Parte de Guerra con Chile N° III:
La velocidad de la guerra es corta y el dolor cruento, el 27 de noviembre de 1,879 rápida e igualmente que los enemigos, estábamos al pie del cañón, con el fusil en ristre y la espada desenvainada; éramos cerca de tres mil hombres por cada uno de los lados; reiteradamente las tropas peruanas sacaron la mejor valía, bajo la conducción de alto mando encabezados por el Estado Mayor con los oficiales Belisario Suarez, Andrés A. Cáceres, Alfonso Ugarte, Francisco Bolognesi, Roque Sanz Peña, comandados por el General Juan Buendía, Jefe del Ejército del Sur.
Luego de unas eternas diez horas de lucha cuerpo a cuerpo, los chilenos reconocieron y aceptaron su derrota, contando 516 bajas y 179 heridos, así como la pérdida de varios cañones y equipos de fusilería.
Por el lado peruano, tuvimos 236 bajas y 261 heridos; sangre generosa de compatriotas y cusqueños fue regada, destacó también la acción del Guardia Civil Mariano de los Santos, que arrancó una bandera enemiga y capturó a una Coronela del ejército chileno, por el que fue reconocido por su Jefe Francisco Bolognesi. En esta batalla regaron con su sangre Manuel Suárez, Juan Bautista de Zubiaga, el corneta Mariano Mamani y el soldado Manuel Condori, entregaron sus vidas en las primeras trincheras del enemigo y en plena ofensiva.
Sabemos todos, que estamos en las auroras de la guerra y la contienda en el futuro es muy incierto; pero esta victoria fue gritada ronca y broncamente por las tropas y oficiales, recobrando la esperanza que no todo está perdido y que el destino puede ser corregido a pesar de la fatalidad. Dejamos constancia, que desde el mando de Arequipa, no llegan municiones, vitualla y tampoco refuerzos humanos. Pareciera que hay un abandono deliberado.
Solo intuimos mirando otear la tarde, que tal vez para el alto mando, los peruanos naturales y comunes no existimos. La única reiterada y cancina noticia consolante que llega, es que en cualquier momento el Gobierno de los EE.UU. junto a otras potencias del mundo como Francia tomará parte por el Perú; pero los oficiales hasta cuando leen las comunicaciones, saben que ella es una quimera o una mentira piadosa que avergüenza continuar la lectura.
En un tremendo error que el Gobierno Nacional y el Estado Mayor, pueda confiar ciegamente en las habladurías de colaboración, por parte de los Estados Unidos de Norteamérica; como todos sabemos existe una relación umbilical y de nacimiento entre los imperios de Inglaterra y el país del norte; tienen inversiones conjuntas en la explotación de los recursos naturales en nuestro continente; solo personas ingenuas pueden confiar que dicho país y gobierno, participaran a nuestro favor o por lo menos paralizar las acciones de hostilidad, para establecer negociaciones y un alto en la guerra. La diplomacia peruana en este terreno es una derrota y subordinación a las grandes potencias.