En nuestro programa de radio PERÚ 2030 del último sábado tratamos el tema de las propuestas sobre la crisis alimentaria con la participación de Alberto García ex funcionario de la FAO y Carlos Paredes director de Sierra Productiva. En el diálogo sostenido vimos que hay alternativas para resolver este problema y que el gobierno no está teniendo en cuenta.
Como sabemos el problema no es solamente de los precios o escasez de los fertilizantes. Más aún, hay 18 empresas en el Perú que producen fertilizantes y que están en capacidad de aumentar su producción, así como alternativas novedosas para producirlo. Por otra parte, tenemos un sistema alimentario que consume productos importados en una proporción importante que nos hace dependiente de la fluctuación de los precios internacionales. El caso del pollo, del pan y los fideos es una muestra.
Ya hemos señalado en artículo anterior sobre el tema que el problema de los alimentos es un problema internacional a la cual se suman los problemas de gestión del gobierno. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Gutierrez, alerta sobre “el fantasma de una escasez global de alimentos” que podría durar varios años. “El alto costo de los alimentos de primera necesidad ya ha hecho que se dispare de 440 millones a 1600 millones el número de personas que no tienen garantizada su alimentación básica. De ellos, casi 250 millones están al borde de la hambruna”, así están las cosas a nivel mundial.
La revista The Economist, dedicó un número al problema, ha señalado que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales. A la guerra Rusia-Ucrania se agregan las sanciones comerciales y demás penalidades que los EU y demás países europeos contra Rusia agudizando con ello el problema.
El editorial de The Economist concluye: “el escenario está listo para las acusaciones mutuas: Occidente echará la culpa a la invasión de Putin, y Rusia echará la culpa a las sanciones de Occidente”.
La globalización ha hecho cada vez más interdependientes a los países, en especial en el comercio de los alimentos, teniendo en cuenta, además, que cuatro quintas partes de la población mundial vive en países importadores netos de alimentos.
Los datos son duros. Rusia y Ucrania proveen 28% del trigo comercializado a nivel mundial, 29% de la cebada, 15% del maíz y 75% del aceite de girasol y juntos aportan cerca de la mitad de los cereales que importan Líbano y Túnez y dos tercios de lo que importan Libia y Egipto.
Mientras en el Perú el gobierno reacciona lentamente y por etapas. Primero a declaró en emergencia el sector agrario y luego aprobó el Plan de Emergencia Agrario, en el marco de la Declaratoria de Emergencia del Sector Agrario y de Riego a nivel nacional. Como todos sabemos un plan es un conjunto de actividades programadas en el tiempo, presupuestado, con metas e indicadores a cumplir y con determinación de quienes ejecutarán dichas actividades. Dicho plan no tiene presupuesto, tampoco metas, indicadores a cumplir y no están determinadas las responsabilidades de ejecución. Se asigna esta tarea a la Dirección General de Estadística, Seguimiento y Evaluación de Políticas–DGESEP del Midagri.
Olvidemonos de consumir pan y fideos en los próximos meses porque el precio de la harina seguirá subiendo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU había advertido que 2022 sería un año calamitoso para la producción de trigo. China, el mayor productor mundial de trigo, anuncia que como consecuencia del retraso de las lluvias el año pasado, la cosecha será la peor de su historia. La sequía afecta a los demás países productores de trigo como la India, EE. UU., Francia y el Cuerno de África. Rusia es el primer exportador mundial de trigo, con 47,9 millones de toneladas.
Según el Banco Mundial hay cuatro medidas para enfrentar la crisis del precio de los alimentos: 1) Mantener el comercio internacional, 2) Apoyar a los consumidores y los hogares vulnerables a través de redes de protección social, 3) Apoyar a los agricultores y 4) Transformar los sistemas alimentarios para hacerlos más resilientes y lograr seguridad alimentaria y nutricional que perdure en el tiempo.
La Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, afirma que la región «produce alimentos para satisfacer las necesidades calóricas de alrededor de 1.300 millones de personas, es decir, para uno de cada seis habitantes del planeta». Sentencia diciendo que alimentamos al mundo, pero los gobiernos no pueden alimentar a sus poblaciones.
También agrega que «hay comida, pero es muy cara para muchos, y las personas que están sufriendo pobreza o pobreza extrema deben optar por alimentos de peor calidad. Comer sano es más caro en América Latina y el Caribe que en cualquier otra región del planeta”.
El problema está, según Susanna Daag, encargada de la oficina de enlace de Welthungerhilfe de Perú y Bolivia, que, para alcanzar la autosuficiencia alimenticia, sería necesario garantizar la disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de los alimentos: «En cuanto a la disponibilidad, América Latina es la tercera región en el mundo en el ranking de pérdida o desperdicio de comida. Las principales causas incluyen cosechar en el momento inadecuado, condiciones climáticas agravadas también por el cambio climático y los desafíos que suponen la comercialización de los productos»
Frente a ello la respuesta a las crisis internacional de alimentos es concentrarnos en fortalecer la producción de alimentos propios en los cuales tenemos ventajas por nuestra biodiversidad. Es necesario centrar el esfuerzo en la agricultura familiar con los recursos y asistencia técnica necesaria ya que esta agricultura produce el 80% de la canasta familiar. El el otro aspecto importante es la logística y la red de comercialización de los productos para que llegue a la población. El sector privado ha demostrado que no puede con esta tarea, su interés comercial está centrado en los sectores medio y altos. Aquí se necesita la intervención del Estado y en lo posible comprometer al sector privado en una alianza público-privada.
El problema en el Perú no es solamente el acceso a la alimentación, sino que los peruanos no cuentan con información nutricional necesaria para tener una alimentación saludable. Es decir, no conocen qué comer para tener una vida sana. Como dice el Banco Mundial es necesario la transformación del sistema alimentario y nutricional. Se requiere consumir lo que tenemos y producimos. Consumir pollo y productos derivado del trigo no es viable en el Perú. El 80% de la alimentación de un pollo es importado.
Cuando un representante del gobierno dijo que comiéramos pescado y no pollo fue objeto de bullying por los medios concentrados. El país es pesquero y el pescado es una fuente importante de proteínas mejor, más barato y saludable que el pollo. El problema es que ni el sector privado ni el gobierno tiene mucho interés en elevar el consumo de pescado porque no es tan rentable como la carne de pollo y hay intereses de por medio.