Con información de RFI
El senador y exguerrillero Gustavo Petro fue el gran vencedor en las elecciones el domingo en Colombia: no solo obtuvo la nominación de la izquierda, sino que impulsó su avance inédito en el Congreso, sobre la derecha en el poder, de cara a las presidenciales del 29 de mayo.
Tal como se esperaba, el candidato de 61 años se impuso en las primarias o consultas partidistas que se llevaron a cabo simultáneamente con los comicios para renovar las dos cámaras del Congreso de casi 300 escaños.
Petro obtuvo 4,4 millones de apoyos contra 778.000 de la ambientalista afrodescendiente Francia Márquez, para alzarse con la candidatura presidencial del Pacto Histórico, la alianza de izquierdas, por una ventaja de 66 puntos porcentuales, según el cómputo oficial del 98% de las mesas.
Al mismo tiempo, con el 98% del escrutinio, la coalición que lidera Petro se proyecta como la primera fuerza del Senado junto a los conservadores, con 16 escaños cada uno, y por delante de los liberales (15).
En la cámara de diputados el Pacto Histórico obtiene 25 de las 165 curules, detrás de los liberales (32) y empatada con los conservadores, de acuerdo con la Registraduría Nacional.
Petro fue el aspirante presidencial más votado y festejó con sus partidarios en un hotel de Bogotá. Emocionado y rodeado de Márquez y los demás rivales en las primarias, señaló: «el Pacto Histórico ha logrado el mejor resultado del progresismo en la historia de la República de Colombia».
Tenemos 17 senadores y 25 representantes a la Cámara. Entrego al país la bancada progresista más grande desde la expedición de la Constitución del 91.
Hoy es posible que un Frente Amplio Democrático, tenga la mayoría absoluta del Congreso.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 14, 2022
Las fuerzas de izquierda conquistaron al menos 41 asientos en ambas cámaras, más del triple que en las pasadas legislativas y por encima de las 17 que obtuvieron en 2006, hasta entonces su mejor resultado.
El Pacto Histórico podrá muy seguramente sumar el apoyo de Comunes, el partido de izquierda surgido del acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC y que, por cuenta de ese pacto, tiene reservados diez escaños. El centro se perfila como la tercera fuerza.
Al frente de todas las encuestas de intención de voto para las presidenciales, Petro enfrentará al ex alcalde Federico Gutiérrez, de 47 años, vencedor en las primarias de la coalición de la derecha, y al matemático y exgobernador Sergio Fajardo (65), quien representará a las fuerzas de centro.
El cuadro de presidenciables lo completan Óscar Iván Zuluaga, por el Centro Democrático, partido en el poder; el independiente Rodolfo Hernández e Íngrid Betancourt, excandidata y ex rehén de la extinta guerrilla de las FARC. Los tres se abstuvieron de ir a primarias y compiten con el aval de sus partidos o de firmas.
Posible fenómeno electoral
Unos 39 millones de colombianos estaban habilitados para votar este domingo. La autoridad electoral todavía no ha informado sobre el nivel de abstención, que históricamente ha rondado el 50%.
Ahora Petro ambiciona con llegar al poder en una primera ronda. «Estamos ad portas de ganar la presidencia de Colombia en la primera vuelta«, les dijo a sus seguidores. En caso de sumar la mitad más uno de los votos, evitaría una segunda vuelta prevista para el 19 de junio.
El triunfo de Petro supone también un castigo para el Centro Democrático, el partido fundado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) y que llevó al poder al conservador Iván Duque, quien terminará en agosto su mandato de cuatro años hundido en la impopularidad.
Desplazada por la izquierda, esa fuerza de derecha pasó de 51 parlamentarios a 30. Uribe renunció al Senado tras obtener la mayor votación en 2018, forzado por una investigación judicial por presunta manipulación de testigos.
Petro, que en 2018 perdió el balotaje con Duque, asoma como el fenómeno electoral de esta campaña, en un país empobrecido por la pandemia, con un desempleo de casi el 15% y azotado por el repunte de la violencia que siguió al acuerdo de paz con las FARC y la inseguridad en las ciudades.
El también exalcalde de Bogotá, que dejó las armas en 1990 para iniciar una fulgurante carrera en el Congreso, se encamina a capitalizar el descontento social patente en las masivas protestas de los últimos años contra el gobierno, que fueron duramente reprimidas.
Petro promete distanciarse de las élites tradicionales y encabezar un gobierno de ruptura y de reformas con acento en el cuidado del medioambiente.
Con AFP
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