Por Alberto Retamozo
Uno de los temas que esta destacando en la campaña por la segunda vuelta electoral es el referido a las limitaciones del candidato de Perú Libre (PL) respecto de sus propuestas de gobierno, espacio en el cual el “cliché setentero” y la vaguedad se dan la mano, con lo que la crítica opositora se perfila cada vez más aguda, la que presenta a su vez a la candidata de Fuerza Popular como solvente en la formulación y presentación de propuestas que se fundamentan en el modelo establecido hace algunos años por el Consenso de Washington. Diferencia que comenzará marcar la pauta de la campaña en las semanas que quedan.
¿A qué se debe que el candidato en mención tenga un discurso tan limitado cuando se le pregunta por lo específico? La primera respuesta que se aproxima más a la verdad, y a la que nos suscribimos, es que no tiene un Plan de Gobierno, y no lo formuló debido a que nunca se imaginó alcanzar tan significativa cantidad de votos, ni mucho menos estar en el balotaje final, ausencia que explicaría sus respuestas evasivas, hecho que no niega que tenga Programa.
¿Cuál es la diferencia entre Programa y Plan de Gobierno? El Programa establece los lineamientos de gobierno en el contexto de la visión de poder tiene una organización política. En el Perú, tenemos como ejemplo el “Discurso Programa” pronunciado por Haya de la Torre en la Plaza de Acho el 23 de agosto de 1931, donde estableció los ejes orientadores del Partido Aprista, el discurso que pronunció Alan García en el Congreso de la República cuando asumió la presidencia en 1985; de ahí, las distintas organizaciones de izquierda también formularon programa, siendo el más significativo la “5ta. Conferencia del Partido Comunista del Perú Patria Roja”, en los setenta; y yendo un poco a las fuentes de la izquierda, tenemos el Programa de Gotha, que era el Programa del Partido Obrero Alemán, el mismo que fuera objeto de crítica por parte de Marx. En PL, es Programa será el documento formulado por dicha organización política y que su candidato ha asumido plenamente.
Pero si el Programa es la generalidad, el Plan de Gobierno es la especificidad, siendo esta la ausencia más grave en PL y su candidato; esta deficiencia que constituye un retroceso respecto de lo avanzado en la proyección de la izquierda como gobierno, que tiene su antecedente a la Comisión de Plan de Gobierno de Izquierda Unida, la que funcionó en el segundo quinquenio de la década del ochenta, propuesta que colapsó en el Congreso Nacional de Huampaní donde el maximalismo se impuso a lo viable, a lo posible.
Establecida la diferencia, corresponde determinar la función de cada uno de ellos. El Programa cumple la función de orientador del Plan de Gobierno, correspondiendo a este último desarrollar cada uno de los ejes programáticos, que es, en síntesis, el ¿Cómo se va a hacer gestión?, ¿Cuáles van a ser las políticas públicas a instrumentalizar y priorizar?, espacio donde el candidato Castillo sigue siendo dirigente sindical y no candidato a la presidencia de la República, siendo quizás el extremo más preocupante de su campaña.
Por ejemplo, si la propuesta programática plantea la expulsión de empresas extranjeras que tienen contratos vigentes con el Estado Peruano; o cancelar las concesiones en las redes viales u otras, o imponer condiciones de negociación en los contratos ley, ¿Cómo se van a ejecutar dichas acciones?, ¿Cómo se va a actuar si la otra parte no acepta?, ya que toda negociación requiere dos niveles de consentimiento, el primero para aceptar ir a una negociación y el segundo, los términos en que se plantea la misma. ¿Alguien de PL ha reflexionado sobre la posibilidad de que el Perú pueda ser demandado en la vía arbitral en el CIADI, y sobre cuáles serían las posibilidades de ganar dicho proceso, o cuál sería la magnitud del costo si se pierde? En el Programa no vamos a encontrar dicha solución, corresponde al Plan de Gobierno plantearse ese escenario, pero a pesar de la gravedad de la decisión y sus posibles consecuencias, el silencio es su mejor argumento.
Otro tema relevante es el régimen pensionario. En el Programa puede encontrarse la eliminación de las AFP, pero ¿Cómo se ejecuta dicha medida? ¿Cómo quedarían los aportantes que quieren permanecer en ellas?, ¿Cuál es la previsión para soportar el gasto a mediano y largo plazo?, ¿Cuál sería el impacto en la economía?; o el de la educación, en todos sus niveles, donde el candidato de Perú Libre antes de ser profesor fue alumno de la misma; o el “cierre del Tribunal Constitucional y de la Defensoría del Pueblo”, órganos esenciales en cualquier Estado de Derecho moderno; o el financiamiento del incremento del gasto público en remuneraciones; y así podríamos seguir enumerando temas donde el candidato no precisa, y estamos seguros de que no lo hará, no porque no quiera, sino debido que no han sido trabajados por la instancia correspondiente.
Esta situación constituye un grave riesgo para el país, por cuanto se va a querer resolver todos los problemas a partir de la ideología y no de la realidad, y cuando no se pueda más se invocará al “pueblo”, con lo que las políticas públicas perderán su sentido de permanencia en aras de la coyuntura y de una abstracción. Por ello, corresponde que al candidato de PL transparentar su Plan de Gobierno, el mismo que debe garantizar la mejora de la institucionalidad a efectos de otorgarle al pueblo el Estado que le permita la consecución de una vida mejor.