Por Roger Merino
Hay una lectura especialmente problemática sobre los resultados de las elecciones regionales y municipales. Según esta perspectiva, Perú Libre, el partido que llevó a Castillo al gobierno es el principal perdedor al haber quedado fuera del mapa electoral y, más bien, el triunfo de López Aliaga representaría la victoria de la oposición que busca vacar al presidente y adelantar las elecciones. Esta lectura que repiten algunos analistas y políticos opositores comenzando con el propio López Aliaga proyecta un poder en el bloque opositor que hoy no tiene. Ver la contiende electoral edil como un plebiscito sobre la vacancia es un error monumental por tres razones.
En primer lugar, es usual que en las elecciones regionales y municipales se castigue al partido oficialista o asociado al gobierno de turno. Lo que se hubiese esperado más bien era el triunfo masivo de los partidos que activamente promueven el adelanto de elecciones. Pero ese no ha sido el caso. Con la excepción de Renovación Popular en Lima, los demás partidos pro-vacancia han tenido resultados desalentadores. Avanza País solo habría obtenido 5 municipios, Fuerza Popular y el Partido Morado ninguno. Además, con la excepción de Madre de Dios en donde habría ganado Avanza País, no hay triunfos regionales de ningún partido opositor, incluido Renovación Popular. De hecho, hasta el momento, ninguno ha anunciado grandes victorias en provincias y distritos a nivel sub-nacional, lo que de por sí sería muy improbable dado el predominio de movimientos regionales en la política local. Por el contrario, quien sí ha anunciado haber obtenido más de 50 municipios es Perú Libre, y varios de ellos en territorios clave para la movilización social, como el corredor minero del Sur. Entonces ¿se puede decir que en el territorio nacional ha ganado una agenda anti-gobiernista? Lo dudo.
En segundo lugar, el único candidato que ha articulado un discurso sostenida y abiertamente pro vacancia ha sido López Aliaga y es el alcalde electo menos votado y más impopular en la historia reciente. Debemos recordar que Daniel Urresti estuvo arriba en las encuestas durante casi toda la contienda electoral y perdió la elección por un mal manejo en el último debate. Urresti solo comparte con López Aliaga un discurso populista securitizante pero su votante ha sido mayoritariamente de los conos de Lima (donde López Aliaga tuvo buena votación, pero no arrolladora). En cambio, el hoy alcalde electo ha ganado sin atenuantes en los distritos más acomodados de la capital. De hecho, lo que esto mostraría es una correlación entre quienes hoy apuestan con todo por la vacancia y quienes realmente no tienen interés en el tema. El discurso pro vacancia mediatizado por la prensa y televisión parece haber calado en Lima moderna pero no en el resto de las Limas y menos en el resto del país.
En tercer lugar, un alcalde cuya principal agenda es enfrentarse políticamente al gobierno desde el primer día está expuesto al desgaste político propio de la confrontación. Tal y como le pasó a Fuerza Popular. Solo tendría éxito si es que en el corto plazo surge un escándalo de grandes proporciones que produzca indignación ciudadana de tal envergadura que haga surgir una mayoría parlamentaria pro vacancia. Sería el primero en capitalizar esa situación. Pero se trata de una moneda al aire. No se tiene certeza si eso puede acaecer en una semana, un mes, un año o nunca en el periodo de gobierno.
A pesar de estas razones, lo más probable es que López Aliaga mantenga su estrategia de confrontación y la degradación política continúe. Esto afectará sobre todo a los ciudadanos de los distritos en donde no ganó. Lima es una ciudad profundamente desigual, donde el acceso a servicios, áreas verdes y calidad del aire difiere si te encuentras en Lima moderna o en los conos y sectores populares. Un alcalde desinteresado en hacer políticas públicas urbanas no resolverá la situación de marginación de los sectores más excluidos. Por el contrario, dará un nuevo impulso a la ola ultra conservadora que profundizará las tensiones sociales y los discursos de odio.
Una interrogante final ¿el votante de López Aliaga es ideológico o pragmático como sugiere Martín Tanaka[1]? Renovación Popular es el partido de derecha ultra conservadora más orgánico del país, con un discurso totalizante, sin matices. La combinación de conservadurismo, mano dura y emprendedurismo individual es en sí el corazón de la extrema derecha y esas banderas han sido asumidas por varios sectores sociales. El problema es que en esta contienda electoral no han existido discursos alternativos que enfaticen la solidaridad, la sostenibilidad ambiental y el derecho a la ciudad. El triunfo ha sido ideológico porque la izquierda y el centro progresista no han podido articular una alternativa viable. Pero recordemos que Lima no es el Perú y Lima moderna no es Lima. El triunfo ajustado de López Aliaga le está dando ínfulas a grupos políticos que están asumiendo que cuentan con un poder que en realidad no tienen.
[1] https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/elecciones-primeras-impresiones-por-martin-tanaka-noticia/