Cuando teníamos 13 años junto con mi mejor amiga y otros compañeros del cole compartíamos una preocupación por la política. Era el año 2000 y les confieso que pasaba más tiempo viendo Canal N que haciendo mis tareas.
Los viernes, al salir del cole, caminábamos en manchita hasta la plaza San Martín y nos sumábamos a ese variopinto grupo de personas que lavaban la bandera o pintaban los muros de la vergüenza. Siendo menores, nos quedábamos solo un rato mientras no oscureciera, siempre cerca de los chalecos de la Defensoría del Pueblo que resguardaban el proceder pacífico de las protestas y cuidaban a sus participantes del temido Servicio de Inteligencia.
Recuerdo el flash de la segunda vuelta del 2000. Estaba con mis papás en una pollería y la gente aplaudió cuando dieron por ganador a Toledo. Luego… bueno, Portillo y su “papelito manda”. Y los cuatro suyos. Y el incendio del Banco de la Nación.
Recuerdo los vladivideos y la histórica y alucinante “persecución” de Fujimori a Montesinos por las calles de Lima. También la noche en que no podía dejar la tele mirando como subían decenas de maletas al avión presidencial para un viaje a una cumbre que debía durar apenas días. Y la renuncia por fax. Y la transición.
Así, viendo erosionarse y reconstruirse la democracia, aprendimos a creer en ella. A defenderla. Me pregunto qué otra vocación podría haber tenido si en lugar de crecer en el Perú de los noventas y dos miles hubiese crecido en democracia.
Estas semanas, actores y actrices de ese mismo repertorio noventero, acompañados de nuevas (y no tan nuevas) incorporaciones están intentando nuevamente socavar la democracia para garantizar la primacía de sus intereses y sus posiciones de poder y, no lo duden, para evitar la prisión.
En un giro alucinante de esta trama, Vladimiro Montesinos ha vuelto a escena para recordarnos que en realidad no hubo renovación partidaria, no hubo cambio a conciencia. No dejó nunca de haber fujimontesinismo.
Mi mejor amiga del cole me ha escrito: “me siento como cuando teníamos 13”.
Sin embargo, a diferencia de aquellos nuestros 13, esta vez los organismos electorales y nuestra frágil democracia siguen demostrando una sorprendente resiliencia y aguante. Siguen actuando, esforzadamente, por garantizarnos un cambio de mando constitucional, aunque eso signifique resolver una y otra y otra vez reclamaciones legales sin fundamento.
Pienso mucho en los y las adolescentes de hoy, aquellos que el 2026 ya votarán. Ellos, que a falta de un Canal N de información veraz (que pena da decirlo) cuentan con las redes y los informativos alternativos.
Que la vorágine del momento no nos haga olvidar que, además de los ciudadanos y ciudadanas que hoy afrontamos esta crisis, intentamos entenderla y nos comprometemos con sus soluciones, hay jóvenes, niños y niñas mirando lo que pasa y aprendiendo a convivir en sociedad de lo que ven de la sociedad. ¿aprenderán de la violencia y la imposición o del diálogo y la democratización?
Me pregunto qué pensarán hoy en día los escolares que se inclinan por el Derecho como profesión. También cuántos de ellos y ellas estarán descubriendo vocaciones estadísticas. ¿Tomarán nota de qué tipo de periodistas quieren ser?, ¿algún día alguna dirá que se hizo politóloga o politólogo para entender estos tiempos convulsos?
Sea como sea, lo que de verdad espero es que como sociedad podamos seguirles convenciendo de que la democracia vale la pena, de que hay que apostar por ella, defenderla y hacerla más nuestra, más ciudadana.
Para ello también será necesario recuperar la confianza en las instituciones, cerrar de una vez la puerta a quienes no siguen el camino democrático y disponernos a, desde la ciudadanía, no volver a abrir espacios al autoritarismo.
Si de estos tiempos de crisis, de angustia y indignación e incertidumbre debe quedar algo, por favor, que sean hombres y mujeres que aprendan a valorar la democracia, aunque sea porque intentaron quitársela una vez más.
Paula, este año los de 13 han elegido estos temas de investigación: Estereotipos respecto a la derecha y la izquierda en el proceso electoral 2021
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