Con información de Infobae/ Seba Kamin
En un contexto en el cual se busca lograr frenar el calentamiento global por debajo de 1.5 grados centígrados para evitar daños catastróficos en los ecosistemas del mundo, existe una larga lista de problemáticas que todavía no están resueltas
Vivimos inmersos en un mundo cambiante, no solo por los avances en la tecnología, sino también por el ineludible cambio climático. Pocas veces la humanidad se ha enfrentado ante una amenaza de tamañas proporciones, con consecuencias que pueden no solo afectar nuestro entorno, sino la forma en la que vivimos.
La comunidad científica viene evaluando el proceso del calentamiento global desde hace más de 100 años y con sus estudios ha logrado generar un consenso interno sobre la gravedad de esta problemática. El desafío más importante y que continua hasta la actualidad, es lograr que este consenso pueda ampliarse al resto de la sociedad, principalmente a los tomadores de decisiones y a los grandes grupos económicos para poder accionar con medidas de escala global al respecto
Para entender por qué se da este aumento de la temperatura en la Tierra, es necesario conocer que existen gases que al acumularse en la atmósfera evitan que parte de la energía que llega al planeta pueda liberarse hacia el espacio. Cuanto mayor sea la concentración de estos gases, como por ejemplo la del dióxido de carbono, mayor será el progresivo aumento en la temperatura y a esto se lo conoce como efecto invernadero. Este efecto no es el único involucrado en este proceso, pero si es el de mayor peso
Existen muchas claves para entender por qué el planeta se está calentando. Entre ellas destacan:
- Aumento de la población mundial. Desde la revolución industrial, se ha observado un aumento de proporciones colosales en el número de personas que habitan este planeta, pasando de unos mil millones a los más de 7 mil millones de pobladores que hay en este milenio. Es inevitable que un incremento en el número de personas requiera de un mayor consumo y producción de bienes y servicios para mantener su hábito de vida y esto se traduce en una mayor producción de gases que repercuten en el clima. Lo que nos lleva directamente a la siguiente razón.
En el sitio web de las Naciones Unidas dedicado al estudio de la población mundial, expresaron un pequeño pero importante dedicado sobre la evolución del número de personas: “En 1950, cinco años después de la fundación de las Naciones Unidas, la población mundial se estimaba en alrededor de 2.600 millones de personas. Alcanzó los 5 mil millones en 1987 y los 6 mil millones en 1999. En octubre de 2011, la población mundial se estimó en 7 mil millones. Se espera que la población mundial aumente en 2 mil millones de personas en los próximos 30 años, de 7,7 mil millones en la actualidad a 9,7 mil millones en 2050 y podría alcanzar un máximo de casi 11 mil millones alrededor de 2100″.
- Cambio en la dieta. A pesar de que el vegetarianismo y el veganismo sean movimientos que están sumando adeptos a lo largo del globo, en los países en desarrollo se evidenció que el mejoramiento de la situación económica se traduce en un mayor consumo de carne.
Así como expuso el grupo de investigación a cargo de Muhammad Shafiullah en un artículo publicado este año en la revista Environmental Science and Pollution Research, el problema es que el ganado libera grandes cantidades de metano, que es un gas de efecto invernadero con un efecto aún mayor que el tan conocido dióxido de carbono.
- Expansión de la frontera agropecuaria. Como paso obligado a una mayor producción ganadera, se necesita una mayor producción agrícola para alimentar a esos animales. Para producir un solo kilogramo de carne, se requiere de muchísimos kilogramos de alimento, ya sean vegetales, gramos o semillas.
Es una producción que a nivel de recursos utilizados resulta sumamente ineficiente a comparación de los nutrientes que puede aportar el uso de esos mismos terrenos para el cultivo de frutas, verduras o legumbres para consumo humano
- Disminución de los hielos. Ya sea en los casquetes polares o en los glaciares continentales, existen registros de una fuerte disminución en el área ocupada por los hielos. Por sus características físicas, el hielo refleja una parte de la energía que llega al planeta desde el Sol. Al disminuir la superficie que ocupan, la Tierra ahora absorbe cada vez más de esta energía. El caso del Ártico es paradigmático.
“Un indicador dramático del cambio climático global es la pérdida acelerada del hielo marino del Ártico. Durante las últimas décadas, la extensión del hielo marino del Ártico ha disminuido en todas las estaciones, con la disminución más fuerte observada en septiembre, el final de la temporada de deshielo de verano”, afirmó en un reporte del 2018 de la Unión Europea de Geociencias (EGU) el científico Alek A. Petty.
- Subsidios a los combustibles fósiles. A pesar de que el efecto de la quema de combustibles fósiles en el aumento de la temperatura media del planeta es innegable, todavía es una industria que recibe millones de dólares de subsidios por segundo. Un cambio en la dirección de estos fondos hacia las energías renovables como la eólica y la solar tendría un gran efecto en mitigar la problemática.
- Retroceso del permafrost. Existen regiones como Siberia que presentan una cobertura del suelo total por parte de los hielos hace miles de años. Debajo de esta capa de hielo que está presente a lo largo de todo el año, se encuentran depósitos de metano que se liberan y contribuyen al efecto invernadero
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