Por Claudia Arévalo
Tomo distancia de la coyuntura, del alboroto de las elecciones y la lucha entre candidatos y sus partidarios en un país fragmentado y descorazonado que se bate a duelo con la pandemia, la miseria, la desesperanza y ahora la confrontación política, para dedicar esta columna a aquellos que siguen trabajando a diario y forjando destino en un camino que sobrepasa intereses personales, políticos o de cualquier tipo, y lo hacen con la esperanza que su trabajo podrá hacer un cambio en las vidas de otros.
Voy a contarles sobre un grupo de profesionales de la ciudad de Arequipa y sus colaboradores, dedicados al estudio de dos enfermedades olvidadas: la enfermedad de Chagas y la rabia canina; y que a pesar de la covidización del panorama científico actual que ha disminuido financiamientos y hasta publicaciones siguen haciendo el esfuerzo de mantener a flote sus investigaciones intentando marcar la diferencia, usando herramientas innovadoras y pensando siempre ‘outside the box’.
El grupo trabaja desde 2007; al inicio fueron sólo seis personas en el laboratorio de parasitología de la Universidad Nacional de San Agustín, leyendo ‘chirimachas’ recolectadas durante las fumigaciones, bajo la dirección del entonces estudiante de doctorado Michael Z. Levy, actualmente codirector del grupo, y con la ayuda de los doctores Cesar Náquira, Eleazar Córdova y Juan Cornejo, el último Coordinador de Enfermedades Metaxénicas de la Gerencia de Salud de Arequipa. El grupo se ha establecido como un referente del estudio de la enfermedad de Chagas en Latinoamérica, tiene como base principal la ciudad de Arequipa y cuenta con casi 30 colaboradores entre epidemiólogos, veterinarios, biólogos, científicos sociales, técnicos especialistas de control vectorial, entre otros.
Hasta el año 2014 ya habían conseguido tres becas del Instituto Nacional de Salud de EEUU para desarrollar investigaciones para mejorar la vigilancia y el control de la enfermedad de Chagas. Las colaboraciones con las universidades de Pensilvania, Tulane, Cayetano Heredia y la ONG PRISMA, promovieron la integración de las doctoras Valerie Paz-Soldán y Alison Buttenheim, dos renombradas científicas, al equipo de trabajo; ambas propiciaron un tono diferente a las investigaciones desarrollando nuevas estrategias basadas en las ciencias sociales y en las teorías del comportamiento.
En este contexto, el grupo -concentrado principalmente en la enfermedad de Chagas- enfrentó un problema distinto, la rabia canina, otra enfermedad olvidada, que comenzó como un brote en la ciudad de Camaná, en la costa arequipeña, y que casi 6 años después aun no puede ser controlada. El codirector Dr. Ricardo Castillo, comienza su brega junto con el grupo para poder diseñar toda una estrategia científica que pudiera ayudar al Ministerio de Salud a acabar con esta epidemia.
Cabe decir que el 2020 y los inicios de 2021 han sido particularmente duros para el grupo; sus estudios de campo para la mejora de la vigilancia de la enfermedad de Chagas se han enfrentados a los obstáculos de la cuarentena; y en el caso del estudio de la rabia, las campañas de vacunación se han visto afectadas por un personal escaso que temía contagiarse del virus. Sin embargo, el grupo ha demostrado su resiliencia y ha continuado con ímpetu para poder hacer la diferencia y ayudar a la población arequipeña golpeada fuertemente por el Covid-19, y que por lo menos se pueda minimizar el efecto de la pandemia en estos programas.
Puedo mencionar por ejemplo que en el caso de la enfermedad de Chagas se ha sabido sacar provecho del uso de las redes sociales y aplicativos móviles para promover la continuidad de la vigilancia entomológica a través del sistema de denuncias, y promover la participación ciudadana; por otro lado, en el caso de la rabia canina se ha impulsado el desarrollo de métodos ingeniosos para llevar a cabo campañas de vacunación, cuidando a la población y a los investigadores del contagio del virus, usando cabinas de vacunación con un diseño simple pero efectivo.
Este es solo un ejemplo de lo que personas comprometidas con su carrera y profesión pueden lograr; estoy segura de que existen en nuestro país muchos más grupos y profesionales de todo calibre que siguen adelante, se reafirman en sus convicciones, y consiguen alcanzar objetivos importantes, aun con todo en contra.
Creo que contándoles del trabajo de este grupo en específico, rindo homenaje a todos los que como ellos se esfuerzan en el Perú. Sé que los ánimos no son los mejores, los años de normalidad se ven lejanos y tenemos que comenzar a pensar que esto será así por algún tiempo más; sin embargo, también debemos saber que a pesar de todo existen buenas personas que se preocupan y tratan de poner todo su trabajo al servicio del prójimo.
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Si desea información del grupo puede visitar su pagina web http://www.chirimacha.com o sus redes sociales @OneHealthUPCH.