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lunes, diciembre 2, 2024

El 7 de setiembre: Un balance de la participación política de las mujeres en el Perú

“(…) Es obvio que hay discriminación. La mujer no tiene las mismas oportunidades que el hombre. Y la mujer que no se somete al sistema, que trata de romper las pautas aceptadas, queda estigmatizada como “rara” y “poco femenina”. Pero la mujer que aspira a presidir la mesa o ser miembro del Congreso lo hace por el mismo motivo que cualquier hombre: cree que puede hacerlo y quiere intentarlo” (Shirley Chisholm, primera mujer negra elegida en el Congreso de Estados Unidos, 1969)[1].

 

El Día de los Derechos Cívicos de la Mujer suele pasar desapercibido, pero no debemos olvidar la importancia de lo que conmemoramos: la primera vez que se permitió que las mujeres pudiéramos elegir y ser elegidas.

 

Un 7 de setiembre de 1955, se modifica la Constitución de 1933. Hasta entonces, solo eran ciudadanos “los peruanos varones mayores de edad, los casados mayores de 18 años y los emancipados” (artículo 84). Con esta reforma constitucional, mediante Ley Nº 12391, la ciudadanía se extiende también a las mujeres mayores de edad, aunque limitado todavía a quienes supieran leer y escribir[2].

 

Hizo falta todavía un año más para que las mujeres podamos votar de manera efectiva: el 17 de junio de 1956, en las elecciones generales realizadas ese año. En dicho proceso electoral, además, resultaron ganadoras una senadora (de 53)[3] y ocho diputadas (de 182)[4].

 

Cámara de Senadores/as Cámara de Diputados/as
Nombre Circunscripción electoral Nombre Circunscripción electoral
Irene Silva de Santolalla Cajamarca Lola Blanco Montesinos de La Rosa Sánchez Áncash
María Eleonora Silva Silva  

Junín

Alicia Leontina Felipa Blanco Montesinos
María Mercedes Colina Lozano de Gotuzzo La Libertad
Manuela Candelaria Billinghurst Lopez  

Lima

 

Matilde María Mercedes Pérez Palacio Carranza
Juana Ubillus De Palacios Loreto
Carlota Ramos de Santolaya Piura

Fuente: JNE – InfoGob

 

¿Pero cuáles son los obstáculos que aún subsisten para la participación política plena de las mujeres? Con la legislación, se ha avanzado. Ya no tenemos hoy solo la exigencia de incluir a las candidatas en un determinado porcentaje en las listas (cuotas), sino que se exige paridad y alternancia[5]: igual cantidad de hombres y mujeres en las listas, ubicados/as intercaladamente, en todos los cargos de elección popular (fórmula presidencial, listas al Congreso de la República y Parlamento Andino, listas de consejeros regionales y regidores).

 

Esta norma parece haber ayudado. Hoy tenemos un hito histórico de presencia de mujeres en el Congreso: 49 parlamentarias de 130 (37.69%), más de 10% adicional que en el electo en el año 2020, y que supera en más de 8% el tope anterior (del periodo 2006-2011). Importante representación cuantitativa (numérica), que habrá que evaluar si se condice con representación cualitativa (defensa de agenda a favor de los derechos de la mujer).

Sin embargo, la ley, en esto como en todo, no es suficiente. Como ya se ha dicho tanto, tenemos, de un lado, los prejuicios (no solo en el Perú): 43% de mujeres y 53% de hombres creen que los varones son mejores líderes políticos que las mujeres[6]. Ya en una encuesta nacional, se constata que más de 52% (52.7%) de la población peruana considera que la mujer debe cumplir rol de madre y esposa y después sus sueños, además de la aún existente tolerancia a la violencia: castigos por la infidelidad (33.2%) y a que si una mujer se viste provocativamente busca que la acosen sexualmente (31.1%)[7].

 

Luego están los tiempos: Las mujeres, también derivado de los prejuicios, dedicamos más tiempo al trabajo doméstico no remunerado (39 horas frente a las casi 16 de los hombres), pero además trabajamos en labores remuneradas, lo que hace que, en la práctica, trabajemos casi 10 horas más[8]. Ello sin medir los impactos diferenciados frente a la situación de la pandemia: dedicación adicional a la atención de la familia en el hogar (incluido el apoyo a la educación de los hijos/as) o también el mayor impacto en el desempleo y pobreza (por a labores proclives a mayor informalidad).

 

Por si esto no fuera suficiente las condiciones tampoco ayudan: En la última elección, pese a que se contaba con 50% de candidatas al Congreso, solo tuvieron una cobertura de 35%[9] e incluso se detectan al menos 6 casos en que se detectan estereotipos de género en los medios[10]. En el año 2016, las candidaturas femeninas representaban el 39.6% y tuvieron cobertura de 29.3% en diarios, 26.5% en televisión y 20% en radio[11]. Y también, cuando aún se permitía contratar propaganda electoral directamente, según las cifras reportadas a la ONPE, en las Elecciones Generales 2011, las mujeres gastaban la décima parte que los hombres para tener espacios en televisión[12].

 

Y no hay que olvidar el acoso político, tan mencionado en estos últimos días, a propósito de un comentario injustificable por el Presidente del Consejo de Ministros hacia una congresista[13]. Las mujeres aún hoy tenemos que enfrentar esas conductas, que buscan “menoscabar, discriminar, anular, impedir, limitar, obstaculizar o restringir el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos políticos” solo por el hecho de ser mujeres, conforme se sanciona desde este año[14]. Si ya es difícil decidir postular, este tipo de conductas y hasta ataques pueden ser también un desincentivo.

 

Pese a lo anterior, y con todas estas dificultades, parafraseando el discurso inicial, aún hay mujeres que se creen -y saben- capaces y quieren intentarlo. En días como hoy, recordemos a las pioneras que, en nuestro país, lucharon para contar con más derechos políticos (como Clorinda Matto de Turner, María Jesús Alvarado y Zoila Aurora Cáceres), a quienes lucharon y siguen luchando y a quienes continuarán con la tarea, con la convicción de “querer intentarlo”. Y como dijo alguna vez Nancy Astor, primera mujer en la Cámara de los Comunes de Reino Unido, ese voto que ya conseguimos lo vamos a utilizar las mujeres “(…) y lo vamos a utilizar con inteligencia para beneficio no de unos pocos, sino de toda la sociedad” [15].

 

[1] Chisholm, Shirley (1969). “Igualdad de derechos de las mujeres”. En: Russel, Anna (2019). Aquí estoy yo. Los discursos más inspiradores de grandes mujeres. Penguin Random House, p. 82.

[2] Ello todavía excluyó a muchos ciudadanos y ciudadanas hasta que se instauró el sufragio universal mediante la Constitución de 1979.

[3] 1.89%.

[4] 4.40%.

[5] Ley Nº 31030, Ley por la que se modifican normas de la legislación electoral para garantizar paridad y alternancia de género en las listas de candidatos, publicada el 23 de julio de 2020. Cuenta con un antecedente del año 2019 en la Ley Nº 30996, publicada el 27 de agosto de 2019, que establecía más bien una aplicación progresiva de la paridad (2021: 40%, 2026: 45%, 2031: 50%) y solo para las listas de candidaturas al Congreso de la República.

[6] Fuente: ONU Mujeres (2020).  “Igualdad de género. A 25 años de Beijing: Los derechos de las mujeres bajo la lupa”.

[7] Fuente: INEI. Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (ENARES), 2019. Además, en todos los grupos etareos (desde los 9 años), alrededor del 70% de mujeres sufrió algún tipo de violencia física y/o psicológica.

[8] Fuente: I Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (2010).

[9] Fuente: JNE – Voto Informado. Monitoreo de medios.

[10] Fuente: JNE – Voto Informado. Reporte Nº 12: Monitoreo de medios de comunicación durante la primera vuelta de las EG 2021.

[11] Fuente: JNE e IDEA Internacional. “Medios de comunicación y elecciones”. Monitoreo cuantitativo de la cobertura mediática a las Elecciones Generales 2016.

[12] Fuente: IDEA (2012).

[13] Si bien el Presidente del Consejo de Ministros lo niega, el relato de la congresista es bastante consistente y lo ha reiterado en múltiples oportunidades desde que ocurrió, lo que constituyen criterios que generan verosimilitud en la denuncia en los casos de violencia contra las mujeres.

[14] Ley Nº 31155, Ley que previene y sanciona el acoso contra las mujeres en la vida política, publicada el 07 de abril de 2021.

[15] Astor, Nancy (1920). “Primera intevención en Parlamento”. En: Russel, Anna (2019). Aquí estoy yo. Los discursos más inspiradores de grandes mujeres. Penguin Random House, p. 60.

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