La incidencia feminista en el siglo XIX se hizo sentir con las luchas por modificar el Código Civil. En esto, pioneras como María Jesús Alvarado (1878-1971) con Evolución femenina (1914) y Miguelina Acosta (1887-1933)[1] tuvieron un papel relevante y decisivo. Lo mismo ocurrió con la administración de los servicios para las mujeres sin recursos: ejemplos de esto fueron el esfuerzo feminista por conseguir espacios en la Beneficencia Pública u otros servicios, los cuales estaban administrados conjuntamente por un Estado incipiente, la Iglesia católica y sus congregaciones.
Hay que lamentar la injusticia de no apoyar el voto femenino —como dijo el historiador Jorge Basadre—, salvo por el esfuerzo poco reconocido de una generación de mujeres tan importante y cuyas iniciativas se hicieron sentir en el siglo XX, pero que recibieron un escaso respaldo de la clase política.
Es con las sufragistas peruanas, alrededor de la Constitución de 1933, cuando empieza el gran debate sobre el voto femenino. Lamentablemente, y a pesar de las luchas de las organizaciones feministas de la época, solo se termina adoptando el voto femenino municipal, como se está conociendo gracias a documentación y estudios recientes. Recordemos que el impacto de la guerra con Chile golpeó a una generación de escritoras como Clorinda Matto, Mercedes Cabello, entre otras, y un movimiento en gestación quedó detenido.
Es la Guerra del Pacífico la que trae a María Jesús Alvarado y a su familia a Lima y es ella quien posiciona el papel de las mujeres como ciudadanas y al feminismo en el escenario político peruano. Así, el 28 de noviembre de 1911, María Jesús Alvarado, en su conferencia leída en la Sociedad Geográfica de Lima, abre el siglo mencionando qué reformas necesitamos y las exige desde el feminismo. En la cuarta reforma, señala que “se les otorguen los derechos políticos para poder intervenir directamente en los destinos nacionales”. Las primeras reformas están relacionadas con la educación, el trabajo y los derechos civiles de las mujeres.
Alvarado reconoce que se ha iniciado influencias, moderadas, lentas pero continuas, que no reclaman aún reformas civiles, ni derechos políticos, y están en el campo intelectual y económico. Y lo interesante es que reconoce lo que ella llama los talentos espontáneos que con una elevada cultural literaria han conquistado puestos importantes en las letras nacionales. Y destaca a Flora Tristán como una celebridad reconocida por su intensa labor en pro de sus ideales, y destaca el monumento en su honor en Burdeos. Menciona también a Carolina Freyre de Jaime, Mercedes Cabello, Clorinda Matto, Amalia Puga, Lastenia La Riva, Teresa González de Fanning, Elvira García y García, Dora Mayer y se extiende en Zoila Aurora Cáceres que ha conquistado a la intelectualidad europea; para ella estas mujeres son el movimiento feminista intelectual en el Perú en 1911.
La misma Zoila Aurora Cáceres es hija de la guerra y su posición como hija del mariscal Andrés Avelino Cáceres, además de su cercanía con Clorinda Matto y su estancia en Alemania y Francia, la relacionarán con el debate del sufragismo europeo y sustentará su tesis sobre el feminismo, que hasta la fecha no se ha difundido en el Perú.
La reciente publicación de la correspondencia de Zoila Aurora Cáceres nos relata el nivel de organización nacional de las sufragistas peruanas de la década de 1930; así, en breve carta que ella, como presidenta del Centro Unión y Trabajo de Obreras de la Victoria, envía a David Samanez Ocampo[2],[3], presidente de la Junta de Gobierno, da cuenta de un respaldo numeroso al adjuntar mil firmas de adherentes al voto femenino.
Sin duda el papel de feministas como María Jesús Alvarado y Zoila Aurora Cáceres fue definitivo, pero también el rol pionero de la militancia femenina en los partidos políticos de la época. En mi ensayo Feminismo y sufragio[4] resalto la figura de Magda Portal, fundadora del Apra, y de las mujeres del Partido Comunista. La base social la ponen también las mujeres en los partidos. Incluyendo a un partido fascista como la Unión Radical y una figura compleja como la de Yolanda Coco Ferrada y la militancia femenina.
En el caso de Alvarado, su exilio en Buenos Aires la priva de ser la figura central entre 1930 y 1932, pero la acerca a Alicia Moreau, pionera feminista argentina que presenta la primera iniciativa del voto femenino y que luego recogerá Eva Perón. Cuando gana el sufragio femenino en la Argentina en la Cámara de Diputados, escribe María Jesús que “marcará una fecha histórica en las conquistas de los derechos de la persona humana; no es un triunfo femenino, sino de la humanidad” y recordará que en 1910 se hizo un llamado a las mujeres del continente “que arrojaron el surco llenas de entusiasmo las semillas que lentamente han ido germinando y que dan hoy su magnifica cosecha al reconocer los derechos políticos a las mujeres argentinas” (archivo MJA).
Su regreso y la recuperación de su liderazgo
María Jesús Alvarado regresa al Perú del exilio. luego de once años y nueve meses en 1936. Su apoyo al naciente movimiento obrero le ha costado la prisión y el exilio. A su retorno de Argentina, Alvarado recuperará el espacio dejado en el Perú. Si bien es cierto que la década de 1940 está poco documentada, en Feminismo y sufragio dejo constancia de su papel y del Comité Nacional Pro-Derechos Cívicos y Políticos de la Mujer, que presentan un pedido de reforma al artículo 86 en favor del voto femenino. Este queda en empate el 19 de agosto de 1941 y es archivado en el Congreso.
El 31 de agosto de 1945 se publica una convocatoria para ver los proyectos presentados al Parlamento, entre ellas está el de Irene Silva Santolalla a fin de intensificar la lucha por los derechos de la mujer. Este texto también da cuenta de la cercanía de María Jesús con Santolalla que se convertirá años después en nuestra primera Senadora de la República.
Nueve años después, la institución Evolución Femenina reanudará su cruzada para que sean reconocidos los derechos de la mujer en toda su plenitud; el diario El Comercio, el 7 de septiembre del 1945, publica la siguiente nota:
“Reunidas ayer en “La Asociación Cristiana de Jóvenes”, numerosas socias antiguas y simpatizantes, la Srta. María Jesús Alvarado, informó sobre las gestiones ya iniciadas, en prosecución de la sanción del proyecto de ley que reconoce los derechos políticos de la mujer, presentado por los senadores Encinas y Romero, y presentó a la deliberación de las asistentes algunas sugerencias con el mismo fin. Se llegó a los siguientes acuerdos: Constituirse en la Cámara de Senadores, el lunes próximo a las 4:30 p.m. para entrevistarse con la Comisión de Constitución, y entregarle un Memorial solicitando su dictamen favorable, y a la brevedad posible, en el proyecto sometido a estudio”.
El Memorial en mención solicita se dictamine a favor de la ley Encinas/Romero, apela al papel que han tenido las mujeres en las contiendas europeas, de 1914 y 1939, a la Carta de las Naciones Unidas que ha reconocido los derechos de la mujer, y que el gobierno peruano ha reconocido implícitamente.
En 1945. Jose Luis Bustamente aprueba la Ley 10233[5], que regula las Juntas Municipales Transitorias y las Asambleas Municipales Electorales, iniciativa impulsada por José Galves y León de Vivero en el Congreso, y un articulo señala que podrán participar las mujeres mayores de 21 años que sepan leer y escribir, de acuerdo a la Constitucion vigente (art 86)
Con estos cambios tenemos a las primeras mujeres que ocupan espacios locales. La tesis de Bedoya: Dora Madueño, la primera alcaldesa del Perú en 1945 relata que Madueño fue elegida alcaldesa de Huancané (Puno), junto con Angélica Zambrano en Urubamba (Cusco) y las tenientes alcaldesas Eva Morales (Arequipa) y Susana León (Matucana, Lima). La mayoría pertenecientes al Apra.
En 1945 saldrán elegidas, como concejalas a la Municipalidad de Lima, María Jesús Alvarado, Susana Solano, Virginia de Izaguirre y Beatriz Cisneros. Alvarado obtiene veintidós votos en la asamblea del 6 de octubre de 1945. En Miraflores eligen a Alicia Cox de Larco y a Luisa Benavides de Porras, y en San José de Surco, a Anna Chiappe de Mariátegui y Haydée Bahamonde[6].
Cabe recordar que no había una votación directa universal y, por eso, las Juntas Municipales Transitorias eran relevantes para los derechos políticos de las mujeres en el Perú. El 15 de octubre de 1945, María Jesús Alvarado publica Las mujeres en las municipalidades, sobre la importancia de la presencia de mujeres. Destaca: “marca un hecho histórico iniciando la era de las reivindicaciones femeninas en la legislación del país, pues ejerce así la mujer uno de sus derechos inherentes a la ciudadanía”
Cuando se instalan las Juntas Municipales Transitorias en 1945, María Jesús y Evolucion Femenina son determinantes para que incluyan a las mujeres; esta se reconoce ser la primera sociedad que emprendió en el país campaña por el derecho de la mujer y que habiendo otras instituciones que se ocupan del problema feminista, le encargan hacer un llamamiento a dichas jóvenes instituciones a fin de aunar energías para luchar unidas. (El Comercio, 6 de noviembre 1945)
María Jesús Alvarado era una organizadora nata; en 1945 escribe a la concejala Filomena Soto Torres, de la Junta Municipal Transitoria de Cajatambo y le hace un recuento de las luchas y la invita a colaborar y adherirse a la causa. Le pide fundar una Junta Directiva de Evolución Femenina que le de unidad a la campaña por el progreso social, en la acción cultural y defensa de los derechos femeninos. (archivo MJA).
El 16 de octubre de 1946, María Jesús recibe una carta de la Secretaria Nacional del Comando de Capacitacion Femenina del Apra; es Magda Portal que la invita a la Convencion Nacional de Mujeres Apristas, a ella y a toda Evolución Femenina a presentar trabajos y a una delegada con voz, pero sin voto, según el reglamento. Ella responderá el 11 de noviembre de 1946 y le dirá que por el tiempo no podrán tener una buena participación, pero que le avisarán quien es su delegada. Esto nos da cuenta de cómo ella articulaba con todos los sectores políticos.
En la convocatoria y visita en 1923 de Carrie Chapman Catt, presidenta en la Woman Suffrage Alliance (IWSA) organización fundada en 1904 con Millicient Garret sufragista inglesa, entre otras, figura entre los ponentes María Jesús Alvarado como Evolución Femenina, Raúl Haya de la Torre y Juan E. Neula; el evento se realizará el 4 de marzo de 1923: Ese mismo año, Alvarado contribuirá a la fundación del Consejo Nacional de Mujeres.
El voto femenino, 1952-1955
El papel y el apoyo de la prensa es constante. El 24 de junio de 1952, publica María Jesús en la Crónica un artículo que cierra hablando del perfeccionamiento de la democracia en las jóvenes repúblicas hispanoamericanas y señala: “Ojalá que cuando la mujer sea investida a plenitud en el cumplimiento del deber austero, para que desempeñe las funciones públicas con eficiencia productiva e integridad incorruptible, sacrificando los intereses privativos, si es preciso, al bienestar de la colectividad y el progreso de la patria”. María Jesús Alvarado sigue activa en su lucha sufragista y apoya el Proyecto de Ley de Francisco Pastor —diputado por Puno—, presentado el 1 de agosto de 1953 que busca modificar el artículo 84 de la Constitución vigente. Este proyecto se suma a otra iniciativa del diputado Luis Osores.
Otro texto fundamental publicado el 23 de agosto de 1953 resume la larga lucha por nuestros derechos políticos; señala ante todo que en la primera década, el voto político para las mujeres era considerado un absurdo de mentes desequilibradas. A continuación señala que quiso refutar a un escritor chileno -—por sus opiniones depresivas para la mujer— considerando natural y eternas su subordinación. Esto la animó y habla de la protesta que ya sentía y su idea que el progreso exigia de la acción femenina y ya tenia el concepto de la igualdad humana. Agradece a La Prensa, El Comercio y La Crónica que le dieron hospitalidad, que califica como comprensiva e hidalga. Al hacer un recuento de lo caminado, reconoce que fue un triunfo la ley que autorizó el ingreso de las mujeres a las Sociedades de Beneficencia, que el primer proyecto del 31 de agosto de 1915, fue archivado siete años y aprobado en 1922, y que lo que al final de cuentas pedían las mujeres era el derecho hacer el bien en las instituciones oficiales.
Asimismo, el 4 de septiembre de 1953 escribe en el diario La Crónica en favor de los derechos políticos de la mujer. Alvarado, 44 años después de su discurso emblemático sobre el sufragio femenino en 1911, se convierte en el centro de atención en toda la prensa peruana: es la gran figura de ese momento. [Este año se cumple 110 años de la célebre conferencia sobre El Feminismo en la Sociedad Geográfica del Lima]
El libro de Karen Paulsen[7] ¡Somos ciudadanas! Ciudadanía y sufragio femenino en el Perú (2015), que tuvo acceso a los archivos de Odría, sepulta la tesis de la historiadora Kathryn Burns[8] (1983), quien manifiesta que el voto femenino fue un regalo de Odria. Hoy no queda dudas de que hubo una gran presión social nacional e internacional —y no solo del feminismo sino de sectores más amplios— en favor del voto femenino.
La revisión de documentos en el Archivo de María Jesús Alvarado, algunos mencionados en este texto, aportan nuevas evidencias sobre el papel decisivo que tiene Alvarado y Evolución Femenina en la obtención del voto femenino en 1955.
Hay un largo camino recorrido donde falta investigar y publicar toda la documentación de los archivos de María Jesús Alvarado, como también faltará documentar el largo camino hacia la paridad conseguida en nuestro país en que el feminismo jugó un rol importante.
El Estado peruano declaró este 8 de marzo Patrimonio Cultural de la Nación nueve unidades bibliografícas de la obra política de Maria Jesus Alvarado, tres de ellas en custodia en la Biblioteca del Centro Flora Tristán.
La presencia hoy de 49 mujeres congresistas electas, es parte de este largo camino recorrido. Saludamos una decisión histórica que el busto de Maria Jesus Alvarado haya quedado este 6 de mayo en Palacio Gobierno, en el Salón de la Paz, al lado de Clorinda Matto, José Carlos Mariátegui, Raul Haya de la Torre, Manuel Gonzales Prada y Jorge Basadre que quisieron construir nuestra República.
[1] En Exposición Miguelina Acosta. Pensamiento y acción. Diciembre. Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega.
[2] Publicación de cartas de Zoila Aurora Cáceres con el trabajo de Sofía Pachas, edición de JNE, BN, Flora Tristán, 2019.
[3] Carta fechada el 2 de abril de 1931.
[4] Feminismo y sufragio. Elecciones. Revista ONPE, 15, vol. 14, 2015.
[5] Reconocemos el papel de José Antonio Encinas (1988-1958).
[6] “Asamblea Electoral Municipal de Departamento de Lima”. El Comercio, octubre de 1945.
[7] Karen Poulsen, ¡Somos ciudadanas! Ciudadanía y sufragio femenino en el Perú. JNE, PUCP, 2018.
[8] Kathryn Burns publica en Socialismo y Participación el artículo “Más allá de lo esencial femenino. Los comienzos del feminismo peruano”.
¡Excelente!