Por Beatriz Llanos
En una campaña donde el voto indeciso fue el protagonista de las encuestas, el último sondeo del IEP (03/04) muestra que del 28% encuestado que aún no ha escogido candidato/a presidencial, la mayoría (61%) son mujeres. Aunque el Perú estrena la composición paritaria de listas al Congreso, en la agenda de campaña presidencial la igualdad entre hombres y mujeres no cobró la centralidad requerida para arribar a más y mejores políticas públicas ante una pandemia que agudizó desigualdades que afectan a las mujeres en su diversidad.
Con la violencia de género incrementándose, brechas salariales irresueltas, empleos precarios/informales y el cuidado mayormente a su cargo, sobre sus hombros pesan grandes costos de la crisis. Las propuestas incluidas en planes de gobierno según un análisis dirigido por la experta Marcela Huaita, en mayor medida “han contemplado acciones respecto de una vida libre de violencia, mientras que (…) otros objetivos han quedado un poco rezagados”[1]. Los objetivos rezagados: derechos sexuales y reproductivos; acceso a la toma de decisiones; y derechos económicos, sociales y culturales.
Como los electores no siempre revisan los planes de gobierno y no todos los candidatos/as presidenciales incluyen todas las propuestas de sus planes en sus mensajes de campaña, otra forma de acercarse a la prioridad otorgada puede ser -pese a lo escueto del formato- los debates del JNE. En estos la no violencia contra la mujer fue un tema mencionado y respondido, pero no central. En el primer día de debate Verónica Mendoza señaló la capacitación a la policía para acoger denuncias y la educación para la igualdad con enfoque de género en el contexto del incremento de la violencia y George Forsyth los Centros Mujer, más mujeres policías en altos rangos y educación de género centrada en valores. Keiko Fujimori hizo una escueta alusión a la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres.
En el segundo día de debate, ni un segundo dedicado al tema. En el tercero, disculpas, un compromiso con la no violencia y la igualdad entre hombres y mujeres en su gobierno, mencionadas por Rafael López Aliaga. Éstas fueron puestas en entredicho por Julio Guzmán quién le reprochó su incoherencia a la par de señalar el rol de un enfoque de género en la igualdad de derechos. Fujimori y López Aliaga rechazaron la “ideología de género” sin explicar en qué consiste.
En este contexto, es llamativo que en campaña un candidato a la Presidencia (RLA) y su excandidata a la Vicepresidencia hayan tenido comentarios sexistas hacia las mujeres; dos candidatos fueran objeto de denuncias previas de exparejas por violencia física y/o sicológica (GF y César Acuña) y uno, una denuncia por acoso sexual archivada fiscalmente que -se ha señalado en medios de comunicación- no niega en dicho archivo la existencia de mensajes explícitos, pero no se calificaron como acoso (YL.). ¿Han tenido un costo electoral? Aunque es necesario mayores análisis la encuesta IEP muestra, respecto de los siete candidatos en primer lugar, que López Aliaga y Forsyth tienen una menor intención de voto entre las mujeres (ambos 39% frente a 61% de los hombres) al igual que Yonhy Lescano (46% mujeres vs. 54% hombres).
¿Cuánto impacta en las decisiones electorales la inclusión o ausencia de propuestas sobre igualdad entre hombres y mujeres? En países como EEUU o España, el voto de las mujeres es bastante disputado pues puede inclinar la balanza electoral. Propuestas (y conductas) tienen mayor relevancia y centralidad. En Perú, se necesitan más análisis en profundidad, probablemente también más conciencia respecto de la importancia de la igualdad en democracia.
[1] Análisis disponible en http://blog.pucp.edu.pe/blog/marcelahuaitaalegre/2021/03/01/los-planes-de-gobierno-frente-a-la-politica-de-igualdad-de-genero/