Lo mencionó desde un principio. Pedro Castillo durante toda su campaña lectoral e incluso en su juramentación como presidente de la República dijo sobre su deseo de hacer una nueva Constitución.
Factible o no esa es la postura del profesor y líder izquierdista que en su primer discurso a la nación mostró la intención de persistir en sus ideales, pero de la manera legal y correcta.
“El pueblo peruano debe tener la seguridad que no queremos hacer cambios por el simple deseo de hacerlos, sino que muchas de las disposiciones hoy vigentes solo benefician a las grandes corporaciones para que puedan llevarse nuestra riqueza a raudales”, enfatizó.
La disyuntiva que se generaría es con el Congreso. Castillo tendrá que saber conversar con los parlamentarios para que se llegue a un acuerdo. Recordemos que existe un grupo de oposición que mantendrá firme sus posturas hacia los proyectos -como algunos mencionas- “populistas”.
Hay que recordar que tal como indica la Constitución de 1993 no hay posibilidad alguna de que haya una Asamblea Constituyente ni que se elabore una nueva Carta Magna y mucho menos que un Jefe de Estado convoque a referéndum.
Lo que Castillo quiere es presentar ante el Congreso, respetando el procedimiento de reforma constitucional previsto en el artículo 206º de la Constitución vigente, un proyecto de ley para reformarla; que, tras ser analizado y debatido por los parlamentarios, se aprueba y luego vaya al famoso referéndum popular.
El tiempo que pueda tomar el desenlace de realizar una nueva Constitución podría ser hasta de un par de años. Algunas de las consecuencias que originaria este panorama político es incertidumbre en las inversiones por parte de empresarios nacionales como extranjeros y por ende frenaría la creación de empleos.