nuevo Partido Anticapitalista con el 0,7%; o Fabien Roussel, del Partido Comunista, con el 2,3% se quedaron lejos de cualquier oportunidad.
Sin embargo, la debacle más sonada de la noche electoral, en línea con lo que ya proyectaban los sondeos preelectorales, fue la de la candidata socialista Anne Hidalgo, que sólo contó con el 1,7% la confianza del electorado.
El Partido Socialista, en una crisis severa de confianza agravada desde la controvertida legislatura de François Hollande (2012-2017), confirmó sus peores presagios, y su mal resultado se sumó a la pésima situación de los conservadores Republicanos, liderados por Valérie Pécresse, que sólo lograron el 4,8% de los votos.
Los malos datos de los partidos tradicionales confirmaron este 10 de abril la ruptura total del eje clásico izquierda-derecha defendido por las fuerzas hegemónicas durante décadas en Francia en pos de candidaturas de outsiders y rupturistas a ambos lados del tablero político. Por la derecha, Le Pen o el ultraderechista Éric Zemmour, que se hizo con el 7,2% de los apoyos y ya piensa en 2027. Por la izquierda, con las propuestas de anticapitalistas, comunistas y otras líneas de extrema izquierda.
Pese a los buenos resultados de las candidaturas progresistas en los comicios regionales de 2021, los apoyos a las propuestas izquierdistas no se rigen por las mismas lógicas a escala nacional, donde la división volvió a impedir que su candidato mejor postulado acabara la noche sin opciones de concurrir a la carrera definitiva por el Elíseo, que tendrá lugar el próximo 24 de abril.
La fractura de la izquierda
La división de los partidos progresistas franceses y su electorado no es nueva.
Desde el turbulento mandato del socialista François Hollande, que tuvo que hacer frente a los estragos de la crisis económica de 2008, y la llegada de Emmanuel Macron, antes miembro del Partido Socialista y quien con su propuesta «En Marche» logró atraer a buena parte del electorado de centro y centro-izquierda con un aire renovador, el progresismo francés no ha remontado cabeza en las presidenciales.
La variedad de candidaturas, cada una atrayendo el voto de diferentes sensibilidades, ha impedido que el electorado tenga un único referente en estas elecciones.
Mientras la socialista Anne Hidalgo hizo una apuesta decidida por el municipalismo, la lucha contra el cambio climático, la vivienda o las demandas de los jóvenes, Los Verdes de Jadot se mostraron más pragmáticos y reservados en su programa social. Incluso Macron llegó a valorar la posibilidad de integrarlo en su gabinete.
Según un sondeo preelectoral elaborado por la empresa demoscópica Ipsos en noviembre de 2020, tanto los votantes de la Francia Insumisa como los socialistas no veían a los Verdes listos para entrar en un Gobierno, alejando ya desde hace tiempo, cualquier posibilidad de alianza.
Durante la precampaña, Hidalgo y Jadot dirigieron ataques a Mélenchon recordando su connivencia pasada con el régimen de Vladimir Putin y su euroescepticismo y reticencias hacia la OTAN, aunque tras la ofensiva rusa en Ucrania sus posiciones se han movido hacia la defensa de la Alianza Atlántica.
También le acusaron «islamo-izquierdismo», una tendencia que, poniendo en el centro la defensa de las minorías, denuncia la islamofobia en Francia y defiende el uso del velo islámico.
Los progresistas franceses ya no sabrán, hasta al menos 2027, qué hubiera pasado en caso de que los partidos del ala izquierdista hubieran unido sus fuerzas para aupar la candidatura de Mélenchon. De este modo, cierran un ciclo electoral sumando poco más del 30% entre todas las propuestas, consolidando su crisis de identidad.
Nunca sabremos si una candidatura única de izquierdas hubiera llevado a Mélenchon a la segunda vuelta, pero los resultados dicen que igual hubiera sido un buen momento para probarlo.#presidentielles2022
— Emilio Ordiz (@EmilioOrdiz) April 10, 2022
«El electorado de Jean-Luc Mélenchon tiene resentimiento hacia Macron»
Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017, los votantes de Mélenchon, que entonces fue el cuarto candidato más votado, se mostraron contrarios a defender a cualquiera de los candidatos, apostado por el voto en blanco o la abstención como fórmulas para mostrar su descontento.
En la misma línea se pronunció el líder de los ‘insumisos’, que rechazó mostrar su apoyo explícito a ninguno de los dos candidatos, aunque posteriormente, como pasó este domingo, 10 de abril, advirtió que había que votar en contra de Le Pen.
Los analistas ahora plantean ciertos interrogantes sobre la cuestión que concierne a las voluntades abstencionistas del bloque de la izquierda radical y sobre si estas pueden dar alas a la candidatura de la lideresa de la extrema derecha, al margen del «cordón sanitario» a Le Pen que ha propuesto la mayoría de los candidatos apeados del balotaje.
Entre la base de votantes de Mélenchon reina la desconfianza y el «resentimiento» hacia el presidente, como afirmó el profesor de Ciencia Política Jean-Marie Chenou, en entrevista con France 24.
Los fieles del izquierdista radical sostienen que durante el quinquenio macronista la mayoría de políticas que ha impulsado han sido de corte liberal, marginando a las clases populares.
Las huelgas sindicales contra el presidente fueron recurrentes durante los primeros meses de su mandato por la puesta a punto de políticas como el adelgazamiento del Estado, la congelación de los salarios públicos o los recortes al gasto público.
También la reivindicación de los «chalecos amarillos«, un movimiento social que nació como rechazo al alza de los carburantes entre finales de 2018 y principios de 2019, alejó a parte de los sectores más radicales de la izquierda de las políticas de Macron.
De cara a la segunda vuelta del 24 de abril será decisivo conocer el sentido del voto de los partidarios del candidato ‘insumiso’ así como conocer el porcentaje de la abstención, que durante la primera jornada electoral se situó en más del 26%.
Le Pen atrae parte del «voto protesta» y trabajador
Otro de los grandes escollos para el avance de la izquierda francesa ha sido la capitalización del «voto protesta» y de parte del voto de los trabajadores de clases bajas por parte de la ultraderechista.
El politólogo Jérôme Fourquet publicó una nota en junio de 2021 en la Fundación Jean Jaurès en la que mencionaba que Agrupación Nacional, el partido lepenista, era la formación «de los perdedores de la nueva estratificación educativa» y que «en 30 años, el voto del del Frente Nacional (como se llamaba anteriormente el movimiento impulsado por los Le Pen) se ha convertido en hegemónico en los círculos obreros».
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos francés, las clases trabajadores suponen un cuarto de la población total del país europeo y hasta el 43% si se suman los empleados retirados.
Aunque el bloque obrero, en palabras de Fourquet «no debe percibirse como un bloque monolítico», durante las pasadas elecciones, el 24% de los trabajadores optó por la abstención, el 30% votó a Le Pen y el 26% a candidaturas de izquierda.
Las políticas liberales de Macron, sumado al euroescepticismo y al marcado discurso antiestablishment de Marine Le Pen, ha atraído a más del 40% del «voto protesta» y del electorado obrero a sumarse a las filas de la extrema derecha, pues sienten que la candidata antepone la defensa de sus intereses frente a los de otros poderes fácticos.
Sin embargo, las proyecciones de Ipsos de cara a la segunda vuelta ofrecen una ventaja de Emmanuel Macron (54%) sobre Marine Le Pen (46%), que se tendrá que materializar, o no, en quince días en las urnas.
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