Con información de RFI
En Francia, hasta hace poco era común ver en los estantes de los supermercados calabazas, pepinos, plátanos y tomates envasados en plástico. Además de suscitar la perplejidad cuando contienen tres trozos de manzana o naranja, los envases de plástico que contribuyen a contaminar el medioambiente serán pronto un objeto del pasado. Es precisamente para remediar a los excesos del consumismo y del marketing, que Francia acaba de prohibirles.
En virtud de la llamada ley contra el desperdicio y para la economía circular, el gobierno de Emmanuel Macron ha eliminado gradualmente los productos de plástico que formaban parte de nuestro cotidiano a pesar de su peligrosidad para el ecosistema. En un informe entregado al senado francés en 2019, expertos independientes alertaban sobre el entierro de 900.000 toneladas de plástico anualmente en Francia.
Tras prohibir las bolsas de supermercados en 2017 y los cubiertos de un solo uso en 2020, desde el 1° de enero de 2022 se prohíbe también el embalaje de plástico para una treintena de frutas y verduras. La nueva ley abarca también los confettis, las pajitas (o sorbetes), las tapas de vasos desechables y los palillos para revolver el café.
A la salida de un supermercado del sur de la capital francesa, Nathalie, una clienta aplaude la decisión: «No entiendo por qué hemos esperado tanto tiempo para prohibir estos envases de plástico. Son una aberración.” “No digo que dejé de usar totalmente los plásticos. Pero si veo cuatro manzanas o tes kiwis embalados en plásticos, no los compro”, dice a RFI.
Unos minutos después, sale otro cliente, Jean-Yves con un paquete de manzanas en las manos.
«Acabo de comprar verduras empaquetadas en una caja de cartón. Es mejor para el reciclaje, supongo. Y utilizo una bolsa de tejido que puedo reutilizar, ya me adapté para no usar plásticos”, asegura.
Alexandre, otro cliente, estima que “debemos ir más lejos: y quizás resistir a los lobbies que nos incitan a utilizar tantos empaques. Cuando saco mi basura, me doy cuenta que aún usamos mucho plástico. Trato de evitarlos, pero no siempre es posible para algunos productos que me gustan. Por otra parte, compro a granel en una tienda de frutas y verdura”.
Prohibir los plásticos desechables era una petición de larga data de los ecologistas. Pero la medida no satisface a todo el mundo.
«Yo lo veo como una restricción adicional para los consumidores. Siempre tendremos que embalar los productos”, estima una jubilada. “Además, hay personas mayores que no saben cómo pesar sus productos. El plástico es práctico, pero supimos prescindir de las bolsas de plástico, entonces quizás nos acostumbraremos a prescindir de estos envases también… Es para el planeta, no nos queda de otra«, agrega.
El sector de frutas y hortalizas ha sido el más crítico contra esta medida. Algunos productores invirtieron en máquinas empacadoras de frutas de hasta 100.000 euros. Una empresa del valle del Loira que produce decenas de miles de toneladas de manzanas anualmente y que introdujo un embalaje 100% de cartón hace 3 años, estima que sus costes de embalaje se han disparado en entre 20 y 30%.
Por su parte, los productores de fresas o frambuesas obtuvieron concesiones: tendrán plazos adicionales para buscar alternativas al plástico. Y la ley solo concierne los lotes de menos de 1,5 kg de frutas y verduras.
Los productores de plástico, críticos también de esta nueva ley, aseguran por su parte que hay que poner el énfasis en el reciclaje.
Nathalie Gontard, especialista en reciclaje en el Instituto nacional de agronomía INRAE, estima, por el contrario que el mejor plástico es el que no se produce. «De momento no existe ningún ciclo de reciclaje completo para los plásticos”, recuerda la especialista.
“Tomemos el ejemplo de una botella de plástico: el mejor reciclaje consiste en triturarla en limpiarla y descontaminarla para volver a fabricar una nueva botella. Es el llamado reciclaje mecánico, el más común, pero que solo representa el 1% del total de los plásticos. Sin embargo, este procedimiento no puede funcionar de manera indefinida, solo funciona una, dos o trs veces. Luego, esta botella de agua será transformada por ejemplo en un suéter, ¡pero no está bien! Porque implica reemplazar a materiales como el algodón o la lana que no causan ningún daño ecológico, y se destruyen sectores económicos. Entonces no se puede hablar de reciclaje para el plástico”, detalla a RFI.
De aquí al 2040, el gobierno francés prevé un plan gradual de eliminación de varios productos hechos con plástico: en 2022 se prohibirán las bolsitas de té e infusiones embaladas con plástico. Luego, les tocará el turno a los envases alimenticios utilizados en comedores escolares, y centros salud.
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