Por Vlado Castañeda
Las elecciones municipales y regionales nos dejaran después de este 02 de octubre, mas de 1800 alcaldes con sus respectivos regidores y regidoras, así como los gobernadores (siempre y cuando no vayan a segunda vuelta, en virtud de no superar el 30% de votos válidos) y sus respectivos consejeros (as) regionales; pero además de ello toca subrayar la relevancia de la responsabilidad del elector y de los elegidos, pues entorno a ello también se abre un nuevo momento de compromisos ciudadanos y de confianza democrática; en la perspectiva de contribuir a la gobernabilidad de nuestro sistema.
Desde los electores si bien el compromiso esta en elegir bien en base a un voto informado; es necesario que se comprometan cívicamente con su rol ciudadano, a través de un involucramiento participativo en los asuntos públicos y con una vigilancia social continua al cumplimiento de los compromisos políticos que las autoridades elegidas han hecho desde las campañas y que seguro harán ya dentro de su gestión gubernamental.
Para ello es preciso que los ciudadanos tengan presente la agenda publica de sus necesidades y expectativas; en base a lo cual ejerzan la incidencia pública necesaria para que las nuevas autoridades cumplan con sus promesas electorales y cuando estén en funciones dentro de los gobiernos locales y regionales alineen sus políticas a las realidades y diversidad territorial y social. La idea es que tengamos un gobierno regional y local en sintonía con lo que requiere su población.
Esto debe propiciar que la agenda política que se visualice en la futura gestión de los consejos municipales y consejos regionales, se enfoque en la labor fiscalizadora teniendo como base programática la generación de resultados y la satisfacción requerida por la población; en aspectos donde la gestión pública local y regional debe puntualizar sus prioridades como son las vulnerabilidades sociales (problemas de salud, pobreza, desempleo, inseguridad alimentaria, inseguridad ciudadana, entre otros factores específicos) y por otro lado las contracciones y vaivenes de la economía en el territorio (inflación, baja productividad económica, comportamientos variables de la demanda y la oferta en los mercados, reducción de las oportunidades de crecimiento, entre otros).
Además se recomienda que las nuevas autoridades y funcionarios regionales y locales deben tener en cuenta a todos los actores políticos que tienen en su entorno de funcionamiento, para que valorando su posición e interés de acuerdo a sus mandatos institucionales o representaciones de la sociedad; se pueda hacer una gestión regional y municipal con estrategias alineadas a las prioridades que marque la agenda política con la finalidad de ir haciendo una gestión pública con mayor confianza y legitimidad, que conlleve generar la gobernabilidad en la acción de gobierno y su relación con la población. Asi tendremos autoridades conectados y cercanos con la población y su desarrollo.
Es decir en los próximos 4 años, los electores deben centrar su preocupación en observar, incidir y vigilar el actuar de los elegidos, para que estos cumplan con su oferta electoral y en base a la realidad institucional del gobierno regional o gobierno local, mejoren el desempeño político y técnico de sus ámbitos de gobierno. Mientras que los elegidos deben preocuparse por una adecuada asignación, distribución y uso de recursos; mejorar el desempeño en cerrar brechas (a nivel de infraestructura, servicios y resultados en la población) y recuperar condiciones de crecimiento y desarrollo de las personas que viven en el territorio.
En diferentes partes del país, en estas dos últimas semanas del procesos electoral hemos visto una serie de debates y presentación de candidatos(as), con múltiple opciones o alternativas de solución para abordar los problemas de la población; por ello se hace imperioso no sólo hacer un voto responsable y un voto informado; sino también estar mirando permanentemente la trayectoria política, técnica, económica y de integridad que sigan las autoridades locales y regionales a partir de enero del 2023; observando su buen actuar y su buen gobierno, en la tónica de que ello contribuya recuperar la credibilidad en la política.